1. Cambios económicos y sociales tras la expansión territorial
Tras la segunda Guerra Púnica y a lo largo del siglo II a. C., los dominios de Roma siguieron extendiéndose tanto hacia Oriente como hacia Occidente.
La expansión hacia Oriente se manifestó a través de las dos Guerras Macedónicas (entre 215 y 196 a. C.) y de la Guerra Siríaca (191 - 188 a. C.) en las que Roma salió victoriosa. A raíz de estas guerras, Grecia perdió su libertad y pasó a estar bajo el control de Roma; si su conquista no tuvo grandes consecuencias estratégicas, sí que las tuvo a nivel cultural. En ese momento filósofos, pensadores, historiadores, oradores y maestros griegos emigraron a Roma y empezaron a influir en las costumbres, el pensamiento, la educación y la cultura de la sociedad romana; por ejemplo, se puso de moda entre las clases altas tener un preceptor griego que enseñara la lengua griega y el arte de la Oratoria. Al respecto, el político conservador M. Porcio Catón llamado el "censor" acuñó otra frase histórica: la expresión Graecia capta ferum victorem cepit ("la Grecia conquistada conquistó al bárbaro vencedor"). Con ella se pone de manifiesto el temor de una parte de la sociedad romana a una posible influencia negativa de Grecia sobre la cultura tradicional romana.
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La expansión del territorio de Roma durante la República
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Respecto a Occidente, la tercera Guerra Púnica acabó con la existencia de Cartago, pero en Hispania la población indígena no soportaba de buen grado la dominación romana. Esta situación de malestar provocó una serie de enfrentamientos a lo largo de dos siglos que retrasaron el proceso de conquista hasta el principado de Augusto (finales del siglo I a.C.), en el que definitivamente se consigue el dominio dobre Hispania en su totalidad. Sin embargo, a lo largo de todo el siglo II a. C. fueron frecuentes las rebeliones de las poblaciones hispanas que desembocaron en dos importantes guerras protagonizadas por dos pueblos que se atrevieron a rebelarse contra el yugo de Roma: los Lusitanos y los Celtíberos. Así tuvieron lugar las Guerras Lusitanas (155 - 136 a. C.), en las que se distinguió el caudillo lusitano Viriato, y las Guerras Celtibéricas (154 - 133 a. C.), que concluyeron con la toma de Numancia tras meses de un duro sitio por parte de Escipión el Emiliano, el destructor de Cartago.
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La caída de Numancia, pintura de Alejo Vera y Estaca (esta imagen o este archivo está en el dominio público pues su derecho de autor ha expirado) | Viriato, caudillo lusitano (Este archivo se encuentra bajo la licencia Creative CommonsGenérica de Atribución/Compartir-Igual 3.0) |
La expansión de Roma durante el siglo II a. C. llevó consigo serios problemas en el seno de su organización política y social; la estructura del régimen que había nacido en el 509 a. C. tras la huida de Tarquinio el Soberbio se estaba deteriorando y no estaba a la altura de los nuevos tiempos y de la complejidad del nuevo territorio sometido. Esta situación provocará la crisis de la República a lo largo del siglo I a. C.

Verdadero Falso
Verdadero Falso
Verdadero Falso

Celtíberos e íberos.
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Celtíberos y cartaginenses.
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Celtíberos y lusitanos.
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Las Guerras Celtibéricas finalizaron con la toma de la ciudad de
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