2. De la democracia a los sistemas totalitarios
La I Guerra Mundial supuso el hundimiento de los imperios autoritarios en Europa: Austria, Alemania, Rusia o Turquía, y reforzó el prestigio de las democracias liberales.
Pero, la postguerra significó:
• Fuertes rencores políticos entre vencedores y vencidos.
• El desequilibrio político, agravado por el Crack del 29.
• El miedo a la expansión del bolchevismo que había triunfado en Rusia.
• La inestabilidad de la democracia liberal.
La democracia liberal, generalizada después de la guerra, se mostró incapaz de resolver los desequilibrios socioeconómicos, sobre todo donde la tradición parlamentaria estaba menos arraigada.
Esto supuso la generalización de ideas anticapitalistas que van a defender un sistema de gobierno autoritario, tanto de la izquierda (Comunismo) como de la derecha (fascismo).
En este contexto
- El comunismo alcanzó el poder en Rusia
- Surgieron los movimientos fascistas que logran el poder, primero en Italia, en 1922, después en Alemania, en 1933, entre otros. Se consolidan como dictaduras totalitarias y antidemocráticas. Con una política exterior de carácter agresivo e intimidatorio, no fue frenada por el resto de los países, que se encontraban atemorizados ante la crisis económica y la revolución social.
