2. Primeros auxilios psicológicos, comportamiento de la población ante una catástrofe

Los accidentes o catástrofes son situaciones excepcionales y como tales van a suscitar un serie de conductas de urgencia, distintas a las que pueden observarse en situaciones normales. Por eso, los comportamientos deben comprenderse dentro del contexto situacional en el que se producen (Robles y Medina, 2002).

Según los citados autores, las principales reacciones que se pueden manifestar ante un suceso traumático son las siguientes:

  • Ansiedad, temor, inseguridad, irritabilidad, insomnio.
  • Reacciones de abatimiento y aflicción.
  • Depresiones con riesgo suicida.
  • Quejas hipocondríacas
  • Agitación psicomotriz.
  • Negación de la realidad, regresión rebeldía, dependencia.
  • Proyección de la culpa y hostilidad sobre el entorno.
  • Comportamientos inusitados o extraños.

Con respecto a los primeros auxilios, deben realizarse los más rápidamente posible y en un lugar seguro próximo a la zona del accidente. Se pretende recuperar el mayor número posible de afectados en el menor tiempo posible. Se debe intentar que estos sujetos potencialmente recuperables se reintegren y ocupen lo antes posible (Marcuello García, 2006).

La inmediatez del apoyo psicológico en situaciones de accidente a las personas afectadas directa o indirectamente va a permitir la correcta aceptación del hecho y la recuperación de la normalidad, así como la prevención de una posible sintomatología de estrés agudo postraumático y de duelo patológico.

Los objetivos a corto plazo, próximos en el tiempo y lugar del acontecimiento, están encaminados a aliviar el sufrimiento del sujeto disminuyendo la angustia y la ansiedad experimentada por el mismo. Las primeras medidas que se utilizan, según Marcuello García (2006), deben ser sencillas y elementales, tales como:

  • Asegurarles unas condiciones mínimas de reposo.
  • Ofrecerles hidratación y alimentación.
  • Proporcionarles la información adecuada sobre lo que deben y no deben hacer.
  • Tranquilizarles a través de técnicas de reducción de la ansiedad.
  • Técnica de respiración diafragmática, que se utiliza para regularizar la respiración tras la hiperventilación (Acinas Acinas, 2007).
  • Técnicas de relajación: son un eficaz instrumento de autocontrol que permite reducir el impacto de los síntomas somáticos (frecuencia cardíaca, tensión muscular, frecuencia respiratoria) y proporciona un compromiso físico y cognoscitivo que distrae de la situación que produce ansiedad (Robles y Medina, 2002).
  • Permitir la liberación de sus emociones.
  • Ayudarles en la toma de decisiones y solución de problemas.
  • Favorecer la empatía y proporcionarles una escucha activa.
  • Apoyar a otras personas que auxilian en la comunicación de malas noticias.
  • Concienciarles para que se mantengan activos y ocupados en la medida de lo posible.

Los comportamientos humanos en una situación de catástrofe ofrecen un amplio abanico para una mejor comprensión. Se pueden clasificar atendiendo a varios criterios, pero uno de los que mencionan muchos autores es según el momento en el que se presentan estos comportamientos:

  • Periodo precrítico: antes de la catástrofe.

  • Periodo de crisis: mientras ocurre la catástrofe.

  • Periodo de reacción y periodo poscrítico: el que sigue a la superación del peligro inmediato.

 A nivel psicológico, esta intervención se puede organizar en cuatro fases:

  • Fase de aproximación: el objetivo de esta es conocer el estado físico y emocional de la víctima e iniciar un contacto que dé lugar a una buena sintonía entre la víctima y el que presta los primeros auxilios.

    Se podrá seguir el siguiente procedimiento:

    • Aproximarse a la víctima
    • Dirigirse a ella con amabilidad y honestidad
    • Explicar quién eres
    • Preguntar qué ha sucedido con el máximo tacto posible
    • Nunca forzar la situación de comunicación si se aprecia que la víctima no está por la labor
  • Fase de escucha: en esta fase el objetivo es entender cómo percibe la víctima lo que ha sucedido y cómo se encuentra, tanto a nivel físico como emocional.
    • Escuchar atentamente
    • Realizar preguntas útiles que le ayuden a organizar el suceso
    • Animar a hablar
    • Verbalizar sus emociones si con ello puedes ayudar
  • Fase de ayuda: consiste en ayudar a la persona a afrontar la situación, estimulando su confianza en su capacidad para adaptarse a la nueva realidad.

    Estrategias a poner en marcha:

    • Ponerse a disposición y no obligarla a recibir ayuda
    • No dar falsas esperanzas
    • Transmitir aceptación hacia lo ocurrido
    • Estimular su confianza y seguridad
    • Ayudar a priorizar sus necesidades
  • Fase de seguimiento: esta fase consiste en el seguimiento de la víctima y su apoyo después de los sucesos; generalmente queda fuera del ámbito de la intervención de los primeros auxilios psicológicos in situ.
Síndrome caracterizado por preocupación exagerada o sin fundamento sobre el estado de salud y exageración de los sufrimientos reales o imaginarios.
Dolor, aflicción.
Respiración extremadamente profunda y prolongada.