Resumen
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Importante
La Península Ibérica entra en la Historia como consecuencia de la llegada de pueblos procedentes del Oriente Mediterráneo.
- A partir del siglo X a.C. llegaron los fenicios al sur, buscando sobre todo metales preciosos, y fundaron ciudades en la costa. Su influencia permitió el desarrollo en el oeste de Andalucía de la cultura de Tartesos, que floreció entre los siglos VIII-VI a.C.
- A partir del siglo VII a.C. llegaron los griegos a la costa mediterránea y fundaron ciudades en Cataluña. Su influencia permitió el desarrollo de la cultura ibérica en toda la fachada mediterránea. Mientras tanto en el oeste de Andalucía la influencia fenicia permitió el desarrollo de la cultura turdetana.
- En las zonas de la Península más alejadas de la influencia mediterránea había sociedades tribales dirigidas por aristocracias guerreras. Muchos de esos pueblos eran celtas.
Importante
A partir del 237 a.C. los cartagineses crearon un imperio en el sur y el este de la Península para recuperarse de su derrota en la I Guerra Púnica. Pero eso provocó una nueva guerra con Roma: la II Guerra Púnica (218-201 a.C.).
Roma expulsó a los cartagineses y se quedó en la Península para obtener sus riquezas. Entre los siglos II y I a.C. Roma extendió su dominio por toda la Península, buscando botín, aplastando la resistencia de los indígenas e interviniendo en las guerras entre ellos. Sus principales adversarios fueron los pueblos de los valles del Ebro y el Guadalquivir, los lusitanos, celtíberos, cántabros y astures.
Importante
Augusto dividió Hispania en tres provincias:
- La Tarraconense en el nordeste.
- Lusitania en el oeste.
- La Bética, que abarcaba buena parte de Andalucía salvo su parte más oriental, que estaba en la Tarraconense.
Los romanos usaron las ciudades como base de sus ciudades y recompensaron con la ciudadanía y el ascenso social a los aristócratas que invirtieron su dinero en convertirlas en ciudades al estilo romano. La carrera política y militar permitió el ascenso de la aristocracia hispana a la cumbre de la sociedad imperial ya en el siglo I d.C.
En la base de ese ascenso social estuvo el gran crecimiento económico que favoreció la paz romana. Los sectores productivos más importantes fueron la producción de vino y aceite, la elaboración de salazones y salsas de pescado y la minería.
La vida en las ciudades de Hispania era como una versión a pequeña escala de la vida en Roma. Eso es especialmente cierto en el caso de la Bética, que era una de las regiones más urbanizadas y romanizadas de todo el Imperio.