1.2. La vuelta a la calma

Para finalizar la sesión se deben incluir actividades que sirvan para adaptar el organismo desde el ejercicio físico al reposo, tanto a nivel fisiológico como psicológico. Por un lado va a servir para estabilizar los diferentes sistemas (corazón, respiración, circulación, músculos y articulaciones) y por otro, para evaluar el trabajo realizado y disminuir el grado de activación.

Importante

Al finalizar un trabajo físico muy intenso, NO PARAR NUNCA DE FORMA BRUSCA

Disminuir progresivamente la actividad va a favorecer la recuperación del organismo y evita o reduce la aparición de posibles lesiones y otros problemas de salud, como por ejemplo la hipotensión postural.

La duración de esta fase está muy relacionada con el trabajo que se haya desarrollado en la fase principal; de esta forma, si el trabajo ha sido muy intenso necesitaremos más cantidad de tiempo para disminuir de forma progresiva la frecuencia cardiaca y respiratoria, disminuir la temperatura corporal y estirar la musculatura implicada.

El tipo de actividades a incluir en esta fase son las aeróbicas de baja intensidad, preferentemente continuas, las de amplitud de movimientos, las de relajación, los juegos sensoriales y la utilización de otros elementos que de forma pasiva favorecen también la vuelta a la calma, como masajes, sauna y baños de calor.

Descenso de la presión arterial sistólica que puede producirse cuando se deja de hacer ejercicio de forma brusca y las piernas dejan de hacer la función de bombear sangre al corazón. Este síncope produce sensación de mareo o desmayo.
En una escala, 0 sería estar sentado, y 10 el máximo esfuerzo posible; una actividad aeróbica de baja intensidad sería correr, andar, bailar… con un valor 2-3.