Resumen
Importante
Las migraciones no son un fenómeno nuevo, han existido siempre. Hoy en día este proceso se ha acelerado y está muy presente en los medios. Hay que distinguir entre emigración o salida de habitantes de un territorio e inmigración o llegada de emigrantes.
En la actualidad los lugares de destino de las migraciones son los países desarrollados de Europa, norteamérica y Australia en un proceso que se inició a finales del siglo XIX con la mejora de los transportes marítimos.
Aunque la mayor parte de las migraciones atiende a motivos económicos (búsqueda de trabajo o mejora de la calidad de vida) hay que distinguir varias causas que motivan estos desplazamientos como la emigración política que puede dar lugar a refugiados y desplazados o a otras causas en forma de catástrofes naturales que fuerzan al desplazamiento de grandes masas de población. Se les denomina refugiados medioambientales.
Las migraciones generan toda una serie de consecuencias tanto negativas como positivas.
Para los países receptores o de llegada, las migraciones tienen consecuencias positivas (se rejuvenece la población, el trabajo de personas inmigrantes mejora la economía y se enriquece culturalmente) y consecuencias negativas (si la llegada es masiva y sin control, pueden aparecer barrios marginales de inmigrantes, el racismo, la xenofobia y la posible explotación laboral de inmigrantes por su necesidad).
Para los países emisores o de partida, las migraciones tienen consecuencias positivas (envían dinero a sus familias, al irse disminuye el paro y los conflictos sociales) y consecuencias negativas (al irse los más jóvenes la población envejece, se pierde mano de obra cualificada, muchas familias quedan rotas para siempre).
España ha sido tradicionalmente un país de emigrantes, desde moriscos y judíos expulsados a emigrantes al Nuevo Mundo a lo largo de la Edad Moderna. La emancipación de colonias americanas y la crisis de final de siglo en España dió lugar a una nueva oleada migratoria principalmente a Argentina y Brasil. En el siglo XX la Guerra Civil y la posguerra dió lugar a la salida de miles de españoles fuera de nuestras fronteras, en primer lugar a América y desde los años cincuenta a una Europa necesitada de mano de obra tras la Segunda Guerra Mundial. Paralelamente dentro de nuestras fronteras asistimos a un éxodo rural desde regiones agrarias a zonas industriales del norte de España.
La crisis industrial de 1975 detuvo este flujo y la recuperación económica del último cuarto del siglo XX invirtió los términos pasando a ser un país receptor de emigrantes. Tanto de inmigrantes norteafricanos, subsaharianos, sudamericanos y de Europa del Este que buscan empleos principalmente precarios hasta ciudadanos de la Europa comunitaria que acuden atraídos por el clima y costas de nuestro país.
Sólo la crisis de 2009 y el enorme desempleo juvenil ha vuelto a mostrar la cara negativa de este fenómeno en forma de salida de jóvenes cualificados a países desarrollados.
Hasta la Edad Contemporánea Hasta la Edad Contemporánea Andalucía ha sido tierra más de inmigración que de emigración.
Fue hasta el último tercio del siglo XIX cuando la economía española pierde el tren de la modernización industrial y la crisis se extiende también al campo y a la agricultura. Principalmente fueron los andaluces de las provincias orientales con una estructura de la propiedad más minifundista son los que más emigran ya que estas pequeñas propiedades le permiten recabar el dinero suficiente para emprender el viaje de modo que hacia 1930 medio millón de andaluces habían salido fuera principalmente a Sudamérica y Argelia.
Un segundo ciclo tuvo lugar durante la Guerra Civil y la posguerra a causa de la represión política y la crisis económica. A Brasil, Argentina y México hay que añadir Venezuela por el boom petrolífero de este país en los años 50 y 60. En esta década se inicia con fuerza la emigración a regiones industriales de España y sobre todo a los países europeos que requerían mano de obra para su acelerado desarrollo económico.
La recuperación económica de finales de siglo convierte a nuestra comunidad en un lugar de acogida de inmigrantes, aunque la última crisis económica ya en el siglo XXI ha vuelto a disparar las cifras de andaluces que salen de la comunidad en busca de empleo.
