Curiosidades

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Las grandes catástrofes demográficas de los siglos XIV y XVII.

El Ciclo de la muerte acababa derivando, por regla general, en la llamada Mortalidad catastrófica. Esta consistía en que la Tasa de mortalidad, que por lo común era muy elevada, crecía enormemente en un momento determinado a consecuencia de la aparición de algún tipo de epidemia generalizada o pandemia. Esta, finalmente, terminaba afectando a buena parte de la población y provocando una enorme mortandad entre quienes la sufrían.

La más importante de todas esas epidemias era la peste. La peste es una enfermedad que consiste en la inflamación de los ganglios linfáticos y provoca la muerte de quienes la contraen en un plazo breve de unos días.

La peste está provocada por la picadura de una pulga de la cual son portadoras las ratas. Este parásito se desarrolla enormemente en los ambientes sucios y carentes de higiene en los que viven los roedores (cloacas, alcantarillas, vertederos, etc.). La rata es inmune a ella, pero cuando convive con los seres humanos, la pulga pica a las personas y les transmite la enfermedad.

La peste era habitual durante toda la Edad Media, pero no siempre sus efectos tenían por qué ser mortales. Esto sucedía cuando aparecía una cepa de la enfermedad particularmente virulenta y cuando la población afectada se encontraba en una situación de extrema debilidad a consecuencia de la mala alimentación y de la falta casi absoluta de higiene.

En 1348 y en 1649 esta situación se produjo en España. Habitualmente las epidemias de peste tenían lugar cíclicamente cada diez años aproximadamente. Pero en esas dos ocasiones, los efectos de la epidemia fueron mortíferos causando una verdadera catástrofe demográfica.

Es imposible calcular con seguridad los efectos de las pandemias, pero se estima que en la de mediados del siglo XIV, pudieron fallecer cerca de una cuarta parte de los habitantes que existían entonces en la Península, aunque en zonas como Cataluña este porcentaje se debió acercar al 40%. En la del siglo XVII, las estimaciones fluctúan entre medio millón y un millón de muertos, aunque como siempre recordamos, estas cifras son solo cálculos que no es posible comprobar con seguridad.

La rata, causante de terribles epidemias de peste

La rata negra fue la causante de terribles
epidemias de peste en el pasado
Imagen en Wikimedia Commons de Joanna Servaes bajo CC

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Los cambios en la mentalidad de la sociedad, influyen decisivamente en los comportamientos demográficos de la misma.

La evolución reciente de la población española, durante las últimas décadas, ha estado condicionada, en buena medida, por el cambio de mentalidad que se produjo a partir de la década de los años setenta del siglo pasado.

El final del régimen del general Franco hizo que la sociedad española en general experimentase importantes transformaciones.

Tradicionalmente, España había sido un país en el que la religión había tenido una gran trascendencia en la vida de las personas. La Iglesia católica prohíbe la utilización de métodos anticonceptivos en las relaciones sexuales, de ahí que la Tasa de natalidad en países católicos (como también ocurría en Irlanda o Italia) fuera muy alta. El proceso de laicización de la sociedad española hizo que esta influencia religiosa sobre la prohibición de los anticonceptivos fuera disminuyendo considerablemente.

Otra de las costumbres tradicionales en España ha sido la del machismo. Este conllevaba, entre otras muchas consecuencias, a que las mujeres abandonaran su trabajo cuando contraían matrimonio, con el objetivo de dedicar su tiempo de forma exclusiva a criar a sus hijos.

Con el cambio de mentalidad, la mujer comenzó a trabajar fuera del hogar, con los problemas que ello comporta en cuanto a la carga familiar que tradicionalmente habían sostenido. La consecuencia fue la inevitable necesidad de reducir el número de hijos para poder dedicar más tiempo a las tareas laborales.

En España, las familias numerosas habían sido siempre una característica típica del país, sobre todo en el medio rural. Los hijos aportaban su ayuda en las faenas agrícolas desde que su edad se lo permitía, y generaban beneficios económicos sin llegar a ser, apenas, una carga para sus padres.

Con la elevación del nivel de vida y con la generalización de los estudios hasta edades bastante elevadas, los hijos se acabaron por convertir en una carga económica dificil de mantener, a los que había que dar educación escolar hasta unas edades mucho más avanzadas.

