La literatura a partir del siglo IV: La oratoria. La importancia de hablar bien
Actividad de lectura
El duque de York se convirtió en rey de Inglaterra con el nombre de Jorge VI (1936-1952), tras la abdicación de su hermano mayor, Eduardo VIII. Su tartamudez, que constituía un gran inconveniente para el ejercicio de sus funciones, lo llevó a buscar la ayuda de Lionel Logue, un experto logopeda que consiguió, empleando una serie de técnicas poco ortodoxas, eliminar este defecto del rey. (FILMAFFINITY)
¿Qué importancia podía tener que el rey pudiera hablar adecuadamente en público? ¿Qué obstáculo podía suponer su tartamudez?
El lenguaje verbal en la vida de los seres humanos tiene una importancia fuera de toda duda. Por medio del lenguaje nos comunicamos, nos informamos, trabajamos e interactuamos. Cuando hay trastornos en la capacidad de expresarnos verbalmente se producen serias limitaciones en la vida y la relación social.
Hay además roles que requieren especiales habilidades verbales: la simple atención al público, cuanto más trabajos en las que el don de la palabra supone un mínimo de un 80% del éxito profesional: juristas, políticos, altos cargos eclesiásticos...
"El que habla bien, piensa bien.
El que piensa bien, vive bien".
M.San Martín
¿Qué es la oratoria?
Un discurso leído es, como mucho, una bella confesión de impotencia.
La oratoria es un género literario en prosa que, como manifestación práctica de la retórica, nació alrededor de la mitad del siglo V a. C., aunque los primeros discursos elaborados literariamente no comenzaron a publicarse por escrito hasta comienzos del siglo IV a.C. La oratoria ocupaba un papel decisivo en la vida pública de la polis y se desarrolló siguiendo el patrón de dos figuras, la del maestro (un ῥῆτωρ, rétor, o sofista instructor en el arte de la retórica) y la del discípulo (el orador que tenía que pronunciar un discurso). Existían maestros a sueldo que enseñaban a ser oradores y que transmitían el qué, el cómo y en qué orden debían expresarse aquellos que tuvieran la obligación de hablar en público en los diferentes contextos cívicos en Atenas (judiciales y políticos).
Conocéis ya el que quizás sea el más famoso de los discursos pronunciados en la historia de la democracia ateniense:
"Resumiendo, afirmo que la ciudad toda es escuela de Grecia, y me parece que cada ciudadano de entre nosotros podría procurarse en los más variados aspectos una vida completísima con la mayor flexibilidad y encanto. Y que estas cosas no son jactancia retórica del momento actual sino la verdad de los hechos, lo demuestra el poderío de la ciudad, el cual hemos conseguido a partir de este carácter. Efectivamente, es la única ciudad de las actuales que acude a una prueba mayor que su fama, y la única que no provoca en el enemigo que la ataca indignación por lo que sufre, ni reproches en los súbditos, en la idea de que no son gobernados por gentes dignas. Y al habernos procurado un poderío con pruebas más que evidentes y no sin testigos, daremos ocasión de ser admirados a los hombres de ahora y a los venideros, sin necesitar para nada el elogio de Homero ni de ningún otro que nos deleitará de momento con palabras halagadoras, aunque la verdad irá a desmentir su concepción de los hechos; sino que tras haber obligado a todas las tierras y mares a ser accesibles a nuestro arrojo, por todas partes hemos contribuido a fundar recuerdos imperecederos para bien o para mal".