1.3. Saber aprender
El aprendizaje es un proceso que siempre está abierto, nunca termina, y es precisamente el carácter humilde de la mayoría de los deportistas de alto rendimiento el que propicia que cada entrenamiento, y llegado un momento de máximo nivel, cada fracaso en la competición propicie un nivel superior de prestación, con el nuevo aprendizaje incorporado.
1.3.1. Análisis y corrección del error
Para Marí, existen 2 tipos de deportistas:
- Los que buscan una excusa para poder fallar.
- Los que andan buscando una solución para poder acertar.
Importante
Si cada vez que fallamos buscamos una excusa para justificar nuestros errores, entonces no tenemos la obligación de cambiar nada. Y si no cambiamos nada, no progresamos. (Marí, 2011)
Ante una dificultad, los ganadores se adaptan.
Importante
“Los perdedores se quejan, los ganadores aprenden” (Jorge Valdano, citado por Marí, 2011)
El error nos concede la oportunidad de volver a intentarlo. Eso sí, intentarlo de nuevo con un mayor conocimiento.
1.3.2. Atribución de éxitos y fracasos
Todo el mundo admira a Michael Jordan, para muchos el mejor jugador de la historia del baloncesto. Según Espar (2010), todos recordamos la cantidad de partidos que ganó Jordan con un tiro sobre la bocina, pero no recordamos que falló casi el mismo número de veces. Lo que la gente admira es el valor de haberlo intentado siempre. Los jugadores fallan el 100% de los tiros que no intentan. Citando a Wayne Gretzky, uno de los mejores jugadores de hockey hielo, “fallo el 100% de los tiros que no intento”.
Importante
“Fallas todos los tiros que no intentas”
Para Xesco Espar, el éxito no es consecuencia de una acción extraordinaria, sino que proviene de la realización de pequeñas y simples acciones importantes realizadas cada día. Acciones simples que son fáciles de hacer… y de no hacer.
1.3.3. Establecimiento de objetivos
Importante
“En la vida, o tienes objetivo o perteneces a los objetivos de otras personas” (Espar, 2010).
El primer paso que debemos dar para cumplir nuestros sueños es plantearnos los objetivos que queremos alcanzar.
Viendo un vídeo sobre los Juegos Olímpicos de Londres 2012 con mis alumnos (de 12 años) de Educación Física en Educación Secundaria, una atleta americana, tras ganar el oro en atletismo, decía que llevaba desde los 9 años soñando con ese día. Seguidamente pregunté en clase que quién soñaba con lograr participar alguna vez en unos JJ. OO., o ganar medalla, incluso. Mi alegría al ver que varios levantaron las manos fue grande. Les transmití que no existen objetivos imposibles, según Xesco Espar existen, si acaso, plazos intrépidos. Con perseverancia y constancia, y poniéndose manos a la obra, todo es posible, no existe objetivo imposible. Moverse hacia ellos, no dejar de avanzar.
Importante
“Lo realmente importante de los objetivos no es tanto lo que obtenemos cuando los conseguimos, sino la persona en quien nos convertimos mientras intentamos conseguirlos” (Espar, 2010).
Una vez leído lo anterior, a muchos de vosotros os sonará que siempre nos han dicho de manera tradicional que, a la hora de establecer objetivos, estos tienen que ser reales, alcanzables, adaptados al sujeto, etc. Solo el que mira más allá, y sobreactúa para llegar a ellos, merecerá conseguirlos.
A la hora de movilizarnos y ponernos en marcha hacia esos objetivos inalcanzables, irreales o a los que la razón no alcanza, el deportista trazará un plan, asumirá un estilo de vida ajustado y orientado a dicho objetivo, y alcance ese objetivo o no, lo que sí es seguro es que se convertirá en una nueva versión de sí mismo, consecuencia de todo lo invertido y renunciado en dicho proceso. Sin duda merecerá la pena, y el fruto no será lo alcanzado, lo alcanzado será la consecuencia de todo lo crecido, y sin duda en quién te hayas convertido merecerá la pena.