Un autor que no buscó (y no obtuvo) la fama:
Pausanias, aunque el primero, no es un autor de guías de viaje exhaustivo al uso actual: no se interesa solo por lo que considera importante o precioso, sino por lo extraño y aparentemente sin valor para nosotros. Le gusta contemplar algunas maravillas naturales, contar las señales que evidencian la proximidad de un movimiento sísmico, el ritmo de las mareas, hablar de los helados mares del norte, del sol del mediodía que en el solsticio de verano no deja sombra alguna en Syene (Aswan)… Pero en modo alguno es un naturalista: cierto que también de vez en cuando dedica unas líneas al paisaje, los pinos en las costas de la Élide, los ciervos y los osos salvajes en los robledales de Seliana, por ejemplo. Es sobre todo al final de su obra cuando se ocupa de los productos de la tierra, como las fresas del Helicón, los dátiles de Áulide, el aceite de oliva de Tithorea… Lo suyo, en lo que de verdad se encuentra más cómodo, es la descripción del arte sacro y la arquitectura, como las de Olimpia y Delfos. Incluso en las más recónditas regiones de Grecia, le fascinan toda clase de imágenes primitivas de dioses y todo tipo de objetos misteriosos y sagrados. En Tebas describe los escudos de los que lucharon en Leuctra, las ruinas de la casa de Píndaro, las estatuas de Hesíodo, Arión, Tamiris y Orfeo en el bosque de las Musas en el Helicón; los retratos de Corina en Tanagra y de Polibio en las ciudades de Arcadia. Tiene vocación de anticuario: prefiere lo viejo a lo nuevo, lo sagrado a lo profano. Hay mucho más acerca del arte de su época, templos, imágenes de los dioses, que sobre edificios públicos y estatuas de políticos. No menciona siquiera algunos edificios magníficos aunque para él modernos, como la Stoa de Atalo en Atenas o la Exedra de Herodes Ático en Olimpia. En ocasiones detiene una descripción para narrar un mito o un ritual. Sus descripciones son planas, carecen de relieve, pero proporcionan una impresión visual, incluso táctil. Los restos y las ruinas corroboran su veracidad. Sincero, honrado, a veces confiesa su ignorancia y no duda en citar sus fuentes cuando toma prestados conocimientos de otros autores. Descripción de Grecia es una obra en diez volúmenes que no fue reconocida en su momento. No se habla de ella hasta el siglo VI, y hay muy pocas menciones en la Edad Media. Pudo haberse perdido por su escaso eco. Los únicos manuscritos de Pausanias de que disponemos son tres del siglo XV, llenos de errores y lagunas, copias a su vez de un único manuscrito que sobrevivió a los tiempos. No tuvo mejor ventura en tiempos modernos, hasta que los descubrimientos de los arqueólogos lo han dado por exacto y cierto.
Quizás sea normal: los viajes, hasta el momento en que comenzó a existir la ciencia de la arqueología, no tenían la finalidad de conocer el pasado y lo que las ruinas nos enseñan sobre la historia de los seres humanos, su vida y sus creencias. Hasta el siglo XVIII, se viajaba sobre todo en busca de riqueza o aventuras. El mismo sentido habría tenido una guía de las mejores playas, o menos todavía: hasta nuestros días, nadie se habría interesado por ella.
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