1.1. Jornada laboral, salarios y coste de la vida. ¡Echa cuentas!

En los primeros tiempos de la industrialización, la ausencia de leyes estatales que regularan las condiciones de trabajo hacía que éstas quedaran en manos de lo que los patronos estuvieran dispuestos a exigir y los obreros dispuestos a aceptar. Partiendo de la base de que no faltaba gente en situación desesperada que competía por conseguir un empleo a cualquier precio, las condiciones de trabajo en cuanto a jornada laboral y salarios eran penosas para la clase obrera.

 Mineros recogiendo el jornal del día. Fotograma de la película Qué verde era mi valle

Mineros recogiendo el jornal del día. Fotograma de la película Qué verde era mi valle.

Elaboración propia.

La jornada normal de trabajo en las primeras fábricas y minas modernas duraba entre doce y catorce horas (a veces más). En las sociedades campesinas del Antiguo Régimen, por comparar, no era normal trabajar tantas horas, sobre todo porque en el campo era la luz solar la que establecía la duración de la jornada. La expresión "trabajar de sol a sol", por dura que pueda sonar, se refiere a una jornada de trabajo inferior a la de los primeros tiempos de la Revolución Industrial, ya que en las fábricas y minas la luz artificial permitía prolongar las jornadas de trabajo. El único límite era la capacidad de resistencia física de los trabajadores y trabajadoras.

En cuanto a los salarios de la clase obrera, como puedes imaginarte, eran tan bajos como alguien pudiera llegar a aceptar. Podrías pensar que los obreros iban teniendo subidas salariales a medida que aumentaban los beneficios de sus patronos, pero sucedía todo lo contrario. A mayores beneficios, los patronos tenían más posibilidad de invertir en nuevas máquinas que permitían reducir el número de trabajadores necesarios. Ante la posibilidad del despido, normalmente, los trabajadores aceptaban reducciones de sus salarios, ya de por sí bajos.

Los datos que conocemos sobre los salarios de la clase obrera en el siglo XIX te dirían muy poco por sí solos, ya que si no puedes comparar con el coste de la vida en la época es difícil establecer hasta qué punto eran bajos. Lo mejor es reflexionar con datos reales de salarios y coste de la vida en España a mediados del siglo XIX y que pongas a prueba tu competencia matemática para hacer cálculos.

Pregunta de Selección Múltiple

Pregunta

Imagina una familia compuesta por:
  • un padre que trabaja de tejedor,
  • una madre que trabaja de hilandera y
  • tres hijos de 6 a 12 años.

Realiza los cálculos necesarios y elige la opción correcta para cada afirmación.

 

¿Cuánto montaría el gasto mensual en vivienda y alimentación de la familia?

Respuestas

200 reales.

346 reales.

325 reales.

Retroalimentación

Pregunta

¿Cuánto ingresarían al mes por sus salarios el padre y la madre? (Nota: considera 26 días de sueldo, porque sólo se cobraba por día trabajado y vamos a darle al menos descanso dominical a nuestros protagonistas)

Respuestas

266.24 reales.

356.88 reales.

328.85 reales.

Retroalimentación

Pregunta

¿Podía subsistir nuestra familia con el salario de los padres?

Respuestas

SÍ.

NO.

Retroalimentación

Pregunta

El trabajo de los hijos de la familia en cuanto fuera posible sería...

Respuestas

Imprescindible para la supervivencia de la familia .

Retroalimentación

Curiosidad

Estoy seguro de que has deducido que el trabajo de los hijos e hijas de los obreros desde la infancia era imprescindible para la supervivencia de una familia. Es más, imagina un matrimonio sin hijos y echa cuentas. Lo tenían peor para salir adelante, porque un hijo podía suponer un gasto de 1 real al día para su comida, pero si desde los 8 años podía ganar un jornal de 2 reales ya aportaba al presupuesto familiar más de lo que consumía.

Niños y jóvenes obreros a comienzos del siglo XX.

Imagen de Ite.educación. Dominio Público

Actividad de Lectura

Lee los siguientes documentos y contesta las preguntas que se plantean a continuación.

1. Declaraciones de la niña Sarah Gooder, de ocho años de edad. Testimonio recogido por la Comisión Ashley para el estudio de la situación en las minas inglesas en 1842.

"Trabajo en el pozo de Gawber. No es muy cansado, pero trabajo sin luz y paso miedo. Voy a las cuatro y a veces a las tres y media de la mañana, y salgo a las cinco y media de la tarde. No me duermo nunca. A veces canto cuando hay luz, pero no en la oscuridad, entonces no me atrevo a cantar. No me gusta estar en el pozo. Estoy medio dormida a veces cuando voy por la mañana. Voy a la escuela los domingos y aprendo a leer. (...) Me enseñan a rezar (...) He oído hablar de Jesucristo muchas veces. No sé por qué vino a la tierra y no sé por qué murió, pero sé que descansaba su cabeza sobre piedras. Prefiero, de lejos, ir a la escuela que estar en la mina."

2. Fragmento de la novela Cibyll, de Benjamín Disraeli (1845). Sobre el trabajo de niños y niñas en las minas inglesas de la época.

De la mina sale su mineral y del pozo sus siervos [...] bandas de jóvenes ¡ay! de ambos sexos, aunque ni su ropa ni su lenguaje indican la diferencia; todos llevan vestiduras masculinas; y juramentos que podrían hacer estremecer a hombres brotan de labios nacidos para pronunciar palabras de dulzura. Sin embargo, éstas han de ser -algunas lo son ya- las madres de Inglaterra. Pero ¿podemos asombrarnos de la repugnante grosería de su lenguaje si recordamos la fiera rudeza de sus vidas? Desnuda hasta la cintura, una muchacha inglesa, durante doce y a veces diecisiete horas diarias, tira ayudándose de manos y pies de una cadena de hierro que, sujeta a un cinturón de cuero, se arrastra entre sus piernas enfundadas en pantalones de lona, para transportar cubetas de carbón que salen de los caminos subterráneos, oscuros tortuosos y enfangados: circunstancias que parecen haber pasado inadvertidas a la Sociedad para la Abolición de la Esclavitud Negra. Estos dignos caballeros parecen haber permanecido también curiosamente inconscientes de los sufrimientos de los pequeños trappers (niños encargados de abrir y cerrar los portillos de las minas), cosa notable, pues muchos de ellos eran sus propios empleados.

Ved también a éstos salir de las entrañas de la tierra. Niños de cuatro y cinco años de edad -muchas niñas también- lindos y todavía dulces y tímidos; se les han confiado las funciones de más responsabilidad, cuya índole les obliga a ser los primeros en entrar en la mina y los últimos en abandonarla. Su trabajo en verdad no es severo, pues eso sería imposible, pero transcurre en la oscuridad y en la soledad. Pasan horas y horas, y todo lo que trae a los pequeños trappers el recuerdo del mundo que han dejado y del mundo en que se han sumergido es el paso de las vagonetas de carbón para las que abren los portillos de las galerías que impiden las corrientes de aire, y de cuyo mantenimiento constantemente cerrados, excepto en ese momento de paso, dependen enteramente la seguridad de la mina y la vida de las personas empleadas en ella.

Pregunta de Elección Múltiple

Pregunta

La edad más corta que podían tener los trappers de las minas, según menciona Disraeli, era de...

Respuestas

4 años.

8 años.

Retroalimentación

Pregunta

El trabajo que realizaban los pequeños trappers de las minas consistía en.

Respuestas

Abrir y cerrar compuertas en las galerías al paso de las vagonetas.

Arrastrar vagonetas

Llevar agua y comida a los mineros adultos.

Retroalimentación