Orientaciones metodológicas y actividades de aprendizaje
Métodos pedagógicos del centro
Según recogido en el Decreto 359/2011, en su artículo 8:
La organización y desarrollo de las enseñanzas impartidas en la modalidad a distancia, se fundamentan en un proceso de teleformación complementado con la aplicación por el profesorado de métodos pedagógicos basados en:
a) Un sistema que potencie el aprendizaje autónomo combinado con el aprendizaje en colaboración y compartido con el resto del alumnado.
b) Un modelo de formación eminentemente práctico centrado en la realización de tareas o proyectos, en el que el alumnado debe resolver las cuestiones planteadas utilizando los contenidos adquiridos con la lectura y comprensión de los documentos necesarios o con el uso de las herramientas disponibles en internet, mediante la ayuda y orientación constante recibidas por la interacción con el profesorado y el apoyo del resto de alumnado matriculado en el mismo curso
c) El uso de materiales didácticos multimedia, que incorporan textos combinados con otros elementos significativos, tales como gráficos, archivos de audio, videos o animaciones, contextualizados y actualizables, puestos al servicio de la realización de tareas descritas en el párrafo b).
d) Un modelo de evaluación ponderada en el que se deben valorar de forma proporcional los elementos básicos que intervienen en estas modalidades de enseñanza.
Metodología de la asignatura
Nuestra enseñanza a distancia se va a caracterizar por los elementos siguientes.
- Separación física entre profesor y alumno.
En la enseñanza a distancia, el profesor está separado físicamente de sus alumnos, y el contacto se realiza por medios audiovisuales e informáticos. Por tanto, estamos, a diferencia del aula presencial, ante una dispersión geográfica importante de profesores y alumnos.
- Uso masivo de medios técnicos.
Esto permite superar las dificultades surgidas de las fronteras de espacio y tiempo, de tal manera que los alumnos pueden aprender lo que quieran, donde quieran y cuando quieran. Este uso masivo también trae consigo una serie de inconvenientes, que deben ser tenidos en cuenta. Los mayores son la necesidad de un conocimiento fluido de la plataforma, de los instrumentos que la componen y la inevitable aparición permanente de dificultades de tipo técnico.
- El alumno como organizador de su propia formación.
En la enseñanza a distancia, es el alumno el que tiene que saber gestionar su tiempo y decidir su ritmo de aprendizaje. En definitiva, el alumno a distancia debe ser mucho más autónomo, y se le exige una mayor autodisciplina respecto a los alumnos presenciales. De ahí que se afirme que lo primero que tiene que aprender un estudiante a distancia es, precisamente, a aprender, pues de eso dependerá su éxito.
- Tutorización.
La labor de tutorización se convierte aquí en fundamental, ya que va mucho más allá de la simple tutoría de la escuela presencial. Es necesaria una intervención activa y permanente del profesor para evitar el potencial aislamiento que puede tener el alumno en esta modalidad de aprendizaje, al eliminarse la interacción social física.
- Aprendizaje por tareas.
Más que los contenidos, el núcleo del trabajo desarrollado por el alumno pretende ser la tarea, cuya realización se convierte en objetivo inmediato por parte del alumno, que intentará resolverla usando los distintos materiales propuestos en los contenidos.
En consonancia con lo establecido en el Decreto 359/2011, el Proyecto funcional de centro aprobado para el curso 2017-2018 en el IEDA establece las concrecciones metodológicas para las enseñanzas del Centro. Respecto a Bachillerato, dicho documento determina que el aprendizaje de estudiante debe basarse en la realización de tareas de diversa índole, sobre las que se realiza la evaluación:
- Tareas prácticas: le sirven al alumno para entrar en contacto con los contenidos del bloque o como repaso de lo aprendido con el resto de tareas del trimestre. Su objetivo es que los discentes apliquen los conocimientos en la resolución de actividades de corte puramente interactivo. La herramienta de preferencia son los cuestionarios (en Moodle): conjunto de preguntas aleatorias en las que el alumnado ponen en práctica los contenidos del bloque con un número de intentos y un tiempo determinados.
- Tareas individuales: son actividades que el alumnado deberá realizar por sí mismo y según la metodología de "aprender haciendo". Por supuesto, para ello contará en todo momento con la ayuda del profesorado, de los contenidos que se le facilitan y de los foros de debate de cada aula.
