1. Contrastes
Si nos fijamos en los contenidos de los temas de la Unidad 4, podemos ver cómo la Historia y Cultura de Roma están llenas de contrastes, igual que la vida misma: por un lado, enfrentamientos y guerras que evidencian situaciones de crisis, por otro lado, espectáculos que evidencian lo importante que era para los romanos divertirse.
Como ya os he dicho que prefiero compartir con vosotros el lado amable de la vida, os comento lo que más me ha fascinado de los espectáculos romanos del circo y del teatro. Para que podáis comprenderme, no debéis olvidar que soy esclava y mujer, dos "desventajas" significativamente importantes en la época y civilización en las que me ha tocado vivir. Pues bien, a pesar de esto, y gracias a la suerte de trabajar para un amo bien situado económicamente, he tenido la oportunidad de asistir a espectáculos en el circo y en el teatro. Aunque más adelante conoceremos más detalles al respecto, tengo que deciros que para mí fue un disfrute absoluto: librar de mis obligaciones, salir de la domus, ¡divertirme como los ciudadanos... y olvidar, por un momento, mi situación de esclavitud!
Para mí fue muy especial la primera vez que fui al teatro. En principio está prohibido para los esclavos pero gracias a que la ley no se cumple tal cual, pude asistir. Desde la zona más alta del graderío pude contemplar el bullicio, las conversaciones de unos y de otros, el ambiente, los olores, el colorido, las diferencias sociales entre unos y otros, visibles a través de las vestimentas y los asientos que ocupaban, los rayos del sol, el escenario, los actores, la música y una historia cuya representación, mientras se desarrollaba, me transportó a otra realidad...
Estas historias solían ser tragedias o comedias y, aunque yo prefería las comedias (me hacían reír y pasar un rato entretenido y agradable), presenciara el género que presenciara, al finalizar la representación y retomar el contacto con mi realidad, me sobrevenía una emoción tan personal como difícil de expresar: escuchad esto...