b. El Neocolonialismo
Los nuevos estados afroasiáticos no podían cubrir sus necesidades utilizando sólo sus propios recursos, lo que les obligó a buscar la ayuda económica (créditos, inversiones) de sus antiguas metrópolis o de una nueva potencia capitalista (EEUU, Japón, Alemania) que va a controlar y explotar las riquezas de dichos Estados: se perpetúa así la dependencia colonial y la injerencia extranjera en los asuntos internos de dichos países. Este neocolonialismo se sirve de diversos mecanismos:
-
Dependencia comercial basada en un intercambio desigual: Los países pobres exportan materias primas (petróleo, cobre, caucho…) a bajo precio a cambio de productos elaborados en los países ricos (más caros). Se crean así economías monoexportadoras, en las que el precio de la materia prima es fijado por las grandes Bolsas de comercio internacional en beneficio de los países ricos. Ello provoca que los países pobres sean incapaces de acumular el capital necesario para financiar su desarrollo económico.
-
Dependencia financiera y tecnológica: Para financiar ese desarrollo, recurren a préstamos de la banca internacional y a conceder ventajas fiscales a las empresas que quieran invertir allí: hecho que, junto a la abundancia de mano de obra barata, ha permitido una enorme expansión de las empresas multinacionales. Por otra parte, la compra de tecnología moderna a los países ricos ha acentuado el déficit de sus balanzas de pagos.
El mercado africano.
Imagen en elordenmundial. CC BY-NC-ND
Importante
Como observamos en el mapa anterior China se ha convertido en el país que más inversiones realiza en África. Un lluvia de millones a cambio de materias primas y un enorme mercado para su poderosa industria.
Una forma de neocolonialismo que mantienen al continente africano en continua parálisis.