1. Apoyo psicológico a los pacientes
Cualquier persona involucrada en un accidente o catástrofe puede resultar psicológicamente afectada. Nadie es inmune a los efectos de un accidente. La mayoría de los sujetos involucrados experimentan en mayor o menor medida emociones tales como miedo, temor, inseguridad, incertidumbre, pena, dolor, preocupación… Reacciones esperables en una situación excepcional como una catástrofe.
Importante
El apoyo o la intervención psicológica en sujetos víctimas de sucesos traumáticos pretende fomentar la salud y prevenir la aparición de secuelas crónicas (Robles J.I. y Medina J.L., 2002). La mayoría de los sujetos involucrados experimentan en mayor o menor medida emociones negativas.
La finalidad del apoyo psicológico en la persona accidentada es en definitiva minimizar el dolor por la situación vivida y favorecer la recuperación en el ámbito psíquico y físico de la víctima.
Se intenta conseguir que el sujeto vuelva a percibirse como una persona normal y capaz de continuar con su vida. Debe entender que su situación actual es transitoria y reversible. Igualmente, debe comprender que tiene que colaborar activamente en el proceso de su recuperación.
Atendiendo a los objetivos de la intervención y de los profesionales que atienden o prestan el citado apoyo psicológico, éste se puede clasificar en dos niveles:
- Nivel general: es proporcionado por aquellas personas que no tienen especialización en atención psicológica, ni formación específica, que prestan las primeras atenciones en el lugar del siniestro al poco tiempo de producirse el mismo, encuadrados en los denominados primeros auxilios psicológicos, sobre el que trataremos en este tema.
- Nivel especializado: es el proporcionado por aquellas personas con una cualificación profesional y con formación específica en este ámbito.
Los primeros auxilios psicológicos se definen como el conjunto de estrategias de intervención psicológica puestas en marcha por personas no profesionales poco tiempo después del accidente.
Las intervenciones terapéuticas deben tratar los desajustes transitorios que presentan los sujetos afectados por un accidente y ayudarles a recuperar rápidamente el equilibrio perturbado, evitando que se produzcan cuadros psicotraumáticos mayores, en intensidad y cronicidad.
- Seguridad: antes de iniciar cualquier actuación es necesario asegurase tanto de la seguridad de la víctima como de la persona que presta la ayuda.
- Inmediatez: cuanto antes se intervenga, menos posibilidades habrá de que el sujeto desarrolle psicopatologías futuras, como el trastorno por estrés postraumático.
- Proximidad: la atención psicológica debe realizarse en escenarios próximos al accidente. Si se le aleja, es probable que desarrolle conductas fóbicas hacia ese lugar.
- Atención integral: esta intervención requiere una actuación en distintos ámbitos, tanto a nivel físico como psicológico. En primer lugar se realizará una valoración física y, una vez descartado el riesgo vital, se procederá a la valoración secundaria y psicológica.
- Expectativa: es importante transmitir al afectado información positiva sobre su capacidad de afrontar la situación. Igualmente, insistir en la idea de que está sufriendo reacciones normales ante situaciones desproporcionadas, por lo que éstas remitirán en breve.
- Simplicidad: utilización de técnicas sencillas y breves. El tratamiento deberá ser breve y no durar más de cuatro a siete días. Utilizar un ambiente estructurado y medidas simples como descanso, comida, bebida, ocupaciones sencillas supervisadas, junto con la posibilidad de hablar de su experiencia en un grupo que lo comprenda, será suficiente para acelerar la recuperación del sujeto afectado.
Por último, se debe evitar poner etiquetas de enfermedad a lo que constituye una reacción normal ante un acontecimiento excepcional. En el caso de tener que utilizar terminología, los términos más adecuados son aquellos que conllevan la esperanza de una pronta recuperación.