1. Los poetas elegíacos
Se entiende por autores elegíacos aquellos poetas que cultivaron fundamentalmente el dístico elegíaco (compuesto por un hexámetro y un pentámetro). Todos ellos utilizaron la poesía para expresar sus convicciones políticas y sociales. En unos casos (Calino, Tirteo, Solón) ocuparon cargos públicos y estaban convencidos de hablar en nombre de su pueblo. En otros casos (Mimnermo, Teognis), expresaban el dolor por una patria invadida o amenazada. La finalidad práctica de su lenguaje hace que no brillen precisamente por su imaginación. El legislador Solón
Teognis es, sin duda, un aristócrata y magistrado de Mégara que, a consecuencia de las guerras y disputas civiles en su ciudad, perdió sus tierras y tuvo que exiliarse. Pero de la recopilación de sus versos que poseemos no se pueden sacar muchas conclusiones: las composiciones son tan dispares que muchas parecen ser obra de autores anteriores a él, como Mimnermo o Solón. Lo único que tienen en común es la unidad de sentimiento y mentalidad, reflejo de una sociedad aristocrática que está a la defensiva contra los ataques de reformadores y revolucionarios, y ha exagerado sus convicciones para justificarse a sí misma. Rasgos como el pesimismo sobre el valor de la vida humana, el fuerte espíritu de clase, el horror ante la pobreza que esclaviza el ánimo; la predilección por una moral del noble, basada en la fortaleza de ánimo; su constante preocupación por el tema del amigo fiel y el infiel. Todo ello refleja el mundo a la épica, sobre todo por sus vívidas imágenes. Una poesía así se presta mucho a las citas, por lo que tuvo mucha difusión. El honor de morir por la patria ...Honroso es, en efecto, y glorioso que un hombre batalle TIRTEO DE ESPARTA escribió también en el siglo VII, y aparece ya en él una idea fundamental en el mundo griego. Se pregunta en qué consiste la areté del hombre, para concluir en que consiste en morir por la patria. Se trata del ideal espartano de hombría. Casi todos los fragmentos que conservamos de él son de tema guerrero, muchos referidos a las guerras mesenias. En su célebre Eunomía defiende la antigua constitución espartana.
Pues es hermoso morir si uno cae en vanguardia
cual guerrero valiente que por su patria pelea. Que lo más amargo de todo es andar de mendigo, abandonando la propia ciudad y los fértiles campos, y marchar al exilio con el padre y la madre ya ancianos seguidos de los hijos y de la legítima esposa... ...¡Ah, jóvenes, pelead con firmeza y codo a codo; no iniciéis una huida afrentosa ni cedáis al espanto; aumentad en vuestro pecho el coraje guerrero, y no sintáis temor de hacer frente al enemigo! Vivir la vida ¿Qué vida, qué gozo existe sin la dorada Afrodita?
Ojalá muera yo cuando ya no me importen estas cosas: el amor furtivo, ni sus dulces dones, ni el lecho. Mimnermo nos ofrece una brillante impresión de la civilización jonia en su época más grata. Encuentra lo mejor para el hombre en la juventud, en sus capacidades y en sus placeres. |

Reflexión
Calino y Tirteo son claras muestras de una forma de pensar que subordina el individuo a la patria y supone que la propia vida debe estar a su servicio. La idea de que es hermoso morir en el frente fue tomada por el poeta latino Horacio y apenas ha sido cuestionada hasta el siglo XX, cuando las dos guerras mundiales, con sus crudas imágenes ampliamente difundidas gracias a los medios de comunicación, comenzaron a inspirar el rechazo a la guerra y sus horrores. Desde entonces se han escrito poemas, canciones y películas con el mensaje contrario.
¿Conoces algún ejemplo?