Historia inicial
El profesor que imparte Tecnología de la información y Comunicación tiene una idea para estrenar el proyector que han instalado en el aula: los alumnos prepararán en grupos de dos una sesión de diapositivas en los que mediante imágenes y conceptos, reflejarán el espíritu de un momento histórico. A María y Juan les corresponde presentar el siglo XIX, así que ambos quedan en casa de ella para desarrollar la tarea.
Esperando a su compañero, María repasa imágenes de la época con la intención de encontrar palabras para definirlas. Su hermano pequeño, junto a ella, contempla con atención el material
- ¡Que antiguo!
- ¿Antiguo?, ¿a qué te refieres?
- A la pinta que tienen, y a las máquinas... ¡mira qué armatoste!
María repara en ello. Sin duda esas viejas ilustraciones contrastan con nuestro mundo actual; aún así, observa cierta diferencia entre las imágenes del principio y las de final de siglo. Repara que en cualquier otro periodo anterior hubiese sido mucho más difícil distinguir el antes del después, y piensa que es como si la historia se acelerase a medida que se aproxima al presente. Se le ocurre que nociones como “progreso” o “desarrollo” podrían servir como punto de partida para caracterizar al siglo XIX; a partir de ahí sería cuestión de concretar los conceptos resultantes de dicha evolución.
Mientras espera a Juan, busca en la enciclopedia acontecimientos de la época y empiezan a rondarle la cabeza nuevas ideas que va anotando en su ordenador: desarrollo industrial, socialismo, romanticismo, empirismo... en ello está cuando llaman a la puerta. Es su compañero.
- ¡Qué tal, Juan! Mira, he ido adelantando el trabajo -María señala los conceptos escritos en su procesador- Añadimos unos cuantos más, colocamos las imágenes y hemos terminado.
Al leerlos, Juan permanece pensativo; luego contesta:
- Es que yo también he estado buscando y, no solo no coinciden con los tuyos, sino que algunos hasta se contradicen.
Saca un papel de la carpeta y le enseña a María el resultado de su investigación: liberalismo, proletarización, ateísmo y realismo. Parece que la cosa no encaja.
Tras un momento de discusión, llegan a la conclusión de que, aun siendo distintos, todos forman de una manera u otra parte de esa época. De pronto, a María se le ocurre una idea.
- Oye, ¿te acuerdas de cuando estudiamos a Hegel? Podríamos aplicar a los conceptos su interpretación dialéctica: ponemos las contradicciones y a continuación sus síntesis.
Ambos se muestran de acuerdo y comienzan por emparejar los conceptos por dicotomías: romanticismo/realismo, desarrollo industrial/proletarización, capitalismo/socialismo, revolución/restauración, metafísica/empirismo, idealismo/materialismo, religión/ateísmo, universalidad/nacionalismo...
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Al día siguiente, el profesor de TIC les pregunta por el estado del trabajo; María le contesta:
-Hemos pensado utilizar tres conceptos por pantalla, siguiendo los pasos de la dialéctica: tesis, antítesis y síntesis. Ya hemos hecho la tesis y la antítesis de cada una. Antes de seleccionar imágenes nos queda poner las terceras, las síntesis.
El profesor toma el borrador y mira detenidamente la relación de términos:
- ¿Y creéis que va a ser fácil resolver eso de las síntesis? –Ahora es Juan quien toma la palabra-:
-La verdad es que le he estado dando vueltas y no he se me ha ocurrido hasta ahora ninguna solución. A lo mejor para terminar el trabajo deberíamos haber estudiado ya el último bloque de filosofía.
-¿Por qué tema vais ahora? -Pregunta el profesor-
- Por la Filosofía Analítica - Contesta María-
- Eso es ya a comienzos del siglo XX. ¿Hebéis visto si ese modelo da solución a alguna de las dicotomías que habéis señalado?
Todos piensan, finalmente María toma la palabra:
- No sé, a mí me parece que en general los filósofos no repiten lo que dijeron otros, sino que evolucionan desde lo anterior y plantean cosas nuevas pero, por lo poco que hemos visto hasta ahora, para mí la filosofía analítica, más que dar pie a un nuevo concepto, reforzaría alguna de las posiciones en conflicto; por ejemplo, aquí creo que apoyaría al empirismo frente a la metafísica.
Tras una breve reflexión, el profesor da por terminado el asunto:
-Está bien, creo que tal como está tenemos suficiente. Si al avanzar en el temario de Historia, Filosofía u otras asignaturas veis que algunas de las contradicciones se han resuelto con el tiempo, me lo decís y lo comentamos en la clase.
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