3. Variación del patrón anímico/unidad de tiempo
3.1. Número de iniciativas/unidad de tiempo
El número de iniciativas por unidad de tiempo variará en función de la motivación del deportista. Para mejorar dicha motivación, como dice una típica frase, “si no sumas, al menos no hay que restar”. Es decir, no hay que desmotivar. Para evitar esa desmotivación hay que evitar plantear objetivos inalcanzables, así como la monotonía y la frustración.
3.2. Porcentaje de cumplimiento de las tareas asignadas
Como se recoge en el apartado “querer aprender”, para cumplir lo planificado debe existir una coherencia entre los objetivos planteados y el nivel de compromiso del deportista para alcanzarlos.
Pero una vez que el deportista adquiere un compromiso, ¿cuál es su nivel? Podemos distinguir tres niveles distintos (Bill Sweetenham):
- A mejorar: habría que dedicar tiempo y esfuerzo al deporte.
- A mejorar hasta su límite: es necesario priorizar por encima de cualquier otra actividad.
- A ganar: habría que dar el 100% en dedicación, concentración durante el entrenamiento y estilo de vida.
Tan solo el último nivel le permitirá cumplir el 100% de las tareas asignadas y por tanto alcanzar el máximo rendimiento deportivo.
3.3. Media de errores consecutivos en entrenamiento
Los deportistas de alto nivel difícilmente cometen más de dos errores consecutivos, ya que son capaces de analizar sus errores. De ese análisis son capaces de extraer una conclusión que aplican en la siguiente acción, evitando así volver a cometer ese error. Sin embargo, los deportistas en formación cometen muchos errores, sirviéndoles estos para aprender.
3.4. Análisis de la distribución de los errores no forzados durante la competición
Como explicamos en el apartado “saber competir”, el deportista comete errores cuando le supera la presión, no cuando tiene presión, ya que todos los deportistas la sufren en las competiciones. Cuando esta presión es tan grande que les lleva a realizar algo distinto a lo desarrollado en los entrenamientos, tienen lugar los errores no forzados.
Para su análisis es adecuado grabar al deportista en competición y analizar posteriormente. Es necesario preguntarle: ¿Qué haces diferente cuando tienes presión? Una vez que el deportista sea consciente de aquello que hace cuando se siente presionado (primer paso), es necesario crear una estrategia (señal) que le permita seguir jugando igual bajo esos nervios. Una señal que no moleste, que sea discreta y que le recuerde manejar y variar aquello que realiza cuando tiene presión.