1. Una breve biografía

Alejandro Magno y el Imperio de Macedonia
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Alejandro recibe las lecciones de Aristóteles

J.L. Gerome Ferris: Aristóteles y Alejandro
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Alejandro Magno, rey de Macedonia, fue uno de los mayores genios militares de todos los tiempos, casi un mito por la brevedad de su vida y la magnitud de sus hazañas y conquistas.

Nació en la antigua capital de Macedonia, Pela, en el año 356 a.n.e. Fue hijo a su vez de un militar de gran mérito, Filipo, rey que engrandeció Macedonia y unificó Grecia. Su madre fue una enigmática mujer, Olimpia, también de sangre real, princesa del vecino Épiro, que afirmó en muchas ocasiones haber sido fecundada por el mismo Zeus. Aristóteles fue su tutor personal en la adolescencia. A él debió su dominio de la oratoria y sus vastos conocimientos e intereses en todos los campos.

Demostró su capacidad a edad temprana: a los dieciséis años asumió la regencia durante una de las campañas militares de su padre. Dos años más tarde ya tuvo un puesto de mando en la ocupación de Grecia y contribuyó al éxito de los macedonios en la decisiva batalla de Queronea.

Poco después de la batalla, Filipo tomó como esposa a una joven noble macedonia, Cleopatra, relegando a Olimpia. Poco después, Alejandro huyó a Épiro en compañía de su madre. En la primavera del año 336, iniciada ya la invasión de Persia, el rey Filipo fue asesinado por un noble macedonio, Pausanias. Nunca se supo si este asesinato fue instigado por Olimpia o por el propio Alejandro. Aunque Pausanias tenía sus propios motivos para dar muerte al rey, su rápida captura y ejecución hicieron imposible aclarar las circunstancias del magnicidio. Alejandro fue coronado rey de Macedonia.

Pronto tuvo que tomar las armas fuera de Macedonia, para aplastar las revueltas que la muerte de Filipo había favorecido en los territorios vecinos. Actuó rápidamente y, en el verano del mismo año, toda Grecia, incluidas las regiones norteñas, reconoció su autoridad.

Alejandro completó entonces los preparativos para la expedición a Asia. Nombró a Antípatro como regente y le dejó una significativa fuerza de 13.500 hombres para el control de Grecia y las regiones norteñas, aparte de la protección de Macedonia, y partió hacia el Helesponto en la primavera del año 334 a.n.e.
El ejército constaba de 25.000 macedonios, 7.600 griegos y 7.000 tracios e ilirios, siendo los oficiales macedonios, incluso los comandantes de las tropas foráneas. Parmenio era el segundo en el mando tras Alejandro, y de paralela importancia Pérdicas, Crátero, Coeno, Meleagro, Antígono y Filotas, hijo de Parmenio.

La primera batalla que libró fue contra las tropas de Darío III, junto al río Gránico. Continuó su avance luego a través de Asia Menor. Muchos macedonios murieron durante los largos y prolongados asedios de ciudades griegas como Halicarnaso y Mileto. Volvió a encontrarse con Darío en la batalla de Issos. El ejército de Darío superaba ampliamente al de Alejandro, pero esto no fue obstáculo para que este obtuviera una gran victoria. Decenas de miles de soldados persas y aliados murieron, y el rey huyó presa del pánico, abandonando su comitiva, en la que viajaban sus hijos y su esposa. Alejandro los trató con la consideración debida a personas de la realeza. La familia de Darío lo siguió largo tiempo en sus campañas y, años después, Alejandro desposaría a una de sus hijas, Estatira.

La victoria de Issos abriría el camino a Siria y Fenicia. Tras duros asedios, Alejandro se hizo con el control de todo el Mediterráneo oriental y marchó hacia Egipto, donde no encontró apenas resistencia. se podría decir que fue incluso bienvenido, puesto que los egipcios llevaban ya dos siglos sometidos a los persas, y para ellos la llegada de Alejandro fue una liberación.

Alejandro ordenó construir una ciudad en el delta del Nilo, la primera de muchas que llevarían su nombre, Alejandría. Esa primavera peregrinó al templo de Amón-Ra, que los griegos identificaban con Zeus. Alejandro, como nuevo rey de Egipto, quería ser reconocido como hijo del dios.

representación de la batalla de Gaugamela

Jan Brueghel el Viejo: La batalla de Gaugamela
Imagen en Wikimedia. Dominio público

A mediados de año volvió a Tiro, para preparar un nuevo enfrentamiento con Darío. En la famosa batalla de Gaugamela obtuvo la victoria definitiva. Alejandro ocupó Babilonia, Susa y Persépolis, siendo proclamado rey de Asia. Pocos meses más tarde, los macedonios incendiaron el palacio real de Persépolis. Era el final definitivo del imperio persa.

busto de Alejandro Magno

Alejandro Magno
Imagen de Andrew Dunn en Wikimedia. Licencia CC

Para ganarse el favor de la aristocracia persa, Alejandro nombró a muchos persas como gobernadores de su nuevo imperio. Adoptó la indumentaria de los persas, los enroló en su ejército y organizó matrimonios entre sus hombres y mujeres persas. Esta política no fue del gusto de todos y comenzó a tener diferencias con algunos de sus hombres más cercanos. Algunos fueron ejecutados por traición o conspiración, lo que aumentó el malestar entre las tropas. Mientras tanto, en sus campañas, el ejército avanzaba: Bactria y Sogdiana, las más lejanas regiones de Asia, estaban ya bajo el control de Macedonia en el 327 a.n.e. En Bactria Alejandro conoció y tomó como esposa a Roxana, una hermosa princesa que habría de darle su único hijo legítimo.

Con casi toda Asia anexionada a su inmenso Imperio, Alejandro ambicionaba todavía más: la India. Sus hombres estaban ya agotados y querían volver al hogar. En los tres años que duró la campaña y el penoso regreso, muchos de ellos perecieron. La India quedaría parcialmente bajo el control de Alejandro, que no duraría mucho.

De hecho, a él ya no le quedaba más que un año de vida. En la primavera del año 324, Alejandro celebró sus victorias en Susa, en una macroceremonia con bodas múltiples, entre ellas la suya con Estatira, la hija de Darío. Muchos de sus hombres fueron licenciados y pudieron, por fin, volver a Macedonia.

Poco antes de partir hacia Arabia, cayó enfermo con fiebre alta durante una fiesta organizada por su amigo Medio de Larisa. La fiebre fue aumentando en los días siguientes, al punto de no poder moverse ni apenas articular palabra. Los macedonios fueron turnándose para visitarlo en su lecho de muerte, hasta que finalmente sucumbió, el día 7 de Junio a.n.e. Tenía 33 años. No tuvo tiempo de designar un sucesor como regente de su inmenso imperio.

Extractado de Alejandro Magno