3.2 Sensibilidad, entendimiento, razón.
Si el conocimiento expresa la información que un sujeto posee en relación con un objeto, es preciso determinar qué tipos de información existen y de qué modo el ser humano organiza y expresa la misma. Ello nos será de utilidad para determinar los niveles de conocimiento posible y su respectiva complejidad.
- A través de los sentidos, el ser humano recibe una información inmediata y directa sobre su entorno. Así, mediante una serie de sensaciones visuales, auditivas, táctiles, olfativas, etc., nos formamos una representación sensible de lo que nos rodea. Cabe hablar de una sensibilidad externa, a partir de los estímulos sensitivos provenientes del exterior, y de una sensibilidad interna, basada en los estímulos originados por nuestro propio organismo. Mediante la percepción, el cerebro humano interpreta los datos sensibles y se forma una impresión física inmediata de su entorno y de sí mismo.
- Un nivel superior sel conocimiento es el que permite el uso del entendimiento o la capacidad para pensar, comprender y formular juicios. El conocimiento inteligible logrado mediante el empleo del entendimiento tiene su punto de partida en el conocimiento sensible y se constituye como una extensión del mismo. Este paso es posible a gracias nuestra capacidad para la representación simbólica y la formulación de conceptos. Los conceptos son símbolos que nos permiten pasar de nuestras percepciones concretas a ideas generales representativas de las mismas. Así, nos formamos la noción general de ser humano a través de un proceso de abstracción en el que aislamos los rasgos generales presentes en los seres humanos particulares, dejando al margen sus rasgos individuales específicos. A su vez, dichos conceptos nos permiten la formulación de juicios, enunciados en los que afirmamos o negamos hechos. Por ejemplo: "todos los seres humanos son mortales".
- Nuestro conocimiento se amplía mediante el ejercicio de la razón. Esta nos permite establecer relaciones entre los distintos juicios que el entendimiento nos brinda y desarrollar nuestro conocimiento hacia un tercer nivel de complejidad, el que se refiere a las nociones más generales y los principios fundamentales a los que apunta nuestro conocimiento. Así, la razón nos lleva a interpretaciones que, partiendo de la experiencia sensible y los juicios apoyados en la misma, buscan explicaciones últimas. Como ejemplo, tenemos las que se elaboran en el seno de la filosofía: razonamientos sobre la naturaleza de lo real, su fundamento, el posible sentido de la existencia humana, etc.
Este esquema sel conocimiento humano basado en la distinción de los niveles sensible, inteligible y racional fue desarrollado en el siglo XVIII por Kant. Parte de la idea de que el ser humano es activo en la construcción del conocimiento y, si bien se nutre de los datos aportados por la experiencia sensible, construye el conocimiento de acuerdo con sus propias facultades y las reglas a las que estas se ajustan. Kant distingue tres momentos en la construcción del conocimiento: la sensibilidad, el entendimiento y la razón. En las distintas fases, Kant diferencia entre aquello que proviene de fuera del sujeto y es el resultado de la experiencia, lo a posteriori, y lo puesto por el sujeto en el acto de conocer, lo a priori.
Mediante un planteamiento criticista, El filósofo alemán Kant (XVIII) intenta superar la dicotomía entre racionalismo y empirismo en un modelo que combina el papel de la experiencia y de la razón para la formación del conocimiento y que delimita el ámbito en el que es posible un conocimiento firme, universal y necesario.
Importante
Segú la visión clásica del psiquismo humano y los niveles de conocimiento de Kant, la sensibilidad sería la facultad para recibir representaciones a partir de los datos aportados por los sentidos, el entendimiento la de pensar los objetos sensibles y formular juicios sobre ellos, y la razón la de formular juicios explicativos últimos de carácter general.
Para saber más
Los objetos se nos presentan mediante la sensibilidad, capacidad receptiva. Tenemos experiencia de los objetos mediante intuiciones sensibles, estas permiten la representación o la captación del fenómeno, el objeto tal como se presenta a los sentidos. Aunque la sensibilidad es receptiva, estos datos encajan en un marco espacio temporal ajustado a nuestra forma perceptiva. Kant entiende que las características de este marco perceptivo corresponden al sujeto y son, por lo tanto, a priori. Así, en este caso, el elemento a posteriori o contenido recibido son las sensaciones, siendo el espacio y el tiempo las formas a priori en las que se da nuestra sensibilidad.
El conocimiento no se limita a la captación de fenómenos de la experiencia, sino que estos fenómenos son ordenados por el entendimiento, que expresa dicho conocimiento en una serie de juicios (atribución de predicados a sujetos). El entendimiento suministra los conceptos que ponen orden y dan sentido a los datos de la experiencia sensible. Entre dichos conceptos se encuentran los conceptos puros o categorías que son a priori, o sea, independientes de la experiencia, pero que son imprescindibles para el conocimiento (categorías que nos permiten ordenar los fenómenos mediante criterios de cantidad, cualidad, relaciones de causa efecto o de interacción, así, por ejemplo: unidad, sustancia, causa o existencia). En este caso, pues, lo puesto por el sujeto o a priori son las categorías y lo que viene dado por la experiencia o lo a posteriori, los fenómenos.
La facultad suprema del pensamiento es la razón. Su tarea consiste en la elaboración de razonamiento en las que se relacionan distintos juicios entre sí. La razón busca juicios de carácter general que sirvan de explicación al mayor número de fenómenos, tendiendo a los principios explicativos últimos de la realidad. Formula unas ideas generales en las que se trata de unificar el conjunto de fenómenos de la experiencia externa, interna y su fundamento último: Mundo, alma y Dios. Esta pretensión de un conocimiento último conduce al pensamiento más allá de los límites de la experiencia, hacia un ámbito en el que ya no cabe la seguridad que proporciona el conocimiento científico.