2.3. Los mejores ejemplos

El arte hispanomusulmán nos ha dejado básicamente dos tipologías de edificios: la mezquita y el palacio. A estos hay que sumar los baños públicos o hamman, las universidades o madrasas, los castillos defensivos o alcazabas, alcaicerías o zocos, alhóndigas o posadas, las torres de vigilancia, y así un largo etcétera. Vamos a clasificar los mejores ejemplos del arte de Al-Ándalus siguiendo  la línea temporal que va desde su origen como emirato dependiente del Imperio Omeya hasta la conquista del último vestigio árabe de la península, el reino nazarí de Granada.

Arte emiral y califal, siglos VIII-X.

Desde la paulatina implantación de formas orientales en la península hasta la llegada del Califato por Abderraman III, en donde el arte andalusí alcanza su máxima calidad artística, son muchos los edificios que se construyen por todo el territorio y resulta complicado hablar de características generales. No obstante, estas son algunas  de sus peculiaridades:

• Reutilización de elementos de las culturas previas romana y visigoda, como capiteles corintios y compuestos, muros de sillería, arcos de medio punto.
• Aparición del típico arco de herradura musulmán y arcos lobulados entrecruzados.
• Bóvedas gallonadas y de arcos entrecruzados.

Mihrab de la mezquita de Córdoba Imagen de I. Mehling en Wikipedia. Licencia CC

El edifico más importante de esta época es la Mezquita de Córdoba. Lugar sagrado dedicado a la oración, su estructura deriva de la casa de Mahoma en Medina y tiene claras influencias de las basílicas paleocristianas. Todas las mequitas constan de las siguientes partes:  

• El patio o shan, gran espacio al aire libre rodeado por un pórtico con arcos. En el centro se sitúa la fuente para las ablaciones, sabil, cubierta en ocasiones por un templete.
• Minarete o alminar: torre de plana cuadrada, octogonal o circular, desde la cual el almuédano llama a los fieles para que acudan a orar. Se sitúa en un extremo del patio.
• Sala de oración, haram, dividida en naves separadas por hileras de columnas. Estas naves se disponen perpendicularmente a la quibla, el muro que se orienta a La Meca. En la quibla, generalmente en su centro, está el mihrab, una especie de nicho profusamente decorado y que constituye el lugar más sagrado de la mezquita, herencia del ábside de las basílicas romanas y bizantinas. Frente al mihrab está la maxura, pequeño recinto cerrado dedicado al califa y al imán, y junto a la maxura se sitúa el púlpito o mimbar.

La construcción de la mezquita de Córdoba comienza en el año 786 cuando Abderramán I  compra la primitiva iglesia visigoda de San Vicente, de la que se aprovechan numerosas columnas y tramos de muros. El edificio original constaba de once naves pero debido al aumento de la población, se fueron añadiendo sucesivas ampliaciones y reformas. Frente a la sobriedad de sus muros exteriores, hechos de sillería en donde destacan los gruesos contrafuertes y las portadas rematas por arcos ciegos y arcos de herradura enmarcados por el alfiz, resalta el interior, verdadero laberinto de columnas que nos recuerda a las estilizadas palmeras del desierto.

Las naves interiores están construidas por dos pisos de columnas. El primer piso es más alto y está formado por columnas unidas por arcos de herradura. El segundo piso tiene pilares sobre las columnas del piso inferior unidos por arcos de medio punto. Loa arcos alternan dovelas de color rojo y blanco. A partir del 962, con la ampliación de la mezquita por Al Hakam II, se introducen los arcos apuntados y polilobulados, y se termina el mihrab, con exquisitas yeserías y alicatados, siendo la parte que reúne la mayor cantidad de  decoración de todo el edificio. 

Bóveda de la maxura Imagen de Manuel de Corselas en Wikipedia. Licencia CC	Interior de la mezquita Imagen de T. Espallargas en Wikipedia. Licencia CC

No lejos de la mezquita sobresale otro ejemplar maravilloso de arquitectura califal: la ciudad residencia de  Medina Azahara. Mandada construir por el califa Abderramán III para simbolizar su poder y prestigio, se extienden sobre tres terrazas escalonadas ricos palacios, baños, una mezquita, jardines y hasta un zoológico.  Otros ejemplos de arquitectura califal son la Puerta de la Bisagra, la ermita del Cristo de la Luz, ambas en Toledo, y la alcazaba de Mérida. 