- Tareas colaborativas: que tienen como propósito complementar los objetivos del currículum de las materias con actividades colectivas. En ellas, el alumno puede participar de dos formas, según esté diseñada la actividad:
○ O bien aporta una contribución individual a un producto colectivo.
○ O bien forma parte de un grupo de trabajo que realiza la actividad de forma coordinada y colaborativa.
En dichas tareas pueden estar implicadas una o más materias, lo que supondría que la calificación del discente contrubuyese a la nota de dichas asignaturas. En todo caso, el resultado de las tareas colaborativa debe ser visible a través de un producto final que es publicado y compartido, como mínimo, en el aula de la materia. Cuando la tarea requiera de la constitución de un grupo de trabajo, el alumnado debe asumir la parte del trabajo que el grupo le asigne. Además, deberá participar activamente en la herramienta de comunicación que el grupo elija para coordinarse. En caso de que no se produzca, el profesorado podrá dejar sin evaluar su participación en esta tarea, de manera que se pueda incorporar a otro grupo más adelante. Para su calificación, debe entregar las tareas, exclusivamente, a través del medio habilitado por el profesorado en la plataforma.
Interacción del alumnado con los contenidos y las tareas
Los materiales que se ofrecen al alumno para solventar las tareas, y que pueden consultarse en el portal CREA de la Junta de Andalucía, no han sido desarrollados para un uso basado en abarcarlos de la A a la Z, memorizarlos y luego plasmarlos en un examen. Más bien responden a la metodología de trabajo por proyectos, de tareas ("aprender haciendo”) que impregna esta materia, Lengua Castellana y Literatura I, en su aplicación en el IEDA.
En efecto, las tareas que debe realizar el estudiante están ligadas a situaciones de aprendizaje (casos), están contextualizadas, desarrollan competencias y son el eje vertebrador en torno al cual gira el aprendizaje del alumno en la distancia. Así, los contenidos CREA se convierten en instrumento para la realización de las mismas, no en un fin por ellos solos. Aunque dichos contenidos no pretenden ser exhaustivos, combinan dos características: albergan otros conocimientos y enlazan con información más detallada; y garantizan, con un lenguaje y enfoque cercanos, lo que el alumnado necesita saber para la realización de dichas tareas.
Para la resolución de las tareas se emplean solo una parte de los contenidos, quedando el resto para profundizar en aquellas temáticas que consideremos oportunas. Esto nos permite al profesorado de Lengua Castellana y Literatura I adaptarse a los distintos ritmos de aprendizaje que se encuentran sus aulas: partiendo de un mínimo, profundizar en función de la capacidad y competencias del usuario. El aprendizaje se produce, por tanto, a través del esfuerzo personal del alumnado en la resolución de las tareas, con la ayuda y orientación del profesorado.
Asimismo, el material didáctico (que se ofrece como propuesta curricular, cuyos contenidos y tareas son modificables y adaptables al entorno particular de cada aula) está pensado para potenciar la autosuficiencia y la autonomía de aprendizaje. Todo ello conlleva un cambio de roles de las partes que intervienen. El profesorado no da clases magistrales, sino que ayuda al alumnado a encontrar en los contenidos aquella información que necesita para resolver las tareas. Su papel es también dinamizador, pues a partir de tareas trabajadas se pueden abrir debates sobre los contenidos que se precisen para fomentar la producción oral, el debate, la confrontación de ideas y aprender de los demás (aprendizaje colaborativo).
Por su lado, el alumnado de la educación a distancia deberá hacer un esfuerzo al entrar en una nueva dinámica, distinta de la formación presencial. Ya no sólo oye, toma apuntes y luego los aplica a ejercicios o los pone en un examen. Ahora examina los contenidos, busca información en la Web, emite opiniones sobre los temas de trabajo y consulta dudas a sus profesores (y otros alumnos del grupo) para realizar aquellas acciones que la tarea le pide, con lo que gradualmente se potencia el aprendizaje autónomo.
