2. Criterios psicológicos en la selección de deportistas de alto nivel
Desde un punto de vista psicológico, la selección de deportistas de alto nivel radica en la demostración competencial del deportista de habilidades psicológicas adecuadamente aplicadas. Esta fortaleza mental es acreditada por el satisfactorio uso del control atencional, de la motivación, de la ansiedad, de las emociones, de la autoconfianza, de la capacidad de esfuerzo, etc., así como de la correcta aplicación de técnicas psicológicas como la visualización, el establecimiento de objetivos o las técnicas de relajación, entre otras.
La persona profesional de la psicología del deporte estudiará las diferentes variables psicológicas que influyen en el rendimiento deportivo, aplicando instrumentos y herramientas psicológicas que arrojen los datos necesarios para su posterior análisis.
Cada variable psicológica será analizada individual y colectivamente para determinar el grado y el tipo de intervención psicológica que se requiera.
Se evaluará el componente motivacional de los deportistas, con la finalidad de conocer el tipo de motivación -intrínseca o extrínseca-, así como el grado de intensidad motivacional desarrollada en las tareas deportivas; también la dirección, es decir, hacia qué meta va dirigido su esfuerzo, y finalmente, se evaluará el grado de persistencia o continuidad del esfuerzo en la consecución de esa meta.
Importante
Motivación: término procedente del verbo latino “movere” que significa mover. Según una adaptación de la definición del Diccionario de Psicología de Saz (2000), la motivación es un proceso psicofisiológico responsable de la necesidad o el deseo, que dinamiza la conducta dirigiéndola a una meta.

Atención-concentración.
Imagen de elaboración propia
Por otra parte, se analizará la autoconfianza para determinar el grado de certeza que tiene el deportista de lograr el éxito en sus tareas deportivas. Esta variable psicológica está considerada como una de las predictoras del rendimiento.
Otra variable importante a analizar es la atención-concentración del deportista, comprobando la ajustada o no ajustada interacción de este con su entorno deportivo. Así pues, se atenderá al proceso de concentración, que según Dosil (2004) es el mantenimiento de las condiciones atencionales a lo largo de un tiempo más o menos duradero.
También se evaluará el control emocional del deportista, analizando si controla el enfado, el miedo, los imprevistos desfavorecedores o las adversidades mientras afronta los entrenamientos o la competición.
Del mismo modo, se estudiará el control de la activación del deportista, sobre todo precompetitivamente, con el objetivo de determinar la ayuda psicológica que pueda necesitar para afrontar estados de estrés o incluso estados de ansiedad. La competición en sí misma es una fuente de activación psicofísica, y eventualmente de estrés. No obstante, se ha de intervenir también con deportistas que presenten un estado de activación por debajo de la demanda deportiva.
La activación o arousal es el estado energético del organismo que facilita las funciones de atención, emoción y los procesos cognitivos. En general se considera un estado de disposición para la acción. El nivel de activación o arousal desempeña un importante papel en la preparación y el desarrollo de tareas psicomotrices (Núñez Prats y García Mas (2017).
Finalmente, a través de distintas herramientas psicológicas se analizará de igual forma la capacidad de esfuerzo del deportista para afrontar los entrenamientos y la competición, reparando en su actitud y en su capacidad de volición.
Todas estas variables psicológicas, y algunas otras más, analizadas y contrastadas aportarán los criterios psicológicos necesarios para identificar y seleccionar a deportistas de alto nivel, en función de sus habilidades psicológicas.