2.1. Concepto

Según recoge Vargas (2007) en su diccionario de teoría del entrenamiento deportivo, la carga de entrenamiento “comprende, en primer lugar, la medida fisiológica de la estimulación sobre el organismo provocada por un trabajo muscular específico, que en el organismo se expresa bajo la forma concreta de reacciones funcionales de una cierta profundidad y duración”.

Verkhoshansky (1990) la define como “el trabajo muscular que implica en sí mismo el potencial de entrenamiento derivado del estado del deportista, que produce un efecto de entrenamiento que lleva a una adaptación”.

Navarro (2000) señala que “como elemento central del sistema de entrenamiento, comprende en sentido amplio el proceso de confrontación del practicante con las exigencias que le son presentadas durante el entrenamiento, con el objetivo de optimizar el rendimiento deportivo”.

González Badillo y Ribas Serna (2002) entienden por carga de entrenamiento “el conjunto de exigencias biológicas y psicológicas (carga real, llamada generalmente carga interna) provocadas por las actividades de entrenamiento (carga propuesta, llamada generalmente carga externa)”.

De esta manera podemos indicar cómo la carga en sí no existe, sino que es un conjunto de estímulos definidos previamente al entrenamiento deportivo y que tienen por objetivo mejorar el rendimiento deportivo, entendido en su sentido más amplio.

La reacción biológica de los sistemas orgánicos frente a la carga externa, y se puede reflejar mediante parámetros fisiológicos y bioquímicos (frecuencia cardíaca, concentración de lactato sanguíneo, valores de plasma y urea, frecuencia ventilatoria, consumo de oxígeno, actividad eléctrica del músculo, etc.), o también por ciertas características de los movimientos (velocidad, amplitud, frecuencia, etc.) (Navarro, 2000).
Estímulo administrado a fin de inducir la adaptación de uno o varios sistemas orgánicos (Suay i Lerma, 2003).