1. La difusión de contenidos audiovisuales
Lista de cabeceras de antiguas distribuidoras cinematográficas. Por El videoclub de los 80 en Youtube.
La distribución de obras es uno de los sectores más discretos e invisibles de la industria audiovisual, pero la profunda transformación que ha vivido en los primeros compases del siglo XXI ha hecho visible la importancia estratégica que ha permitido a las distribuidoras tradicionales amasar grandes fortunas durante todo el siglo XX, especialmente en las industrias del cine, la música y la literatura.
Empecemos por un ejemplo encontrado en el cine clásico. Durante gran parte de la primera mitad del siglo XX, las grandes productoras de cine norteamericanas se expandieron a través de los tres grandes engranajes de la industria cinematográfica: la producción de las películas, la distribución de las copias y la exhibición en salas. Esto les permitía tener el control absoluto sobre la cadena de producción en un momento en el que el cine era el principal medio de diversión de la sociedad. ¡Imagina los beneficios! Sólo había un problema: la ley antitrust, que luchaba contra los monopolios y la extrema concentración de la riqueza, prohibía que cualquier tipo de empresa se extendiera a lo ancho de toda la cadena de producción. Esta ley contra los oligopolios había existido desde 1890 bajo el nombre de Ley Sherman, sin embargo no sería hasta el 3 de mayo de 1948 cuando se dictaminara legalmente la desarticulación de estos entramados empresariales. Primero las grandes productoras se desharían de la exhibición, luego las grandes distribuidoras se terminarían independizando de la producción. Esa fecha en la que se separaron la producción de la exhibición de la distribución marcaría el inicio del fin del cine clásico, la industria del cine se debilitó para siempre -ayudado a su vez por la aparición de la televisión y el desplazamiento a un segundo lugar como industria del entretenimiento-, transformando a su vez la narrativa y la estética del cine.
Este fragmento de la historia puede ofrecernos una idea de lo importante que ha resultado siempre para algunas de las industrias del audiovisual (en particular el cine y la música) la etapa de la distribución. Medio siglo más tarde, estas industrias sufrirían una nueva estocada profundamente transformadora: internet. ¿Que por qué les ha afectado tanto? Las grandes distribuidoras se encargan, a grandes rasgos, de dos tareas principales: 1. hacer llegar las películas y la música a los espacios en los que las películas se ven y los discos se compran; 2. desplegar grandes campañas publicitarias acordes a las expectativas de venta que cada película o disco genera. Ninguna de las dos tareas puede sobrevivir sin la otra en el ecosistema audiovisual de hoy. E internet ha hecho su existencia bastante más difícil al reducir radicalmente el coste de transporte de las obras.
Durante la pasada década se pensaba que las grandes distribuidoras terminarían cerrando por culpa de internet y de la descarga de películas y discos; hoy podemos afirmar que internet ha producido una readaptación de las industrias que ha permitido la consolidación de nuevos grandes negocios en la cadena de distribución. Negocios que en ocasiones tienen aún más tendencia al monopolio que sus predecesores. Netflix, Apple Music, Spotify o Filmin son algunas de las empresas de pago que vienen a articular modelos de negocio con las nuevas condiciones que propone internet; a estas hay que añadir otras que son gratuitas para el usuario pero que generan grandes ingresos como Youtube, Soundcloud o Vimeo. Las grandes distribuidoras cinematográficas como Warner Bros. o Universal siguen produciendo beneficios, no han dejado de existir, pero cada vez se han tenido que volcar más a promocionar y distribuir grandes superproducciones, que son casi las únicas capaces de despertar la asistencia masiva de público a las salas.
A pesar de lo que pueda parecer, aún nos encontramos en los albores de un nuevo ecosistema audiovisual configurado gracias a la simultaneidad que ofrece internet; quedan muchas estrategias por ensayar y experimentos que proponer. Ya no existe una única manera de acceder al mundo de la producción audiovisual (a través de la profesionalización en un trabajo concreto que demande la industria), ahora muchas personas prueban suerte a través de los canales de difusión de los medios de libre acceso. Pero un medio tan poblado, tan capaz de ofrecer historias de consumo rápido, exige estrategias creativas para hacer visible el trabajo propio a través de los medios que internet ofrece. A continuación, algunas pistas.

Objetivos
Para profundizar más en la apasionante historia de cómo la ley norteamericana desarticuló el oligopolio de las grandes productoras de cine puedes leer este artículo de JotDown. El studio system: auge y caída del Hollywood clásico.