1.1. El enamorado y la muerte
Hasta hace muy poco, quizá todavía, era fácil tener una abuela que cantaba romances y que se peleaba con su vecina recordando el final de un verso. Te contaban que los cantaban de niñas mientras jugaban y después mientras cosían, hablaban de un ciego que se llevaba unas monedas cantándolos en el Paseo.
Daba vértigo pensar que esa tragedia un poco desafinada había
sido transmitida desde la Edad Media. Día a día, generación tras
generación habían ido pasándose una melodía cantada regular, y
una historia a la que le cambiaban un nombre, o le añadían un
detalle. Si no has conocido a esa abuela, podrás disfrutar con esta
historia de amor y suspense que canta Amancio Prada acompañado de
una zanfona.
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Para saber más
Las canciones de goliardos, originarias de Alemania, eran cantadas por estudiantes o clérigos mendicantes que migraban de una escuela a otra en los tiempos anteriores a la fundación de las universidades permanentes. Su modo de vida errante e informal es celebrado en las numerosas canciones recopiladas en manuscritos donde el vino, el amor y la sátira son los temas estrella. Apenas tienen notación musical.
Uno de estos libros recopilatorios del siglo XII-XIII es Carmina Burana. Fue encontrado en el siglo XIX en una abadía alemana. Con algunos de esos textos, Carl Orff compuso en 1935-36 la obra homónima que hemos escuchado en el tema1.