2. Recursos

LOS RECURSOS HÍDRICOS EN ESPAÑA

Como recursos hídricos entendemos los caudales que están disponibles para el consumo de forma habitual o regular, es lo que se denomina científicamente volumen regulado. No obstante, tampoco podemos considerar como recurso utilizable por el hombre todo el caudal regular; una parte importante de él, entre un quince y un veinte por ciento del mismo, según diferentes autores, debe ser considerado “caudal medioambiental”, o agua que es necesario que discurra por los ríos para que se mantengan los ecosistemas que se dan en su entorno (flora y fauna) y que son un elemento esencial para asegurar la biodiversidad.

España parece un país seco pero si comparamos la disponibilidad media de agua por habitante con Europa, que lleva fama de verde, casi estamos en cifras similares. A cada español le corresponden 2.439 m3 de agua al año de agua y a cada europeo algo más de 2.600 m3/año. ¿De dónde vienen estas aportaciones de agua? de las precipitaciones que dejan unos 345.249 hm3/año, que suponen una media de 684 l/m2. Pero esto son cifras y medias estadísticas y, por tanto, aunque son ciertas no reflejan la realidad de la distribución de los recursos hídricos. La vertiente mediterránea y la mitad sur de la península tienen problemas de agua, sus demandas y consumos son superiores a sus aportes. Por contra la vertiente cantábrica y la mitad norte, debido a los grandes ríos Duero y Ebro, no sufren carestía de agua.

 

LOS RECURSOS NATURALES EN ESPAÑA.

A. Los caudales de los ríos tienen varios orígenes:

  1. El agua de la lluvia que cae sobre la cuenca del río, a la que es necesario restar la que se pierde por los procesos naturales de evapotranspiración.
  2. El agua del deshielo de las nieves. Cuanto mayor es la altura a la que se producen las nevadas, mayor es la retención nival. Cuando se produce el deshielo, el agua resultante también sufre procesos de escorrentía.
  3. Las aguas subterráneas de las que una parte emerge a la superficie de forma natural, por medio de manantiales, y se vierte en los caudales de los ríos directamente o a través de procesos de escorrentía.
  4. La infiltración en los suelos. Una gran parte del agua de las precipitaciones queda retenida por los propios suelos, como agua infiltrada, y posteriormente participa en procesos de evapotranspiración o, con un cierto retraso con respecto a las precipitaciones, acaba formando parte de la escorrentía.

B. La regulación natural
La regulación de los caudales puede ser natural o artificial (antrópica). La regulación natural es la que producen los embalsamientos naturales del agua, la infiltración en el suelo que retiene el agua un tiempo hasta que acaba drenándola al río, la de las aguas subterráneas que cargan los acuíferos que, en muchos casos, acaban aflorando ese agua a los cauces superficiales o del agua infiltrada en los suelos. Estos sistemas naturales almacenan agua en los momentos de fuertes aportaciones y dosifican su drenaje a los cauces de los ríos, haciendo que los caudales sean más regulares. España es un país pobre en regulación natural: del total de las aportaciones, sólo unos 9.000 hm3 tienen regulación natural, esto es, menos del 10% de las aportaciones. Por ello, es necesaria la regulación antrópica, mediante la construcción de embalses, presas, pantanos, o la realización de trasvases o transferencias de agua entre cuencas.


Imagen 3. Mapa travases españoles

A pesar de esa escasa regulación natural, las aportaciones presentan una fuerte irregularidad, ya que la irregularidad del reparto de las aportaciones a lo largo del año que hace que, cuando mayores son las demandas, en verano, menores sean los caudales de los ríos. Por ello, es necesaria la regulación antrópica, mediante la construcción de embalses, presas, pantanos, o la realización de trasvases o transferencias de agua entre cuencas.

Además de los embalses, el hombre utiliza otros mecanismos para aumentar los recursos y para regularizarlos:

Las aguas subterráneas: Una forma de aumentar y de regular los recursos hídricos es la explotación directa de las aguas subterráneas mediante el bombeo de agua desde los acuíferos. El problema es que su explotación se concentra en unas zonas muy concretas (sureste peninsular y los archipiélagos) y supera a la capacidad de recarga anual de los acuíferos, dando lugar a fenómenos de sobre explotación.

Las transferencias entre cuencas. Una forma de aportar recursos donde hace falta o de hacer regular un cierto caudal a lo largo del año es transferir “sobrantes” de agua de una cuenca a otra. En España, como se comprueba en el mapa, en la actualidad se practican de forma habitual transferencias de agua. Las más importantes son la del Tajo al Júcar, Segura, Cuencas Mediterráneas Andaluzas y Guadiana y las del Ebro a las Cuencas Internas de Cataluña y a las del País Vasco.
En la actualidad se está estudiando la posibilidad de realizar nuevos trasvases o trasferencias de agua entre cuencas, pero cuentan con la oposición de las cuencas emisoras y plantean serios problemas medioambientales.

 


Imagen 4. Elaboración propia con datos del CEDEX
(haz clic sobre la imagen para ampliarla)

La desalinización de aguas marinas y salobres. En España, la capacidad de desalación instalada ha aumentado extraordinariamente, pasando de algo menos de 100 hm3 a los actuales actualmente es de unos 1.200 hm3. La mayor parte de las plantas desalinizadoras se localizan en la zona árida del sureste, Baleares y Canarias, y en las grandes aglomeraciones urbanas del litoral. En la gráfica puedes observar la capacidad de desalinización de las comunidades autónomas.

Retornos y depuración. Otra forma de aumentar los recursos de agua es reducir el consumo permitiendo la reutilización del agua. El agua que puede volver a ser utilizada se denomina “retorno”. Conseguir aumentar los retornos depende esencialmente de la depuración de las aguas, que, en España, se ha extendido en los usos urbanos, domésticos, industriales, etc.

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Para comprender bien los datos que se aportan en la unidad te interesa saber que:

1 Hm3 (Hectómetro cúbico) son 1.000.000 m3 (metro cúbico).

1 m3 son 1.000 L (litros)


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¿De dónde provienen los caudales de los ríos?
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¿Qué acciones o mecanismos utiliza el hombre para aumentar y regular los recursos hídricos?