4.2. Inmunidad humoral
La respuesta humoral se lleva a cabo cuando los linfocitos B activados durante la respuesta celular se transforman en células plasmáticas.
Cuando el linfocito B entra en contacto con un antígeno desconocido se empiezan a diferenciar células plasmáticas, cada una fabrica un tipo de anticuerpo hasta que aparece una que fabrica un anticuerpo complementario al antígeno. Esta célula plasmática se divide y libera los anticuerpos. Esta es la respuesta humoral primaria y tarda más en ponerse en marcha.
Estos linfocitos, al contrario que los linfocitos T citotóxicos, no atacan directamente a las células infectadas ni a los patógenos sino que liberan unas sustancias denominadas anticuerpos que se fijan a los antígenos del patógeno facilitando su fagocitosis por los macrófagos.
El linfocito B también se puede activar al entrar en contacto directamente con el antígeno sin mediación del linfocito T
Las células plasmáticas se dividen y parte de ellas quedarán reservadas como células de memoria en el torrente sanguíneo, para cuando vuelva el patógeno.
Cuando el antígeno vuelve a aparecer se desencadena una respuesta más rápida, ya que las célula de memoria saben qué anticuerpo fabricar. Es la respuesta humoral secundaria.
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Caso de estudio

Caso de estudio

Caso de estudio
Cuando el organismo entra en contacto por primera vez con un antígeno se desatan las respuestas celular y humoral. Se activan los linfocitos y se seleccionan aquellos que son complementarios al antígeno, se dividen y una parte de ellos quedan como células con memoria. Esta es la respuesta primaria, que hemos estudiado en el tema anterior.
La respuesta secundaría se activa cuando el antígeno vuelve al organismo por segunda vez, entonces son las células con memoria las que actúan.
La respuesta secundaria es más rápida, es decir, el tiempo que pasa desde que el linfocito reconoce al patógeno hasta que se desencadena la respuesta es menor, y la destrucción del patógeno es más eficaz.
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Caso de estudio
