1.7. La actividad físico-deportiva en los estadios madurativos de la infancia

1.7.1. La iniciación deportiva

La iniciación deportiva es el proceso de enseñanza-aprendizaje que sigue un sujeto para el aprendizaje cognitivo y motriz de una o varias modalidades deportivas, desde que comienza a familiarizarse con el deporte hasta que es capaz de aplicar lo aprendido en situación real de juego de manera eficaz.

Algunas consideraciones importantes respecto a la iniciación deportiva son (Giménez, 2000):

Importante

  1. Los chicos y chicas deben aprender los contenidos básicos de los deportes que practiquen.
  2. Las experiencias de aprendizaje deben ser variadas para lograr una formación rica y evitar la especialización temprana.
  3. La iniciación deportiva debe comenzar entre los 8 y 10 años aproximadamente.

1.7.2. Diversidad y variabilidad de experiencias deportivas en la iniciación y sus efectos positivos sobre el desarrollo motor

Como señalaba Giménez (2000), es importante ofrecer a los niños y niñas experiencias de aprendizaje muy variadas durante el periodo de iniciación deportiva, practicando también diferentes deportes. Esto facilita el desarrollo de mayor número de patrones motrices, trabajando las diferentes capacidades perceptivas y habilidades. La transferencia8 de habilidades de un deporte a otro será un factor esencial para el aprendizaje en esta etapa, favoreciendo un aprendizaje más global y evitando la especialización temprana.

Existen, a su vez, diferentes tipos de transferencia en el aprendizaje de habilidades motrices, que deben tenerse en cuenta a la hora de plantear el proceso de enseñanza-aprendizaje (Díaz, 1999). Los tres tipos de transferencia básicos son:

  • Transferencia positiva: cuando el aprendizaje de una tarea facilita el aprendizaje de otra tarea posterior. Por ejemplo, cuando aprendemos a botar practicando un deporte como el baloncesto y posteriormente aprendemos el bote en otro deporte como el balonmano. Aunque el gesto técnico específico es diferente de un deporte a otro y el móvil también es distinto en ambos deportes, el aprendizaje del primer gesto facilitará el aprendizaje del segundo.
  • Transferencia negativa: cuando el aprendizaje o ejecución de una tarea puede interferir o perjudicar en el aprendizaje o ejecución de otra tarea o habilidad posterior. Así, siguiendo con el ejemplo entre deportes como baloncesto y balonmano, podría producirse una transferencia negativa si un jugador aprendiese primero a ejecutar los tres pasos posibles antes del lanzamiento en balonmano, y después aprendiese la entrada a canasta en baloncesto, donde solo se pueden dar dos pasos antes de lanzar a canasta.
  • Transferencia neutra o nula: cuando el aprendizaje de una tarea o habilidad no tiene ningún tipo de efecto sobre otra tarea. Por ejemplo, tirar a canasta en baloncesto y tirar a portería en fútbol.

 

1.7.3. Respeto de los estados madurativos y las diferencias interindividuales e intraindividuales.

Según Blázquez (1999), el proceso de iniciación debe suponer que el sujeto está preparado para las exigencias de la tarea en la que se inicia, debe tener una madurez cognitiva y de relación para hacer posible el enfrentamiento con los otros y el compromiso físico que permita la eficacia.

En el ámbito del aprendizaje deportivo se considera que existen periodos especialmente favorables para la adquisición de las destrezas deportivas, de manera que si los sujetos se inician en ellas antes o después de dichos periodos no se alcanzará el rendimiento óptimo. En este sentido, numerosos autores señalan el inicio de la etapa de iniciación deportiva en torno a los 8-9 años.

 

Tabla III. Etapas en la formación del deportista (Sánchez, 1984; Giménez, 2000; Romero, 2001).

INICIACIÓN DESARROLLO PERFECCIONAMIENTO
8-12 años 13-20 años 21-30 año

Importante

Los niños pueden aprender fácil y rápidamente si tienen el nivel de madurez específico para la actividad.

No obstante, Arufe (2012: 124) plantea un modelo más actual de las etapas de formación deportiva, donde señala las etapas y fases según la edad de los sujetos, explicitando los principales contenidos a trabajar según dichas edades, así como la carga de la actividad. Este modelo puede servir como guía u orientación para la planificación de la formación de deportistas según la etapa.

 

Tabla IV. Modelo de etapas de formación deportiva (adaptado de Arufe 2012, p. 124).

 

FASES SUBFASES EDAD CONTENIDOS CARGA
Estimulación psicomotriz y predeportiva Simple 4-5 años

Movimientos básicos

Consolidación lateralidad

Habilidades motrices básicas simples

Ligera
Compleja 6-7 años

Movimientos más complejos

Habilidades motrices básicas complejas

Factores perceptivo-motores

Ligera
Formación deportiva polivalente 8-10 años

Factores perceptivo-motores

Recomendable iniciación a la técnica deportiva de varios deportes

Inicio trabajo capacidades físicas básicas

Ligera
Iniciación deportiva General 11-12 años

Factores perceptivo-motores

Capacidades físicas básicas

Recomendable técnica deportiva de varias modalidades o deportes

Ligera-mediana
Específica 13-15 años

Capacidades físicas básicas

Técnica deportiva de una modalidad deportiva

Factores perceptivo-motores

Iniciación competición

Mediana
Especialización deportiva Baja 16-17 años

Cargas físico-condicionales bajo impacto

Capacidades físicas específicas

Capacidades físicas básicas

Especialización técnica

Especialización competición

Mediana-submáxima
Media 18-20 años

Cargas físico-condicionales medio impacto

Capacidades físicas específicas

Capacidades físicas básicas

Especialización técnica

Especialización competición

Submáxima

Alta 21-30 años

Cargas físico-condicionales alto impacto

Capacidades físicas específicas

Capacidades físicas básicas

Especialización técnica

Especialización competición

Máxima

 

Por lo tanto, se ha de tener en cuenta la edad de los niños, especialmente las características madurativas y del desarrollo de los niños en el estadio en cuestión, para comenzar a trabajar con experiencias de aprendizaje adecuadas y variadas, que no solo desarrollen las habilidades motrices, sino en las que entren también en juego los mecanismos de percepción y decisión, para desarrollar también los aspectos cognitivos.

Del mismo modo, es imprescindible no considerar exclusivamente el periodo madurativo en el que se encuentren los niños, sino adaptar el aprendizaje todo lo posible a las características individuales del desarrollo y tener en cuenta el ritmo de aprendizaje de cada chico en todo momento, puesto que dentro de una misma etapa madurativa o del desarrollo, los ritmos y el aprendizaje probablemente sean diferentes de unos chicos a otros.

Igualmente, dentro de la propia persona, podrá existir mayor nivel de desarrollo o habilidad en uno u otros dominios. Por ejemplo, un chico puede tener una gran cantidad de respuestas motrices variadas y eficaces, pero puede tardar mucho en ejecutar la respuesta motriz o tomar la decisión, e incluso aplicar respuestas motrices poco eficaces para la situación; mientras que otro chico quizás sea más hábil y rápido en percibir los estímulos y tomar la decisión, pero su nivel de ejecución motriz sea más deficiente. En cada caso, se deberán tener en cuenta los dominios más y menos desarrollados del propio sujeto y trabajar con experiencias de aprendizaje concretas para mejorarlos.