3. Superación de la idea de bondad natural del deporte en cuanto a la transmisión de valores éticos

Los resultados de las investigaciones sobre la actividad física y el deporte como promotor del desarrollo personal y social y la transmisión de valores, revelan que (Caballero-Blanco y Delgado-Noguera, 2014; Durán, 2006; Juliá y Prat, 2013):

  • La actividad física y el deporte no educan por sí mismo, sino que depende de la utilización que hagan de los mismos el profesor, entrenador y otros.
  • Los valores no se promocionan por el simple hecho de la práctica deportiva; mediante ésta tan sólo se ponen de manifiesto los que ya estaban afirmados en la persona que los realiza.
  • Sólo con la intención de influir positivamente mediante estrategias metodológicas, y con medios dirigidos a facilitar las interacciones, pueden promoverse valores positivos. Separar el contenido de las interacciones que se producen al llevarlo a la práctica, es olvidar la importancia de las interacciones del contexto en la transmisión de valores deseables y también renunciar al potencial educativo que contienen.
  • Para que se produzca una educación en valores es necesario establecer:
    • Un referente adulto (con formación específica).
    • Crear un clima positivo (un contexto psicológicamente seguro).
    • Implementar un programa que permita intervenir de forma sistematizada (algunos componentes que debe integrar un programa son: objetivos, estrategias metodológicas, fases de intervención, estructura de la sesión, etc.)

Importante

Los tres aspectos claves para que una intervención en el contexto deportivo promueva la transmisión de valores son: contar con un referente adulto con la formación y voluntad para implementar un programa de desarrollo positivo, crear un clima positivo (física y psicológicamente seguro) y aplicar un programa estructurado para conseguir dicho fin.