1.1 La primera Guerra Púnica
La guerra estalló como consecuencia de la ocupación de Mesina por parte de mercenarios campanos que se llamaban mamertinos y que estaban al servicio del Tirano de Siracusa, Agatocles. Su sucesor, Gerón, los amenazó con someterlos; por ello los mamertinos pidieron ayuda a los cartagineses. Al sufrir la opresión de los cartagineses, los mamertinos pidieron ayuda a su vez a Roma. Los romanos intervinieron con el apoyo de Gerón, que tenía miedo de perder el control de su ciudad con la intervención romana.
Este fue el detonante del primer enfrentamiento de Roma con Cartago que tuvo lugar en el mar de Sicilia. En realidad, como es frecuente en la historia de los pueblos, la causa real de la guerra en Sicilia era el control de la isla por su posición estratégica en medio del mar Mediterráneo y por ser una importante productora de cereales, fundamentales para la economía, tanto de Roma como de Cartago.
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Primera Guerra Púnica: la isla de Sicilia |
Cartago partía con ventaja, pues tenía la mejor flota del Mediterráneo
occidental, mientras que Roma no tenía flota, pues era una potencia
exclusivamente terrestre.
Hubo numerosas batallas navales antes de llegar a la definitiva. En el
260 a. C., cerca de Milazzo, Gaio Duilio obtuvo la primera victoria
marítima contra los cartagineses. En el 256 a. C. Atilio Régulo llevó
la guerra a África y, tras obtener una victoria, obligó a los
cartagineses a pedir la paz. Sin embargo, Régulo impuso condiciones
excesivas que provocaron la rebelión de los cartagineses y la expulsión
de los romanos. Fue célebre la muerte de Régulo: los cartagineses lo
encerraron en una cuba llena de púas y lo tiraron por un barranco.
Por fin, en el 241 a. C., Cátulo consiguió ganar definitivamente a los cartagineses por mar cerca de las Egades, islas ubicadas en la costa oriental de Sicilia. Las condiciones de paz fueron muy duras: Cartago perdió Sicilia, que pasó a estar bajo el control de Roma; pero, además, Roma se hizo con las islas de Cerdeña y de Córcega, por lo que prácticamente todo el Mar Tirreno estaba bajo su control. Estas tres islas fueron organizadas en provincias y asignadas a un pretor (es decir, un gobernador).

En primer lugar, es sabido que los romanos no eran buenos marinos: si en las batallas terrestres eran casi invencibles, en el mar no poseían ni conocimientos tecnológicos para construir barcos, ni tácticos para luchar con los barcos (conocimiento del mar, de maniobra, de abordaje, etc.). Por ello, construyeron sus barcos utilizando como modelo las embarcaciones que habían incautado a los cartagineses. También equiparon sus barcos con un nuevo sistema de abordaje llamado corvus-i, m. = cuervo. Era una especie de torreta abatible dotada de garfios: una vez que el barco enemigo estaba cerca, se bajaba el cuervo que se amarraba al barco enemigo con los garfios. De esa forma se creaba una pasarela por la cual los soldados romanos podían pasar al otro barco y luchar fácilmente sobre él.
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Reconstrucción de un corvus en una trirreme romana |
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Murex Brandaris, vulgarmente conocido como "cañailla" |

Verdadero Falso
Verdadero Falso