Arte de los reinos de taifas, siglos XI y XII

Con la muerte de Almanzor se desintegra el califato y Al-Ándalus se fragmenta en pequeños reinos denominados de taifas. Sin contar con el esplendor económico del califato, estos reinos contrarrestan la pobreza de los materiales con exuberantes decoraciones, apareciendo los arcos lobulados y mixtilíneos entrecruzados.  El edificio más destacable de esta etapa es la Aljafería de Zaragoza, construido en la segunda mitad del siglo XI como palacio fortaleza.

Destacan sus decoraciones en atauriques calados para grandes superficies, recurso que se repetirá mas tarde en la Giralda sevillana, y la progresiva abstracción de sus yeserías hacia motivos geométricos, que influirá en todo el arte nazarí. Este edificio sienta las bases para todo el arte mudéjar posterior. Otros edificios importantes son las alcazabas de Málaga y Almería, y los baños conocidos como el Bañuelo, de Granada. 

Testero norte de la Aljafería, Zaragoza Imagen de Escarlati en Wikipedia. Dominio público	Transformaciones  de la Giralda Lámina de A. Guichot en Wikipedia. Licencia GNU	Detalle del cuerpo superior, Torre del oro Imagen de Lobillo en Wikipedia. Dominio público

Arte Almorávide y Almohade, siglos XII y XIII

En numerosas ocasiones, y para hacer frente a los continuos ataques de los ejércitos cristianos, los taifas tuvieron que solicitar ayuda militar a los almorávides y almohades, pueblos bereberes  del norte de áfrica. Asistimos a la aparición de algunos rasgos estilísticos como los mocárabes, el arco de herradura apuntado, empleo masivo del ladrillo, abundante decoración que llega a enmascarar por completo el esquema constructivo, bóvedas con nervaduras cada vez más finas, aparición de los paños de sebka o de redes de rombos superpuestos, y el uso del pilar como sustituto de la columna.

Magníficos ejemplos de este arte son la Torre del Oro, recubierta en su día por azulejos vidriados que le daban un peculiar aspecto metálico dorado, y la Giralda, la antigua torre minarete de la desaparecida mezquita sevillana.  Muchas partes de los Reales Alcázares de Sevilla también pertenecen a este periodo. 

Arte nazarí, siglos XIII, XIV y XV

Al igual que en épocas anteriores, llama la atención la sobriedad exterior de los edificios y la exultante decoración interior de los mismos, siendo la Alhambra el mejor ejemplo de arte nazarí y uno de los mejores conjuntos palatinos de todo el mundo medieval.  Como novedad resaltar la columna nazarí, de fuste cilíndrico liso y capitel dividido en dos partes, la inferior cilíndrica y la superior de sección cuadrada ricamente decorado.

Vista panorámica de la Alhambra, Granada Imagen de Jebulon en Wikipedia. Dominio público

Situada sobre la colina de la Sabika, que domina la ciudad de Granada, y su nombre significa la roja. Residencia real desde 1238 para Muhammad ibn Nasr, primer rey de la dinastía, fue ampliándose paulatinamente hasta bien entrado el siglo XV, cuando se termina el Patio de los Leones. Magnífico ejemplo de integración con el paisaje que la circunda, la Alhambra está formada por dos palacios principales adosados, el palacio de Comares y el de los Leones, a los que se añaden salas oficiales, aposentos privados, baños y jardines. Destacan entre otras estancias, la sala de las Dos Hermanas, el Mirandor de Lindaraja, el Cuarto de Comares, el Salón del Trono, la Sala de los Abencerrajes o los Jardines del Partal.

A pocos metros de la Alhambra, y un poco más elevada, se sitúa el palacio del Generalife, verdadera joya de la integración entre arquitectura y jardines de todos los tiempos.

Otros ejemplos de arte nazarí son el Cuarto Real de Santo Domingo y la Mezquita del Albayzín, también en Granada, así como la mezquita de Ronda, y su influencia en todo el arte mudéjar es más que notoria.