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Cabeza de un caballo grabada en la Cueva del Moro. Tarifa. Imagen en Wikimedia Commons. Dominio público |
Pinturas esquemáticas del Tajo de las Figuras Imagen en Wikimedia Commons. Lic. FAL |
Parece ser que los primeros habitantes de la que actualmente es nuestra región data de hace más o menos un millón y medio de años. Hablamos del Hombre de Orce, un hallazgo de los años 80 del siglo pasado en la provincia de Granada que cambiaba el paradigma de la aparición de los primeros homínidos en la Península.
Evidentemente, este Hombre de Orce, así como muchos de sus sucesores no nos dejaron legado patrimonial (o al menos no nos ha llegado), algo que solo empieza a ocurrir en torno al 42000 a. C, ya en el Paleolítico superior, con las pinturas rupestres de focas que aparecen en la Cueva de Nerja, en la provincia de Málaga. Casi 20 mil años después, pero aún inmersos en pleno paleolítico superior, nos encontramos con las pinturas de la Cueva del Moro, en Tarifa, provincia de Cádiz, siendo estas las pinturas rupestres más meridionales de las halladas en Europa.
También del Neolítico y del Calcolítico tenemos ejemplos de pinturas rupestres que han llegado (se diría que milagrosamente) a nosotros, engrosando desde hace años la lista de Bienes de Interés Cultural tanto para nuestra comunidad como para nuestro país. La Cueva del Tajo de las figuras, en Benalup, Cádiz, es un magnífico ejemplo de las pinturas neolíticas ya elaboradas en abrigos rocosos (no en la profundidad de las cuevas propias del Paleolítico) y en la que se perciben figuras de animales y algunos elementos esquemáticos. Algo posteriores, ya del calcolítico (edad del cobre) son las pinturas de la Cueva de Bacinete, en Los Barrios, en los que se representan también esquemáticamente, cuadrúpedos y formas humanas.