Paralelamente, la corrección de tareas y otras actividades por parte del profesorado, al utilizarse de forma eficiente, se convierte en la herramienta más potente a la hora de realizar el seguimiento del alumnado y orientar al mismo durante el curso. No es tanto dar una calificación sobre la calidad en la ejecución de las tareas sino, en su caso, orientar sobre los puntos débiles y hacer propuestas de mejora.
Incluir este modelo pedagógico en la práctica docente requiere de varios elementos:
- Tiempo y progresividad, necesarios para que el alumnado que entra en contacto por primera vez con la educación a distancia se adapte a los nuevos hábitos de trabajo, enseñanza y aprendizaje.
- Un modelo de evaluación que responde a esta forma de trabajar. Si se trabaja por tareas, cuya ejecución conlleva mucho tiempo y esfuerzo, éstas tienen su peso proporcional en la calificación trimestral y final. De igual modo, los ejercicios de evaluación responden a la forma en la que hemos adquirido conocimiento. Son pruebas en las que se pide al alumnado "hacer cosas prácticas" relacionadas con el currículum abarcado, no escribir cosas que previamente se haya memorizado.
Características y condiciones para los reenvíos de las actividades de aprendizaje
El reenvío de tareas es una posibilidad más de las que ofrece esta modalidad de enseñanza. A veces por iniciativa del alumno y otras a petición del profesor, es posible volver a mandar una tarea que se ha estimado oportuno revisar. No obstante, para no desvirtuar el carácter pedagógico del reenvío, el alumno debe tener presente las siguientes consideraciones:
- El alumno debe intentar resolver adecuadamente la tarea desde el principio y realizar una sola entrega, dado que dispone de todo el material necesario para hacerlo, así como de la orientación permanente del profesor. Para un mejor aprendizaje, se considera más adecuado revisar la tarea a conciencia antes de enviarla la primera vez que esperar a que el docente la corrija para arreglar los errores que hayan podido cometerse. Por ello, no tendrá el mismo valor una respuesta correcta “a la primera” que “acertar” en sucesivos intentos, lo cual incide necesariamente en la calificación.
- El sentido real de un reenvío no es propiamente el de “subir nota”, es el de mejorar y adquirir las competencias necesarias para afrontar con éxito las siguientes tareas. En muchas ocasiones una calificación negativa se debe a una falta de base u otras dificultades (mala expresión escrita, desconocimiento de la gramática, problemas de comprensión…) que no se solucionan a corto plazo. Para suplir esas carencias el alumno necesitará de un trabajo continuado y las orientaciones específicas del profesor. Será en otras tareas donde realmente se observe el fruto de ese esfuerzo extra.
- Reenviar no consiste únicamente en corregir las faltas de ortografía o los errores de expresión escrita. De hecho, estas modificaciones no conllevan necesariamenet ninguna subida en la calificación de la tarea (habitualmente la solución a estos fallos ya la ofrece el profesor en la corrección). Para mejorar la calificación, la tarea suele necesitar una reelaboración completa, una revisión integral de los aspectos mejorables que hayan sido señalados.
- Si el alumno dedica demasiado tiempo a reelaborar una tarea es posible que se resienta su progresión en el curso. Está comprobado que es mucho más eficaz dedicar el tiempo necesario en la primera elaboración que emplearlo en revisiones posteriores.
Contribución de la materia a la consecución de las competencias clave
Según la Orden de 14 de julio de 2016, la materia de Lengua Castellana y Literatura en Bachillerato contribuye de la siguiente manera en la adquisición de las competencias clave:
"Partiendo de los conocimientos, destrezas, habilidades y actitudes asimilados, con la materia de Lengua Castellana y Literatura en Bachillerato se contribuirá al desarrollo de las siguientes competencias clave: La capacidad para interactuar adecuadamente en las diferentes esferas de la actividad social, contribuye de un modo decisivo al desarrollo de la competencia en comunicación lingüística (CCL), que incluye componentes lingüístico, pragmático-discursivo, socio-cultural, estratégico y personal.
Competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología (CMCT). Por otra parte, la materia de Lengua Castellana y Literatura propicia el desarrollo cognitivo necesario para el pensamiento científico, por lo que contribuye a la adquisición de la competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología (CMCT). Además, el hecho de que en el Bachillerato los contenidos sobre comunicación oral y escrita se centren en la producción y recepción de textos especializados en situaciones de comunicación formales prepara a los alumnos para la comunicación científica.
