Seguro que ya sabes calcular las probabilidades de muchos sucesos aleatorios, ya podrías decidir entre distintas opciones que te propusieran, calculando las probabilidades de que ocurran los distintos sucesos. Está claro que si tienes una bolsa con una serie de bolas que sabes cuáles son, es fácil calcular cuál es la probabilidad teórica de que salga una bola de cualquier color, pero el problema es que en la vida corriente no es fácil conocer cuál es la probabilidad de que ocurra un suceso, por ejemplo, la probabilidad de que elegido un recién nacido en un gran hospital, sea niña o niño.
Muchas veces la probabilidad de que ocurra un suceso se hace coincidir con su frecuencia relativa. Por ejemplo, antes hemos hablado del porcentaje de personas que leían El País en una determinada ciudad, lo lógico es suponer que si elegimos una persona al azar, la probabilidad de que esa persona lea el periódico coincide con su proporción, como hemos hecho en el caso anterior. Por eso, cuando no sabemos exactamente la probabilidad de un suceso, la sustituimos por la frecuencia relativa de cualquier estudio que conozcamos.
A veces esos estudios estadísticos vienen referidos a dos variables distintas y están distribuidos en una tabla.