4. La iniciativa emprendedora
Como hemos visto, la opción del autoempleo es una opción cada vez más atractiva. Pero no es la opción idónea para todos. Optar por esta vía es aconsejable para aquellas personas dotadas de una serie de inclinaciones, cualidades y destrezas que se asocian a lo que hoy llamamos iniciativa emprendedora. Se trata de un concepto muy utilizado hoy en día, así que es bueno aclararlo ¿Qué es la iniciativa emprendedora?

Importante
Podemos definir la iniciativa emprendedora como la capacidad para hacer realidad una idea innovadora.
La iniciativa emprendedora se asocia con las siguientes capacidades y destrezas:
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La creatividad es un componente esencial de la iniciativa emprendedora. Imagen en Pixabay. Dominio público. |
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El emprendedor está dispuesto a asumir el riesgo, aunque sea calculado. Imagen en Pixabay. Dominio público. |
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Un emprendedor debe ser capaz de organizar y liderar. Imagen en Pixabay. Dominio público. |
1) Motivación: Nadie puede abordar un proyecto ambicioso y arriesgado sin la ilusión y el empuje que da creer firmemente en ese proyecto. Los motivos concretos por los que se elige un proyecto u otro pueden ser muy distintos, pero tienen que motivar al emprendedor.
2) Creatividad: La capacidad de innovar define al emprendedor: ser capaz de ver una nueva necesidad en un mercado o en la sociedad, de concebir una nueva manera de resolver un problema, de ver las cosas de forma diferente, de cambiar las reglas.
3) Capacidad de análisis: La creatividad no basta si el emprendedor no es capaz de pasar de la intuición al análisis de la realidad. Solo así es capaz de identificar y aprovechar las oportunidades, de establecer un plan de trabajo, de entender los puntos fuertes y débiles de su proyecto, de detectar los errores cometidos y corregirlos.
4) Iniciativa: La capacidad de iniciativa personal, el gusto por organizar nuevos proyectos, es probablemente el elemento que mejor resume el adjetivo emprendedor. Se asocia a la autonomía en la toma de decisiones, a la energía a la hora de afrontar el trabajo, a la confianza en uno mismo y a una actitud proactiva, es decir, que gusta de tomar el control de la situación y de anticiparse a los acontecimientos.
5) Inclinación a asumir riesgos: El emprendedor debe estar dispuesto a enfrentarse a situaciones de riesgo en los proyectos que emprende. Se trata de entender que toda decisión importante conlleva un riesgo y que el que no arriesga no gana, aunque sea esencial calcular el riesgo en la medida de lo posible. Eso implica también una tolerancia al fracaso, que es asumido como una forma de aprender de los errores.
6) Compromiso: De nada vale iniciar un proyecto si no se siente el compromiso de continuarlo. El compromiso con el proyecto implica responsabilidad, que el emprendedor sienta que es responsable de sus actos, responsable ante sus empleados, sus socios o sus clientes, responsable ante la sociedad. El compromiso también se asocia con la dedicación al trabajo y con la tenacidad, es decir, la capacidad de seguir adelante afrontando las dificultades.
7) Capacidad de organización y adaptación: El emprendedor es un organizador. La parte fundamental de su trabajo diario es planificar tareas, priorizarlas sobre la base de unos recursos escasos y de un tiempo limitado, distinguir lo importante de lo urgente, abordar los problemas en orden en vez de sentirse desbordado. Pero también debe saber adaptarse a los cambios con flexibilidad. De hecho, el gusto por el cambio es una virtud en un emprendedor.
8) Habilidades sociales y liderazgo: El emprendedor es un comunicador. Trata ante todo con personas y debe ser capaz de relacionarse con ellas, de convencerlas, de escucharlas, de inspirarles confianza. Pero además suele dirigir a personas. Por eso es tan importante el liderazgo, es decir, la capacidad de influir en las personas, de sacar lo mejor de ellas, de lograr que colaboren con el proyecto y se sientan personalmente involucradas en él.
Cuando pensamos en un emprendedor pensamos normalmente en un empresario, tal como hemos hecho. La creación de empresas es la manifestación más típica de la iniciativa emprendedora. Pero no es algo exclusivo de las empresas y los empresarios. Se refiere a un conjunto de cualidades personales que se pueden materializar en otros proyectos y ámbitos. Aquí tienes los principales modelos de emprendedor:
- El emprendedor empresario. Es la persona que advierte una oportunidad en el mercado y es capaz de desarrollar un proyecto empresarial innovador y viable a partir de ella.
- El emprendedor social. Es un emprendedor que, en vez de dedicar su creatividad a la creación de proyectos empresariales, la dedica a la creación de proyectos destinados a mejorar el bienestar social. Es el caso de los creadores y gestores de Organizaciones No Gubernamentales (ONG), fundaciones, proyectos sociales, asociaciones culturales, políticas o sindicales, entidades de economía social... Su iniciativa y sus estrategias cotidianas no se distingue mucho de las propias del emprendedor empresario, aunque sus fines no sean los mismos.
- El intraemprendedor. Es un directivo o un gestor que trabaja por cuenta ajena en una empresa u otro tipo de organización (desde una ONG a la propia Administración Pública) y cuya función en ella consiste en aportar ideas innovadoras y desarrollar proyectos a partir de ellas.
- El trabajador emprendedor. Es también un trabajador por cuenta ajena. Es sencillamente el trabajador que en el ejercicio de su trabajo se caracteriza por una actitud emprendedora, aunque su función prioritaria no consista en aportar innovación a la empresa (como ocurría en el caso anterior). Para entendernos, podríamos decir que no se define como un emprendedor, pero actúa como una persona emprendedora.
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Imagen en Pixabay. Dominio público. |

