1.1 Algunas características

Podríamos categorizar los contenidos que se comparten en función de:

  • El humor, un aspecto fundamental para que los contenidos se compartan. Si no es a golpe de risa, un meme no se hace viral y empieza a compartirse y modificarse por grandes comunidades de usuario.
  • Si provee diferentes niveles de compromiso (no necesitas pillar el chiste entero para que te guste) o es una parodia y requiere de un cierto conocimiento cultural (lo cuál hace sentirte bien acerca de ese conocimiento y de pillar el chiste). Comprender el contexto y compartir el imaginario son elementos fundamentales en el acto comunicativo en general y en el del meme en particular.
  • Si te fuerza a buscar más información, así tratarás de involucrar a tu comunidad para ello (buscando los orígenes, qué significa realmente, quién lo hizo), etc.
  • Si el contenido está inacabado y te obliga a interactuar con él de alguna forma para terminar de comprenderlo.
  • Si es de rápida consumición. Todos los memes viven rápidos y dejan un bonito cadáver, tienen una intensa vida de pocos días o semanas y luego dejan su lugar a los siguientes. Por eso son tan difíciles de rastrear y de categorizar.

facepalm

Gráfica realizada por Google Analysis que explica el uso de uno de los memes más utilizados de la historia: el facepalm.

Todas estas reglas en realidad desvelan que vivimos en un momento con una profunda y arraigada falta de respeto hacia las imágenes que nos rodean. Si al principio de existir el cine y la fotografía eran bienes preciados y escasos que nos hablaban de nuestra trascendencia, hoy cada persona produce tal cantidad de imágenes con su dispositivo móvil que el valor de cada una de esas imágenes es muy bajo en relación al resto. Esa sobreabundancia y esa devaluación provocan que todo sea susceptible de ser convertido en otra cosa, especialmente si hace reír.