Antiguamente, antes de conocerse los números que hoy empleamos, se contaba con las manos, con los dedos, con piedrecillas, y hasta con ramitas de árbol; y es que cualquier cosa servía para contar.

     Los comerciantes enseguida tuvieron la necesidad de disponer de un instrumento preciso para calcular y contar.

     Aunque no se sabe con certeza, parece ser que el ábaco se inventó en la antigua China hace muchísimos años. Pero fue utilizado ya en la época primitiva, realizado con materiales muy rudimentarios.

     El diseño del ábaco como lo conocemos hoy en día se atribuye a un filósofo romano llamado Boethius, que le encantaba la geometría.

     En Roma también utilizaron el ábaco, un tablero de bronce con surcos en los que se deslizaban las bolas para contar. A continuación podemos ver cómo era el ábaco romano: