2.4. Los premios y castigos
Como en todo ejército, los soldados podían tener sus premios y castigos.
En la República las condecoraciones por acciones militares destacadas se concedían por los méritos del soldado independientemente de su rango. Normalmente estas condecoraciones solían ser una corona (corona -ae) cuya forma y material variaba según la acción por la que se concediera. Así se podía conceder una corona por haber salvado la vida de un soldado ciudadano romano (corona civica) o por haber liberado a un ejército sitiado (corona obsidionalis), o por asaltar el primero una trinchera (corona vallaris) o ascender el primero una muralla en un asedio (corona muralis). En la época imperial las coronas se reservaron a los mandos, pero los soldados podían seguir obteniendo medallas o algún otro objeto de lujo, como un brazalete.
Los soldados también recibían una parte del botín capturado en la guerra. Cuando en el Imperio se redujeron las conquistas, en época de paz, se daban pagas extras sobre el sueldo base.
Sin embargo, el mayor honor reservado para los generales era la concesión de un triunfo. El triunfo (triumphus) era una solemne entrada en Roma por la que el general al que se atribuye una victoria ante el enemigo, era recompensado, reconocido y premiado por su éxito. Para recibir un triunfo era necesario cumplir bastantes requisitos como: ser general en jefe (cónsul, pretor, dictador o emperador), haber terminado la guerra (no una batalla) o haber aniquilado a 5000 enemigos.
Hasta el momento de la procesión el general permanecía fuera del pomerio (extra pomerio), es decir, de los límites de la ciudad.
La procesión atravesaba las calles de Roma hasta el Capitolio donde se realizaban sacrificios en honor de Júpiter. Esta procesión era encabezada por los senadores y los magistrados, seguidos, entre bandas de trompetas, por los carros con el botín conquistado, estandartes, insignias, armas, prisioneros, jefes enemigos y los bueyes blancos destinados al sacrificio.
A continuación iba el general, montado en un carro con cuatro caballos blancos y vestido con la túnica (palmata) y la toga (picta) con estrellas de oro; portaba un cetro con cabeza de águila en una mano y una rama de laurel en la otra. Detrás suya le acompañaba un esclavo que le llevaba la corona de oro de Júpiter (demasiado pesada para llevarla él en la cabeza). Este esclavo le iba susurrando al oído la frase Memento (esse mortalis) "Recuerda que eres mortal", con la intención de que la gloria y la fama no se le subieran a la cabeza.
Cerraban el desfile los soldados que le gritaban "io triumphe!" y celebraban con cantos las virtudes y defectos (para evitar malas envidias) de su general.
Para aquellos que no cumplían las condiciones anteriores existía un triunfo menor denominado ovación (ovatio). La celebración de este era menos grandiosa que la que acabamos de conocer: el general entraba en Roma a pie o a caballo, con una corona de mirto (corona ovalis) y vestido con una toga praetexta.
Aunque existía la pena capital que consistía en ser apedreado hasta la muerte, normalmente por haber desertado o abandonado la vigilancia, los castigos menores eran los normales. Estos podían ir desde ser azotado o sometido a trabajos extraordinarios hasta ser degradado o licenciado de forma deshonrosa. Un tipo de castigo original era el diezmo; se aplicaba en casos de deserción o sublevación de una unidad completa y consistía en la elección de diez soldados por sorteo (de ahí su nombre) que eran ejecutados mientras que el resto tenía que sufrir castigos menores.
Era un acto oficial con carácter de fiesta religiosa, cuya celebración se trataba de un ritual de acción de gracias a Júpiter Optimo Máximo, patrón de la ciudad, por los buenos auspicios recibidos en su templo el día de la partida a la batalla.
Para que la celebración de un triunfo fuera legítima, era necesario que se cumplieran las siguientes condiciones:
En relación al general: | En relación a la guerra: |
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Para saber más
Como hemos visto, cuando un general romano celabraba un triumphus, uno de los elementos del ritual era pasar por debajo de una puerta sagrada. Esta puerta monumental denominada arco de triunfo, era el monumento conmemorativo romano más característico.
Muy básicamente se trataba de un bloque arquitectónico decorado con relieves e inscripciones, y caracterizado por:
un arco sencillo de un solo vano | tres arcos, con el vano central más alto | templete, un arco en cada frente |
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Arco de Bará Imagen de Yearofthedragon en Wikimedia. Licencia CC 3.0 |
Arco de Constantino Imagen de Alexander Z en Wikimedia. Licencia CC 3.0 |
Templete de Cáparra |
Aunque inicialmente este tipo de construcción sirviera para celebrar el acto oficial y de caracter religioso por el que el ejército deponía su capacidad destructora, más tarde, se utilizó, más que para celebrar una victoria en sí, para alabar al vencedor sobre el resto de hombres, honrar al emperador como único y eterno vencedor o, en el caso de las provincias, para conmemorar un acontecimiento de la historia local.

AV - Actividad de Espacios en Blanco

AV - Pregunta Verdadero-Falso
Retroalimentación
Verdadero
La expresión extra pomoerium significa "fuera de la ciudad".Retroalimentación
Falso
Los soldados gritaban junto a los elogios, críticas y burlas para aquietar las malas envidias, detalle que resulta llamativo en una celebración de esta naturaleza y magnitud.Retroalimentación
Falso
La ovación era un triunfo menor que se concedía a los romanos. Su celebración era más modesta que la del desfile triunfal.