2.2. El descanso del campesino: misa y fiestas populares

Para empezar este apartado hemos pensado que lo mejor es relajarse viendo un vídeo estupendo: la voz de Lole Montoya acompañado por pinturas de la época, todas vinculadas al inicio de las vanguardias, entre otras del pintor francés Edouart Manet o del catalán Antoni Miró.

Seguramente una vez lo hayas visto, estarás más descansado y tendrás más ganas de enfrentarte a lo que queda (que ya no es mucho).


Basilica Sta María la Real, Covadonga. 1877 - 1901
Basílica de Santa María Real en Covadonga. 1877. Archivo de Wikimedia Commons bajo licencia C.C
Un país que durante tantos años ha sido el defensor del catolicismo, que se ha enfrentado a tantos países por la defensa del altar, no iba a perder semejante influencia en apenas unos años.
Es cierto que los distintos gobiernos liberales del siglo XIX trataron, en mayor o menor medida, de ir quitándole peso e influencia a la Iglesia a través de la secularización del estado y de la sociedad. Algunos ejemplos de esto serían:
  • Abolición del tribunal de la Inquisición (que tanto daño había hecho a la sociedad más libre de nuestro país).
  • Expulsa a los jesuitas (aunque esto no es necesariamente un gesto de avance ideológico por parte de la Corona española)
  • Desamortizaciones.

Pero esto nunca pudo llegar a hacerse de forma definitiva. Incluso una constitución tan liberal como la de 1812 admitía a la religión cristiana como la única posible dentro de nuestras fronteras.

Además, y sobre todo, todas estas medidas no consiguieron acabar con la influencia eclesiástica en la sociedad rural. Ésta había calado tan hondo en tantos siglos de permanencia que, difícilmente, iba a desaparecer en pocos años. Su peso en el pueblo es tal que, como has visto, la revolución de 1812 por la independencia pretende, devolver España a sus dueños originales: el trono y el altar.

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Pre-conocimiento

Curiosamente la Iglesia va a seguir manteniendo su influencia en algunas de las cuestiones más importantes de la vida de cualquier territorio: las fiestas y costumbres populares. La mayoría de las tradiciones que se celebran en España durante el siglo XIX tiene mucho que ver, de un modo u otro, con la religión: las fallas de Valencia, el 19 de marzo, día de San José, las fiestas del Pilar, el 12 de octubre en Zaragoza, las fiestas dedicadas a San Fermín, de un origen anterior pero que durante el XIX se celebran regularmente, la feria de Córdoba, que está dedicada a Nuestra Señora de la Salud y que en el siglo XIX recibe su emplazamiento definitivo, la de Almería, dedicada a la virgen del Mar, que se convierte en Patrona de la ciudad o el Cascamorras en Baza (aunque su origen parece ser anterior, los periódicos del siglo XIX hablan de su existencia) que está relacionado con la Virgen de la Piedad y que se celebra en septiembre.

Por supuesto una de las celebraciones de más peso durante el siglo XIX (y el XX, al menos en nuestra comunidad) será la Semana Santa, para la que la llegada del romanticismo supuso un empujón fundamental, llevando a los cortejos procesionales a algo muy parecido a lo que conocemos hoy día.

Semana Santa Cascamorras. Baza
Ilumninando el camino. Imagen de Crisologo en Flckr bajo licencia C.C
Cascamorras. Baza. Imagen de peppino en Flickr bajo licencia C.C

 

Fiestas del Pilar de Zaragoza Fallas de Valencia
Fiestas del Pilar de Zaragoza. Imagen de A.www.viajar24h.com en FLickr bajo licencia C.C Las Fallas de Valencia. Imagen de stvcr en flickr bajo licencia C.C

 


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Pre-conocimiento

Otras fiestas tienen otro tipo de carácter, como el conmemorativo: la feria de Málaga, que se enmarca para celebrar el IV aniversario de la entrada de los Reyes Católicos en Málaga allá por el año 1487, o puramente comercial, como la feria de Sevilla, que surge como una feria del ganado (y que, por si no lo sabías, fue fundada por un vasco y por un catalán) en el año 1846.

Antigua portada de la feria de Sevilla Portada de la feria de Málaga
Antigua portada de la feria de Sevilla. Archivo de Wikimedia Commons bajo licencia Creative Commons. Portada de la feria de Málaga. Imagen de micheleska bajo licencia Creative Commons.

No podemos hablar de las costumbres populares y de la cultura popular del siglo XIX sin hablar del flamenco. No está claro cual es su origen pero sí parece evidente que el momento en que éste comienza a tomar la forma tal y como hoy lo conocemos es durante el siglo XIX. La unión de músicas folklóricas como los verdiales, los fandangos, las seguiriyas o las alegrías de Cádiz, va a ir conformando este arte que, poco a poco van saliendo del ámbito más local para ir llenando los primeros cafés cantantes puramente flamencos allá por la segunda mitad del siglo XIX.

A continuación te ponemos un vídeo que creemos te va a gustar: un montaje con pinturas del catalán José Llovera Boffil (pintor que vive durante el siglo XIX) y un cante por alegrías de La Perla de Cádiz y María Vargas.


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Actividad

A pesar de los intentos por secularizar las estructuras del estado y las leyes, la Iglesia continúa teniendo un gran peso en la sociedad durante gran parte del siglo XIX.

Decisiones como la abolición de la Inquisición y las desamortizaciones debilitaron a la Iglesia, pero no el fervor que parte de los ciudadanos seguían confiriéndole.

La mayor parte de las fiestas que surgen o se mantienen en el siglo XIX tienen un origen religioso evidente.

El siglo XIX es el siglo en el que el flamenco, uno de los máximos ejemplos de nuestra cultura popular, comienza a formarse tal y como hoy lo entendemos.