2.1. Las primeras ideologías obreras: El socialismo utópico.

Propaganda de un falansterio.

Imagen de platea.pntic.mec, Dominio Público.

Hemos visto que el movimiento obrero nació en Gran Bretaña con fines puramente prácticos: mejorar las condiciones de vida de la clase obrera y ampliar sus derechos. Sin embargo, pronto comenzaron a surgir propuestas de cambio del modelo social, económico y político que estaba creando el liberalismo. En gran parte, estas primeras ideologías que planteaban un cambio radical vinieron de pensadores que no pertenecían a la clase obrera, pero que simpatizaban con ella y se preocupaban por su situación.
 
Los historiadores han agrupado con el nombre de socialistas utópicos a una serie de pensadores, británicos y franceses sobre todo, que en la primera mitad del siglo XIX plantearon la necesidad de crear una nueva forma de organización social más justa e igualitaria que acabara con la explotación de la clase obrera.
¿Por qué el término socialismo utópico?
 

 El socialista. Robert Koehler (1885).

Imagen de American Gallery. Dominio Público.

En general, estos primeros ideólogos del movimiento obrero compartían una serie de puntos en sus propuestas de lo que debería ser una sociedad más justa. Entre otros, destacaba la consideración de que la propiedad privada de los medios de producción (fábricas, minas, tierras agrícolas) era la causa de la desigualdad económica. Con distintos matices planteaban que la propiedad privada debía ser sustituida por una nueva forma de propiedad colectiva, es decir, sería la sociedad en su conjunto la propietaria de todos los medios de producción. De ahí el término socialismo.

No existiendo propiedad privada de los medios de producción, no existirían clases sociales, ni burguesía ni clase obrera, porque todos los seres humanos compartirían el trabajo, cada uno en la medida de sus posibilidades, y los beneficios. En esta sociedad imaginaria el Estado dejaría de ser necesario, porque las colectividades de personas libremente unidas compartirían la toma de decisiones y el control del funcionamiento de la sociedad. En definitiva, una sociedad justa e igualitaria, sin ricos ni pobres, sin opresores ni explotados, formada por seres humanos que compartirían los beneficios del progreso tecnológico.

Los diferentes modelos alternativos de organización social, económica y política que propusieron los socialistas utópicos nos pintan un mundo feliz, perfecto y amable, pero... ¿Crees que sería posible que funcionara? ¿Cómo podría construirse esa nueva sociedad?

La falta de rigor en los planteamientos económicos y sociales de estos pensadores, y la imposibilidad de cambiar pacíficamente el sistema liberal, hizo que otros pensadores del movimiento obrero consideraran utópicos estos planteamientos.

Pre-conocimiento

Ah. ¿Que no sabes lo que significa utópico? Igual has oído o empleado esta palabra en otro contexto, pero no sabes a ciencia cierta su origen y significado. Normalmente usamos el término utópico para definir algo que nos agrada, que nos parece perfecto y maravilloso, pero que creemos que es imposible de conseguir. Este adjetivo tiene su historia, no creas, y deriva de la palabra Utopía, que fue inventada por el escritor inglés Tomás Moro en 1516 para dar nombre a un país imaginario que describió en un libro. En la imaginación de Tomás Moro, que obviamente ni era socialista ni podía conocer lo que era el movimiento obrero, Utopía era una isla en la que no existía la propiedad privada, ni las desigualdades, ni la guerra, ni la delincuencia.... En fin, muy parecido a lo que planteaban siglos después los primeros socialistas.

Edición de 1516 del libro Utopía, de Tomás Moro
Edición de 1516 del libro Utopía, de Tomás Moro.

Objetivos

En la siguiente presentación encontrarás algunos datos sobre tres de los principales pensadores del socialismo utopico: Fourier, Owen y Cabet. ëchale un vistazo, que son sólo tres fichas.

Los socialistas utópicos.

Actividad de Lectura

Charles Fourier explica algunas ventajas de la vida en comunidad en su proyecto de falansterio

El riesgo del robo obliga a las trescientas familias de una aldea, o al menos a las cien familias más acomodadas, a un gasto improductivo de cien tapias de cerco, cerraduras, barras de hierro para atrancar las puertas, perros, vigilantes diurnos y nocturnos y otros medios de defensa contra el ladrón. Ese inútil y costoso gasto sería suprimido por la asociación, que tiene la facultad de prevenir toda ratería y dispensar de toda precaución contra ese peligro, como se verá más adelante.

En las relaciones socialistas será imposible al ladrón sacar partido del objeto robado, si éste no es dinero; y en ese caso, un pueblo que vive cómodamente y está imbuido de sentimientos honrados, no forma propósitos de robo. Se demostrará que los niños, tan esencialmente ladrones de fruta, no tomarían en el socialismo ni una manzana del árbol. 

¿Por qué en la sociedad socialista que imagina Fourier el robo no tendría sentido?