Todos estos factores propiciaron la caída de la natalidad, que se vivió en España desde finales de la década de los setenta hasta veinte años después.

"Vieja friendo huevos", de Diego Velázquez

El machismo tradicional tuvo como consecuencia el hecho de que la mujer
quedara relegada a un papel marginal en la sociedad hasta hace poco.
Imagen en Wikimedia Commons de Enrique Cordero bajo dominio público.

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Cinco millones de desempleados y cinco millones de inmigrantes. El inevitable debate.

En los últimos años, la economía española se ha visto envuelta en una grave crisis cuya consecuencia más dramática, como hemos señalado antes, es la de un incremento enorme del desempleo.

Cuando en 2007 estalló dicha crisis, la población española incluía a más de cinco millones de personas que habían llegado en la última década procedentes de diversas zonas del mundo.

Aunque en determinadas personas siempre ha existido una opinión parcial y, sin duda, injusta sobre los efectos negativos que la inmigración tenía para los trabajadores españoles, el crecimiento del desempleo, a consecuencia de la crisis, ha hecho que ese debate se haga extensible también a otras capas de la sociedad.

Y es que la pregunta resulta inevitable ¿cómo puede la economía española dar trabajo a cinco millones de inmigrantes cuando en el país existen ahora mismo cinco millones de desempleados?

Y la respuesta es también simple, aunque eso no quiere decir que sea sencilla. Lo que ocurre es que esos inmigrantes ocupan en general los puestos laborales peor remunerados que no desean ocupar los nacidos en España.

Bien es verdad que esto también es un tanto relativo, porque al amparo del crecimiento económico de las últimas décadas, entre muchos trabajadores nacidos en este país se produjo el inevitable proceso selectivo a la hora de buscar trabajo. Pero esta situación parece estar llegando a su fin, y ya hay quien se plantea seriamente la cuestión que dio pie a la pregunta inicial.

Tasa de desempleo por provincias
Tasa de desempleo por provincias en el tercer trimestre de 2012
Imagen en Wikimedia Commons de NACLE2 bajo CC

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Y se abrieron las puertas a la Europa del Este.

A finales de la década de los años ochenta, los países de la Europa del Este experimentaron una grave crisis económica y social derivada del paso de un régimen socialista a una economía capitalista. Las rápidas transformaciones implicaron un retroceso de la economía, que impulsó a millones de personas a abandonar esos países y a buscar una nueva vida en la entonces floreciente Europa Occidental.

En un principio, esta corriente migratoria se mantuvo más o menos bajo control, dado que las aduanas en las fronteras impedían que muchas personas pudieran entrar de forma clandestina en los países al otro lado del que había sido denominado "El telón de acero".

Pero ya en el siglo XXI, la Unión Europea adoptó una postura mucho más abierta y flexible hacia estos países y tras unos primeros intentos, se acabó dando carta de naturaleza a la integración de los mismos en el conjunto de la Unión. En 2004 se produjo una primera fase de ampliación, en la que accedieron los países mejor situados económicamente, y en 2007 una segunda fase en la que se incorporaron estados como Rumanía y Bulgaria.

La libre circulación de trabajadores dentro de los países de la Unión es uno de los objetivos clave de las políticas que esta institución defiende. De manera que, aprovechando las mayores facilidades para desplazarse de unos países a otros, cientos de miles de hombres y mujeres se pusieron en marcha para poder encontrar mejores oportunidades de vida en lugares alejados a los de su país de origen.

De esa forma, durante la primera década del siglo XXI, muchas de esas personas acabaron llegando a España, donde la favorable coyuntura económica propiciaba su asentamiento. En ese amplio colectivo se integraron tanto personas de un gran nivel cultural y con una preparación elevada, como otras muchas que carecían de ambas cuestiones.

La llegada de estos inmigrantes ha provocado una dualidad en la actitud de la población española. Muchos se han integrado sin problemas y viven en nuestro país aportando sus conocimientos y su esfuerzo. Pero no en todos los casos ha sido así, y determinados colectivos de las zonas más marginales de la Europa del Este siguen presentando dificultades para su deseable integración en la sociedad española que los ha acogido.

Pirámide de población de los extranjeros

Pirámide de población de los extranjeros censados en España en 2007
Imagen en Wikimedia Commons de Rodriguillo bajo dominio público.