3.3. Utzon, Niemeyer
Jorn Utzon fue un arquitecto danés muy interesado por el organicismo y por el trabajo de Wright. De hecho, viajó a Estados Unidos para contemplar la obra del arquitecto americano en persona. Utzon desde muy temprano manifestó su interés por el movimiento organicista,algo que se manifiesta en las casas Kingo y Kredensborg, ambas en forma de L y legibles como una versión moderna de algunas construcciones de la Antigüedad. Podemos decir que estas viviendas fueron el modelo del organicismo de Utzon.
Sin duda, la Ópera de Sidney es su trabajo más conocido, aunque fue una obra controvertida pues despierta tanto una admiración exacerbada como el desprecio más extremo y le ocasionó bastantes quebraderos de cabeza. Su estilo aparece aquí de forma diferente si bien continuaba bajo la estela de Wright y Saarinen, había ciertas reminiscencias tanto góticas como expresionistas. Al principio, se entendió como una gran obra de la arquitectura moderna por su atractiva planta, pero poco a poco la construcción se hizo más complicada, y, finalmente, Utzon abandonó el proyecto debido a cambios políticos. El trabajo de Utzon parece tomar en esta obra un camino neoexpresionista. El arquitecto danés vuelve a su país y retoma algunos proyectos que realizó con la ayuda de sus hijos.
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Ópera de Sidney, Utzon. |
Utzon se retiró a Mallorca aunque llegó a aceptar otros encargos, como el Parlamento de Kuwait en 1985 que fue destruido por la Primera Guerra del Golfo pocos años después.
Recibió el Premio Pritzker en 2003 y murió en 2008 de un infarto con 90 años de edad.
Oscar Niemeyer (1902-2012) ha sido uno de los arquitectos más famosos del siglo XX e incluso algunos especialistas hacen de él el paradigma de arquitecto moderno; puede que no sea una exageración. Hay un dato que suele olvidarse cuando hablamos de Niemeyer y es que, a diferencia de los colegas de su misma edad, él provenía de un país claramente subdesarrollado (Tercer Mundo), aunque la evolución política de Brasil llevó a la nación a ser un país en vías de desarrollo y, ya hoy, una de las economías emergentes (aunque en crisis). Este carácter tercermundista se manifiesta en la obra de Niemeyer; pero también se manifiesta el entorno natural del que provenía: no del frío norte (Aalto, por ejemplo) ni la enclaustrada Suiza (Le Corbusier), tampoco de una nación capaz de saquear no sólo su propia naturaleza, sino la del mundo (Wright)… No, Oscar Niemeyer nació en un país tropical, de clima siempre cálido, poco cuadriculado, si se me permite hablar así. Quizás de ahí su amor por las curvas y las formas suaves junto a su rechazo de las líneas rectas y de los ángulos de noventa grados: «No es la línea recta la que me atrae, dura, inflexible, creada por el hombre. Lo que me atrae es la línea libre y sensual. La curva que encuentro en las montañas de mi país en la sinuosidad de sus ríos, en las nubes del cielo y en las olas del mar. De curvas está hecho el universo, el universo curvo de Einstein».
Sin embargo, en una vida tan larga y tan fecunda no todas las obras van a estar marcadas por los mismos principios, porque la arquitectura de Niemeyer—y en esto es fiel a los principios organicistas—es una arquitectura viva y, por lo tanto, cambiante. Si observamos sus primeras obras, apreciamos la influencia directa de Le Corbusier, de quien sin duda es heredero. De hecho, Niemeyer colaboró, aunque en segundo plano, en la proyección de la Sede de las Naciones Unidad en Nueva York. El edificio, basta un vistazo para darse cuenta, cumple los principios racionalistas, a los que Niemeyer no fue inmune (véase el edificio del Congreso Nacional brasileño, en Brasilia); pero no se quedó ahí, pues un material—el cemento—acabará cautivándolo por sus propiedades plásticas. Poco a poco irá surgiendo su amor por la curva (lo que aleja a su arquitectura de la estandarización: no puede ser producida en serie) a la vez que buscará la fusión con la naturaleza (en un sentido casi cósmico: la Catedral de Brasilia recogiendo la energía telúrica y abriéndose majestuosamente hacia el cielo, unas manos abriéndose en oración). Para ello, la libertad de planta será un elemento determinante.
Además, sus edificios vendrán caracterizados por una simetría no estática, sino que se busca el movimiento (fundamentalmente ascendente) para lo cual el ornamento resulta un estorbo: las líneas deben ser simples y claras. Estos principios pueden leerse en la mayor parte de sus obras, aunque con diversa intensidad. Claro que las obras de Brasilia fueron decisivas en totalidad, para su evolución: no sólo la Catedral, también el Complejo Cultural de la República: Museo Nacional Honestino Guimarães. Marcaron un hito tanto en lo arquitectónico como en lo urbanístico. Encontramos obras inspiradas en la naturaleza: puede analizarse con provecho esa flor, una verdadera provocación, que es el Museo de Arte de Niterói.
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Museo de Arte Contemporáneo de Niteroi. |
En definitiva, puede decirse que Oscar Niemeyer es uno de los arquitectos más influyentes del siglo XX y que pertenece a lo que damos en llamar movimiento organicista; pero en arte las etiquetas sólo tienen una utilidad relativa: ¿no es el racionalista Le Corbusier el autor de la maravillosa Capilla de Notre-Dame du Haut con sus líneas curvas? ¿Y no es autor Niemeyer de Biblioteca Nacional Leonel de Moura Brizola?

Importante
- Jorn Utzon fue un arquitecto danés muy interesado por el organicismo.
- La Ópera de Sidneyes su trabajo más conocido.
- Acepta otros encargos como el Parlamento de Kuwait en 1985 que fue destruido por la Primera Guerra del Golfo.
- Oscar Niemeyer (1902-2012) ha sido uno de los arquitectos más famosos del siglo XX.
- Vemos amor por las curvas y las formas suaves junto a su rechazo de las líneas rectas y de los ángulos de noventa grados.
- Destacan entre sus obras Catedraly el Complejo Cultural de la República: Museo Nacional Honestino Guimarães.

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