El alumnado desarrollará la capacidad de buscar, obtener y tratar la información de manera crítica, de emplear herramientas informáticas para producir, presentar y comprender información compleja y tener la habilidad necesaria para acceder a servicios localizados en Internet, con lo que se contribuye a la adquisición dela competencia digital (CD).
En cuanto al tratamiento de la competencia para aprender a aprender (CAA), los estudiantes deben ser capaces de organizar su propio aprendizaje y de evaluar su propio trabajo. De ahí la relevancia que se le otorga en Lengua Castellana y Literatura al desarrollo de habilidades de revisión del aprendizaje alcanzado (autocorrección o corrección compartida), para así aprender del error y evitar el riesgo de consolidarlo.
El uso de la lengua como herramienta para comunicarse de una manera constructiva en distintos ámbitos, le permitirá poner en práctica habilidades sociales como la convivencia, la tolerancia o el respeto por medio de prácticas discursivas (ponencias, conferencias, debates, coloquios) que exigen el respeto de las reglas de intervención, interacción y cortesía. El estudio de la Literatura propicia la reflexión sobre la evolución de costumbres y relaciones sociales a lo largo de la historia, por lo que nuestra materia propicia en gran medida, la adquisición de la competencia sociales y cívicas (CSC).
La competencia de sentido de iniciativa y espíritu emprendedor, aporta herramientas y conocimientos necesarios para una comunicación eficaz en distintos ámbitos, desarrolla habilidades como la capacidad para trabajar de manera colaborativa dentro de un grupo y actitudes como la predisposición a actuar de una forma creadora e imaginativa.
Finalmente, Lengua Castellana y Literatura contribuye de forma relevante al desarrollo de la competencia en conciencia y expresiones culturales (CEC), a través de la lectura, interpretación y valoración crítica de las obras literarias así como con el estudio de la realidad plurilingüe de España y de sus variedades dialectales.
En resumen, esta materia persigue el objetivo último de crear ciudadanos y ciudadanas conscientes e interesados en el desarrollo y mejora de su competencia comunicativa, capaces de interactuar satisfactoriamente y de modo autónomo, racional y responsable en diversas situaciones y contextos, participar en la vida democrática y proseguir su aprendizaje más allá del sistema educativo, lo que exige una reflexión sobre los mecanismos de los usos orales y escritos de su propia lengua".
Medidas ante situación sanitaria por COVID-19
Tomando como base la normativa publicada por la autoridad educativa competente y las instrucciones específicas que la misma pudiese poner en vigor durante el presente curso 2020/21, esta programación didáctica podrá sufrir adaptaciones derivadas de decisiones tomadas en virtud de circunstancias excepcionales sobrevenidas por la evolución de la pandemia de COVID-19.
En caso de ser necesarias, podrán implementarse medidas de flexibilización tales como:
- Omisión de pruebas presenciales en todas o en parte de las sedes colaboradoras y, en consecuencia, organización de pruebas telemáticas de evaluación. Dichas pruebas, de realizarse, se atendrán a los protocolos y procedimientos definidos por el centro.
- Posible flexibilización en los tiempos (plazos de entrega de tareas u otras intervenciones solicitadas al alumnado)
- Acomodo de los procedimientos asociados a las actividades de enseñanza-aprendizaje y de evaluación: soportes y formatos de entrega, herramientas de comunicación e interacción, etc.
- En caso necesario, adaptaciones en los criterios de evaluación/calificación.
A través de las aulas y de los puntos de encuentro de referencia para esta enseñanza, el alumnado será debidamente informado de las adaptaciones exactas que pudiesen ponerse en marcha, así como de su alcance en la consecución de los objetivos de la materia o de los resultados de aprendizaje en esta modalidad de enseñanza virtual.
Medidas de prevención del abandono
- Contacto con el profesorado en caso de inactividad prolongada del estudiante.
- Realización de vídeos para aclarar dudas sobre el funcionamiento de la materia y las actividades de los distintos trimestres.
- Retroalimentación en vídeo de las actividades evaluables realizadas por los estudiantes.
- Posible eliminación de actividades evaluables según la circunstancia del estudiante.
Documento de Garantías Procedimentales:
Consúltalas haciendo clic aquí.