1.3.2. Miedo al fracaso y ansiedad precompetitiva
Es necesario un cierto nivel de activación en el organismo para llevar a cabo cualquier aprendizaje deportivo o la consecución de objetivos, pero el grado de activación debe ser ajustado a cada tarea y a cada individuo con la finalidad de que la activación no condicione la respuesta motriz, y por tanto el rendimiento.
Si se experimenta un alto grado de activación, puede afectar negativamente al pensamiento y al estado corporal, alcanzando elevados niveles de preocupación mental, o manifestaciones fisiológicas como el aumento del ritmo cardíaco, sudoración excesiva, alteración de la respiración, etc. Todo esto dificultaría una ejecución motriz fluida y como consecuencia afectaría al rendimiento deportivo.
Si el nivel de activación no es controlado, el deportista puede sentir estados de ansiedad precompetitiva que van acompañados de un sentimiento de temor para el afrontamiento de la competición. Este sentimiento se manifiesta fundamentalmente a través del miedo al fracaso.
En definitiva, el técnico debe tener conciencia del estado de activación de sus aprendices y crear un clima de aprendizaje positivo, sin que los deportistas lleguen a desarrollar estados emocionales negativos que dificulten el rendimiento.