5. Adaptaciones de los diferentes sistemas implicados en el ejercicio físico
El sistema respiratorio, junto con el sistema cardiovascular, proporciona una adecuada cantidad de oxígeno a los músculos activos durante la realización del ejercicio físico, pero podemos indicar que en el sistema cardiocirculatorio se producen las siguientes adaptaciones, en función de la carga de trabajo (Carvajal Parrondo, Díez de Terán y Martín Pastor, 2002):
- Incremento de la cavidad ventricular y un espesor normal de la pared ventricular, implicando un mayor volumen diastólico y sistólico en sujetos entrenados en resistencia.
- Pared ventricular más gruesa en sujetos entrenados en actividades de potencia.
- Disminución de la frecuencia cardíaca basal en condiciones de reposo (bradicardia).
- El volumen sistólico experimenta un incremento en reposo como adaptación al entrenamiento.
- Aumento tanto del volumen sanguíneo como de la hemoglobina.
- Reducción de la presión arterial en reposo tras el entrenamiento; cabe señalar que ante ejercicios máximos la presión arterial media y la diastólica pueden descender, pero no la sistólica.
- Ligera disminución del flujo sanguíneo coronario en reposo y durante la realización de ejercicios con intensidad submáxima.
No obstante, de manera más específica, según Salinas (2007, pp. 104-105) se producen las siguientes adaptaciones cardiovasculares:
- En reposo, como consecuencia de llevar a cabo un entrenamiento aeróbico:
- Aumento del tamaño del corazón.
- Reducción de la frecuencia cardíaca en reposo.
- Aumento del volumen de eyección sistólica.
- Mayor volumen de sangre bombeada por latido y mayor volumen sanguíneo total
- Reducción de la presión sanguínea.
- Aumento de la densidad capilar.
- Durante un ejercicio submáximo, como consecuencia de llevar a cabo un entrenamiento aeróbico:
- Reducción de la frecuencia cardíaca.
- Aumento del volumen de eyección sistólica.
- Leve reducción del gasto cardíaco.
- Durante un ejercicio máximo, como consecuencia de llevar a cabo un entrenamiento aeróbico:
- Frecuencia cardíaca máxima.
- Aumento del volumen de eyección sistólica.
- Incremento del gasto calórico.
- Reducción de la resistencia periférica total máxima.
- Aumento del flujo sanguíneo hacia los músculos esqueléticos activos.
- Aumento de la extracción de oxígeno total por el cuerpo (diferencia arteriovenosa de oxígeno).
- Incremento del consumo de oxígeno.
- Durante la recuperación, tras un entrenamiento aeróbico:
- Disminución de la frecuencia cardíaca, recuperándose el corazón más rápidamente.