2.2. Influencia romana. La influencia exterior a la Península

El arte islámico en general y el arte hispanomusulmán en concreto, se basarán y reutilizarán elementos arquitectónicos del arte clásico romano que se encuentran a su llegada a  la península ibérica. Dichos elementos romanos ya habían sido incorporados al lenguaje del arte visigodo, y no es esto algo exclusivo de los árabes, sino que el hecho de incorporar elementos de culturas precedentes ha pasado en todas las etapas de la historia.

De la Roma clásica adoptan la técnica de la sillería en piedra para crear muros,  y siempre que puedan, los árabes van a edificar sus construcciones sobre edificios anteriores, usando la mayor cantidad de materiales posibles. Si un muro de una antigua construcción romana está en buen estado, lo reutilizarán. Si está en malas condiciones, o se trata de construcciones que poco tienen que ver con la cultura árabe, como los anfiteatros o circos, lo desmontarán piedra a piedra y usarán los sillares, columnas y capiteles  para la construcción del nuevo edificio.

Acueducto de Los Milagros, Mérida Imagen de Susonauta en Wikipedia. Licencia CC	Interior de la mezquita de Córdoba Imagen de S. J. Dunlop en Wikipedia. Licencia GNU	Dobles capiteles corintios de la Aljafería, Zaragoza Imagen de Escarlati en Wikipedia. Licencia CC

Esta moda de reutilización estará muy presente en los primeros siglos de dominación musulmana, en el arte emiral  y califal de Al-Ándalus, como se puede apreciar en numerosas columnas y capiteles romanos y visigodos de la primera mezquita de Córdoba, o en el empleo del doble piso de arcos de medio punto de la sala de oración de dicha mezquita, que sigue el modelo del acueducto de los Milagros de Mérida.

Hacia el final del Califato y durante los reinos de taifas, la piedra se dedicará exclusivamente a ciertas partes nobles de edificios importantes, como las fachadas de palacios y mezquitas, y el primitivo capitel corintio romano evoluciona hacia el capitel hispanomusulmán. Consta de dos partes, una inferior cilíndrica o tronco cónica, y una superior más esbelta, con dos hojas de filas de acanto, acentuándose la verticalidad de estos capiteles árabes de influencia romana.  La distribución de las hileras de columnas que dividen el espacio de la sala de oración de  las mezquitas tiene inspiración en las basílicas romanas.

La influencia árabe es fundamental en los dos estilos típicamente hispanos a los que aporta la inmensa mayoría de sus elementos artísticos: el mozárabe y el mudéjar. El primero de ellos se aborda en los últimos apartados de este tema, pero aquí te anunciamos algunos ejemplos de arquitectura mozárabe, románica y gótica con clara influencia andalusí.

La catedral de Jaca, San Miguel de Almazán (Soria), la iglesia de la Vera Cruz (Segovia) o la de Torres del Río (Navarra) poseen bóvedas gallonadas con nervios que no se cruzan en el centro muy del gusto árabe. El claustro románico de San Juan de Duero (Soria) está compuesto por arcos de herradura y entrecruzados, y la iglesia de Albendiego (Guadalajara) presenta celosías en sus ventanas que nos recuerdan a los paños de sebka del arte almorávide y almohade. Fuera de nuestras fronteras también llegó la influencia musulmana a varios edificios, como la basílica románica de Santa María de Vézelay, en Francia. 

Santa María de Vézelay, Francia Imagen de PMRMaeyaert en Wikipedia. Licencia CC	Claustro de San Juan de Duero, Guadalajara Imagen de M. A. García en Wikipedia. Licencia CC

El gótico tardío o estilo isabelino presenta una decoración vegetal y epigráfica de clara influencia musulmana, como observamos en el Palacio de los Duques del Infantado (Guadalajara), San Juan de los Reyes (Toledo) , las fachadas de San Pablo y San Gregorio (Valladolid) o las bóvedas de la Capilla del Condestable de la catedral de Burgos.

Y aunque el mudéjar se trata en unidades posteriores, aquí te damos algunas pistas sobre él.El término mudéjar se refiere a la población musulmana que vivía en las tierras cristianas tras la conquista de su territorio, y que supone una simbiosis asombrosa entre lo cristiano y lo musulmán, además de prolongar la influencia de Al-Ándalus hasta bien entrado el siglo XVI. Se siguen utilizando el ladrillo y las yeserías en las fachadas, la laceria en las techumbres de madera, los arcos lobulados y mixtilíneos tan típicos del arte musulmán, así como una profunda decoración interior. El mudéjar brilla en Teruel como en ningún otro sitio, con la Torre de San Martín y la de su catedral como buenos ejemplos, sin olvidar los Reales Alcázares de Segovia y Sevilla.

Las Ventas, Madrid Imagen de Montrealais en Wikipedia. Licencia GNU	Edificio de Correos, Zaragoza Imagen en Wikipedia. Dominio público	Gran Teatro Falla, Cádiz Imagen de A. Jiménez en Wikipedia. Licencia CC

Y algunos siglos después vuelve con fuerza el estilo hispanomusulmán gracias a lo que se ha denominado como  neomudéjar, estilo artístico fundamentalmente arquitectónico que se desarrolló en el último tercio del siglo XIX y que se enmarca dentro de la arquitectura historicista. La plaza de toros de Las Ventas de Madrid supone el inicio de esta corriente, que contará entre sus arquitectos destacados a Rodríguez Ayuso,  Augusto Font Carreras o Aníbal González. Durante más de cuatro décadas aparecen por todo el país plazas de toros, casinos, estaciones de tren o pabellones para exposiciones que retoman los arcos de herradura y el ladrillo.