1. Introducción

En este tema vamos a estudiar operaciones financieras más complejas. En el tema anterior, estudiamos qué intereses producía un determinado capital depositado a un cierto tiempo y con un porcentaje de rendimiento determinado. Pero, ¿qué ocurre si yo voy haciendo depósitos o ingresos mes a mes? ¿Y si es el banco el que me presta el dinero a mí? ¿Qué interés se lleva? ¿Qué riesgos tengo al contratar cualquiera de estos productos? ¿Puedo perder mi dinero?

Por desgracia, noticias como la siguiente son cada vez más frecuentes:

noticia

Captura de pantalla de una noticia elpais.com del 23/04/2017

Uno de los principales problemas que tenemos al contratar un producto financiero es la desinformación sobre los requisitos y exigencias que conlleva. Normalmente, estos contratos vienen acompañados de riesgos, cláusulas, obligaciones y comisiones que desconocemos.

Los productos financieros los podemos englobar en tres grandes categorías:

   Productos de ahorro Productos de inversión Productos de financiación
ahorro inversión financiación
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¿Qué buscamos nosotros en este tipo de productos?

Si buscas rentabilizar tu dinero, necesitas un producto de ahorro o un producto de inversión. La principal diferencia entre ellos es que con los primeros mantenemos nuestro poder adquisitivo y con los segundos podemos aumentarlo pero corriendo ciertos riegos.

En el caso de productos de financiación buscamos que nos presten dinero al menor coste posible.

¿En qué debemos fijarnos para tomar la decisión?

El primer paso es saber qué buscamos, y ser conscientes de nuestra situación presente y futura (si vamos a necesitar el dinero que invirtamos, si tenemos un trabajo estable para poder hacernos cargo de una hipoteca...)

Otro factor a tener en cuenta, en el caso de los productos de ahorro o inversión, es saber hasta qué punto estamos dispuestos a asumir riesgos.