2.2. Hidratación y actividad física

El cuerpo está constituido fundamentalmente por agua (aproximadamente el 60% del peso corporal); este líquido tiene un papel relevante como medio de transporte entre los tejidos, como mecanismo para mantener la temperatura corporal y la tensión arterial. De forma permanente, el organismo está perdiendo líquidos en forma de sudor, orina, heces, respiración, por tanto, la hidratación es el proceso por el cual se aporta líquidos al organismo para mantener su equilibrio.

La práctica deportiva produce un aumento de la temperatura corporal y como consecuencia, un incremento de la pérdida de líquidos, fundamentalmente por el sudor como mecanismo de termorregulación. Cuando se realiza ejercicio físico es más probable que se produzca una deshidratación si no se realiza una adecuada reposición de líquidos, cuando se realizan actividades de larga duración, intensas y, en ocasiones, en ambientes con alta temperatura y humedad. (Para saber más, haz clic en el enlace)

Cualquier desequilibrio en el porcentaje de agua en el organismo puede producir graves riesgos para la salud, tanto por defecto como por exceso.

En el caso de producirse deshidratación o pérdida de líquido por el aumento de la sudoración con la práctica deportiva, se produce un incremento de la frecuencia cardiaca y de la temperatura corporal (aproximadamente por cada 1% de pérdida de peso por el sudor, aumenta la frecuencia cardiaca en 5-8 latidos y se incrementa la temperatura corporal de 0,2 a 0,3oC, según Delgado, 2010), pudiendo aparecer problemas graves de salud, como es el golpe de calor, también produce problemas musculares.

También el exceso de hidratación puede producir alteraciones, que se manifiestan con dolores de cabeza, calambres musculares, mareos, desmayos e incluso la muerte en situaciones extremas. Una de las principales causas de estos problemas es la alteración que produce la hiperhidratación en la concentración del sodio en la sangre, o hiponatremia (se diluye en exceso el sodio).

La deshidratación, además de los riesgos que conlleva para la salud, disminuye el rendimiento físico, de ahí la importancia de beber antes, durante y después del ejercicio.

Es un cuadro que se presenta cuando el organismo no puede regular el aumento de la temperatura corporal por excesiva exposición a: temperaturas elevadas, esfuerzos físicos y deshidratación. El organismo supera los 40o C y no puede descender la temperatura por sí mismo.
Disminución brusca de la concentración de sodio en sangre por un exceso de hidratación o por haber consumido durante el ejercicio agua sin sodio o poca cantidad de sales.

Importante

Razones fundamentales para tener una buena hidratación en la práctica deportiva:

Mantener el equilibrio hídrico y ayudar al aporte necesario de HC de forma líquida, con lo que disminuyen las molestias gastrointestinales.

NO ESPERAR NUNCA A TENER SED PARA BEBER