3.2. Diseño racionalista y organicista
El racionalismo fue un movimiento de diseño industrial y gráfico—como hemos visto al hablar de la Bauhaus—que debe contextualizarse dentro del primer capitalismo (hasta la Segunda Guerra Mundial), pues es la producción industrial la que fuerza la necesidad de que los objetos tengan un diseño que puede estandarizarse. Sin duda, los materiales jugaron en esta concepción un papel no desdeñable, pues no sólo se popularizó el hierro como elemento de la vida cotidiana, sino que aparecieron tintes, productos químicos nuevos, colorantes… El diseño racionalista no puede pensarse tampoco sin una de las consecuencias con más impacto del capitalismo: los procesos crecientes de urbanización. En efecto, en las nuevas ciudades (ya se tratase de ciudades de nueva planta, como en Estados Unidos, o del crecimiento desmesurado de las áreas urbanas) la población se amontonaba en complejos de viviendas en los que era un problemas no sólo la distribución de espacios, sino también los utensilios muebles. El diseño racionalista vendrá a pensar y resolver estos problemas planteando la vida de una manera cuando menos diferente. El desarrollo científico y técnico contribuyó no sólo a crear nuevos problemas, sino también a resolverlos.
Puede decirse que, como en arquitectura, las características del diseño racionalista se fundan en la utilidad, es decir, en que las formas sean las adecuadas para la función y no sea necesario añadir nada al objeto. De nuevo encontramos, pues, el principio la función hace la forma y se declara a guerra a todo lo que sea adorno añadido.
Si nos preguntamos por qué fue precisamente en Alemania donde el diseño industrial (y gráfico) encontró su mayor exponente, debemos acudir al contexto y recordar que en Europa fue ese país el capitalismo se desarrolló con más fuerza en las primeras décadas del siglo XX. De hecho, encontramos los principios del racionalismo en el Deutscher Werkbund (DWB), del que ya hablamos a propósito de la arquitectura. Fundada en 1907 por Hermann Muthesius para competir con las potencias industriales de su época (Reino Unido, EstadosUnidos). El DWB unió a arquitectos, industriales y artistas y no cabe duda de que fue el antecedente inmediato de la Bauhaus (algunos de cuyos miembros participaron en el DWB) no sólo por los principios por lo que se rigió, sino por el amplio abanico de intereses: el lema de la DWB era «vom Sofakissen zum Städtebau», que puede traducirse como «desde los cojines de los sofás hasta la planificación urbana». Ningún aspecto de la industria debía quedar al margen del diseño. Evidentemente, entre sus intereses estaba el diálogo sobre el diseño, pero con la finalidad no sólo de mejorar la calidad de los productos, sino también de hacer más competitiva a la industria alemana. Sin embargo, el DWB no fue un movimiento homogéneo pues, por ejemplo, había partidarios de la estandarización y otros que eran contrarios, aunque todos parecían regirse por los mismos principios: sencillez, economía (pensando, sin duda, en los trabajadores), eficacia, adecuación del producto a la función (en eso consistirá la belleza) y, por tanto, oposición a todo lo que fuese puramente decorativo…
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Tetera, Peter Behrens. Imagen de CC BY-SA 3.0 en Wikipedia. Licencia, |
Dos nombres aparecen asociados al DWB: Hermann Muthesius, ya nombrado, y Henry van der Velde. Sin embargo, es Peter Behrens el representante más destacado del racionalismo en el diseño. Desempeñó diversos oficios artesanos (pintor, carpintero, cristalero…) y en 1903 dirigió la Escuela de Artes y Oficios de Düsseldorf. Fue hecho director artístico de la empresa AEG—siendo ya miembro de la Deutscher Werkbund—para la que realizó desde proyectos de viviendas hasta la publicidad (carteles). Consiguió crear una imagen corporativa de la empresa fusionando en una sola persona al artesano y al artista. Anticipó muchas de las ideas de la Bauhaus, aunque no los problemas que ésta tuvo con el auge del nazismo.
Hemos hablado ya de la arquitectura organicista y señalamos allí sus características principales: búsqueda de la armonía entre el espacio humano y el espacio natural (integración), obras en función de las necesidades humanas (que no se reducen a las funciones), importancia de los espacios habitados (interiores), sostenibilidad…, es decir, el organicismo manifiesta una clara tendencia a la totalidad y no sólo al edificio o al objeto. El diseño tendrá también estas características y, en buena medida, se integra en el desarrollo arquitectónico para conseguir armonía (dentro/fuera; humano/natural). Para esto parecía evidente que no sólo debía tenerse presente la función, sino también la forma (incluyendo ahí el color y los materiales). Se abandona así el principio básico del funcionalismo y se pretende que el todo resultante de la armonía sea más que la simple suma de las partes.
Lógicamente, el modelo era la naturaleza y su desarrollo orgánico (vivo) en el que las formas no son «perfectas» (líneas rectas, ángulos rectos, cubos, etc.), sino que manifiestan lo humano y natural; de ahí que en muchos objetos de estilo organicista sea a curva suave el elemento fundamental. Con esto, el organicismo se alejó notablemente de los principios funcionalistas e incluso los contradijo, pues pretendió (algo claro en Alvar Aalto) tener presentes los sentimientos y las emociones de las personas como seres individuales a la hora de diseñar los objetos. A esto se debe añadir la ergonomía en el diseño (característico, por ejemplo de Ch. Eames), pues se trabaja pensando en el hombre, que, por decirlo así, tiene prevalencia sobre la función.
El movimiento organicista, iniciado en la década de los treinta del siglo pasado, llegó hasta finales de los años sesenta, pero a partir de los noventa—debido quizás a los graves problemas ecológicos—ha resurgido con fuerza. Nombres asociados a este movimiento, además del ya citado Alvar Aalto, son los de Erik G. Asplund, Eero Saarinen (a quien hemos visto al hablar de arquitectura) o el de Charles Eames.
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Percha, Charles Eames. Imagen de Flickr. Licencia, CC BY-SA 2.0 en |

Importante
- El racionalismo fue un movimiento de diseño industrial y gráfico.
- El surgimiento fue posible gracias a la aparición de nuevos materiales y la aparición de las nuevas ciudades.
- Como en arquitectura, el diseño racionalista prioriza la utilidad.
- Apareció en Alemania que ya tenía una trayectoria importante con Deutscher Werkbund (DWB) y la Buhaus.
- Peter Behrens es el representante más destacado.
- El diseño organicista tiene las mismas características que su arquitectura, es decir, se tiene presente la función y la forma.
- Tenía presente las emociones y sentimientos.
- Sus representantes son Alvar Aalto, Asplund, Saarinen y Eames.

Reflexión
Haz un breve resumen de las diferencias que hay entre el diseño funcionalista y el organicista.