1.3. Los estilos de liderazgo y las pautas de comunicación para la optimización de los recursos humanos del equipo técnico

Un mismo entrenador puede, y debe, utilizar distintos estilos de decisión o de liderazgo en función de las circunstancias concretas en las que se encuentre. La cuestión radica en saber cuándo es mejor adoptar uno u otro estilo, siendo lo más influyente las características de los miembros y las necesidades del equipo, así como los factores o criterios situacionales.

 

1.3.1. Criterios para variar de estilo de dirección en función de las necesidades del equipo

Las características de los miembros, así como sus necesidades individuales y colectivas, son muy importantes a la hora de determinar la eficacia del liderazgo; el líder debe tener la capacidad de variar su estilo de liderazgo en función de ello.

Algunos de estos criterios o circunstancias, siguiendo a Chelladurai y Haggerty (1978), citados por Buceta (1997, p. 33-34), son los siguientes:

  • El poder del entrenador sobre sus deportistas:

    Se incluye aquí el grado de autoridad que les concede la organización, su capacidad de influencia, su credibilidad, y, en general, la aceptación de su autoridad por parte de los deportistas. Básicamente, cuanto mayor es su poder, más puede emplear el estilo directivo, autoritario o autocrático.

  • La cohesión del grupo:

    En los equipos más cohesionados, el entrenador puede y debe utilizar con más frecuencia los estilos consultivo (persuasivo), participativo y permisivo. Estos dos últimos son difíciles de emplear en grupos con una baja cohesión, siendo en estos casos más recomendables los estilos consultivo y sobre todo directivo o autocrático. Sin embargo, en estos grupos, los estilos participativo y permisivo, bien utilizados en momentos apropiados, pueden ser un instrumento que contribuya a fortalecer la cohesión.

  • Si es o no crucial o conveniente la aceptación de la decisión por parte de los deportistas:

    Determinadas decisiones, como la elección del equipo titular para el partido, no es necesario que sean aceptadas por los deportistas para que se cumplan. Sin embargo, otras decisiones, como que el deportista cambie un determinado gesto técnico, solo serán eficaces si el deportista en cuestión las acepta. En el primer caso resulta apropiado el estilo directivo, pero en el segundo es imprescindible contar con los deportistas en la toma de decisión, siendo el estilo persuasivo y el participativo los más apropiados, o incluso, en algunos casos muy concretos, el delegatorio o permisivo, dejando al deportista la responsabilidad única de la decisión.

 

1.3.2. Criterios para variar de estilo de dirección en función del tipo de situación

Para que un líder sea eficaz debe ser sensible también al tipo de situación en la que se encuentren. Según Martens (1987), un líder eficaz en el ámbito deportivo debe saber conjugar ciertos factores situacionales, tales como que el deporte sea en equipo o individual, el tamaño del grupo, el tiempo disponible, la estructura organizativa, el número de ayudantes, las demandas específicas de la situación, etc.

Siguiendo de nuevo a Chelladurai y Haggerty (1978), citados por Buceta (1997, p. 30-32), estos criterios, circunstancias o situaciones serían las siguientes:

  • La urgencia de la decisión:

    Es decir, el tiempo disponible para tomar la decisión, si es urgente o no. Si es urgente, el entrenador debe adoptar un estilo autocrático, directivo; mientras que si no lo es, podría utilizar otros estilos.

  • La calidad de la decisión:

    Todas las decisiones son importantes, pero unas requieren más que otras que el entrenador, como experto, aporte sus conocimientos y experiencia, y decida en consecuencia. En general, las decisiones que requieren una mayor calidad deben ser tomadas con un estilo directivo o autocrático, o en ocasiones, consultivo, persuasivo; mientras que las restantes podrían ser buenas oportunidades para utilizar los estilos participativos o democráticos, y permisivos o delegatorios, contribuyendo así a desarrollar un mayor compromiso y responsabilidad en sus deportistas, y a no sobrepasar en exceso las decisiones autoritarias o directivas. 

  • La información de la que dispone el entrenador:

    En principio, si dispone de la información necesaria, el estilo directivo o autocrático es el más adecuado, salvo que al entrenador no le interese utilizar esta opción y prefiera consultar con sus deportistas (uno, varios o todo el equipo).

  • La complejidad del problema:

    Si el problema es complejo el estilo participativo es inadecuado, siendo más adecuados los estilos directivo o consultivo, y en ocasiones, el delegatorio o permisivo (cuando convenga delegar en algún miembro del equipo que sea experto en el problema complejo sobre el que se deba decidir).

Importante

A la hora de elegir el estilo de decisión y de liderazgo no basta con tener en cuenta un solo criterio, circunstancia o situación, de forma aislada, sino que debe considerarse la interacción que se da entre todas ellas, y saber utilizarlos y alternarlos correctamente.

Por ejemplo, será distinta una decisión que requiera calidad y que además necesite la aceptación de los deportistas, que otra decisión de calidad, pero que no necesite dicha aceptación. En el segundo caso el estilo autocrático será el más apropiado, mientras que en el primero resultará inapropiado, y el entrenador deberá optar por un estilo consultivo o participativo.

En definitiva, compartimos con Buceta (1997, p. 42-43) que cada entrenador en su deporte debe determinar el tipo de decisiones y el estilo de liderazgo a adoptar, y decidir cuál es el grado de participación que sus deportistas deberían tener en cada caso. De cualquier forma, parece muy conveniente que el entrenador reserve el estilo directivo o autocrático para los momentos en los que lo necesite más, y tenga en cuenta que el empleo eficaz de los estilos requiere unas habilidades que deben entrenarse y desarrollarse, pues en muchos casos no es el contenido de sus decisiones lo que repercute negativamente en su trabajo, sino la forma y el momento inapropiado de tomarlas.