Importante
Existen diversos modelos de emprendedor, entre los que podemos destacar los siguientes:
- el emprendedor empresario;
- el emprendedor social;
- el intraemprendedor;
- el trabajador emprendedor.
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Imagen en Pixabay. Dominio público. |
La iniciativa emprendedora es hoy en día muy valorada como instrumento de desarrollo económico y social, ya que se ha constatado que favorece la innovación, el desarrollo tecnológico, el aumento de la productividad y la creación de empleo. Es un motor de cambio social y económico particularmente necesario en un mundo como el nuestro, globalizado, competitivo y sometido él mismo a constantes cambios, que implican nuevos retos y nuevas oportunidades. Por eso la Unión Europea y los países que la componen consideran que el fomento de la cultura emprendedora es un elemento estratégico en las políticas educativas, de empleo y económicas.
Es cierto que la iniciativa emprendedora se basa en una serie de características personales. Pero eso no significa que, sencillamente, una persona tenga madera de emprendedor y otra no. La personalidad no es algo cerrado y acabado. Desarrollamos nuestra personalidad estimulados por las circunstancias externas y el contexto social. Hay aspectos de nuestra personalidad que solo podemos desarrollar si recibimos los estímulos necesarios para ello. Hoy un niño criado en una familia humilde puede descubrir que se le dan bien los números, que le gusta leer o que es un manitas con las máquinas. Hace tres siglos desde luego le habría resultado mucho más difícil. La persona desarrolla sus propios talentos, pero se le puede enseñar a descubrirlos y desarrollarlos.
En otras palabras, la iniciativa emprendedora se puede aprender. Y eso aunque uno no se defina a sí mismo esencialmente como un emprendedor. Se puede aprender a ser más emprendedor en nuestra actividad o en nuestra vida diaria. Y uno nunca sabe si en algún momento del futuro no adquirirá un perfil más emprendedor. Muchos empresarios trabajaron durante años por cuenta ajena antes de decidir usar su experiencia en el sector para crear una empresa.

Importante
La iniciativa emprendedora se considera hoy en día un instrumento fundamental para el desarrollo económico y social, de ahí la importancia que se atribuye al fomento de la cultura emprendedora.

Para saber más
A partir de este enlace puedes acceder a varios recursos de la Consejería de Educación de la junta de Andalucía sobre Cultura Emprendedora.
Entre esos recursos, no pases de largo la página de AndalucíaEmprende.TV, donde encontrarás multitud de vídeos relacionados con la cultura y la iniciativa emprendedora.
Y como muestra un botón. En este vídeo sobre el Día de la persona emprendedora en Andalucía podrás escuchar varias opiniones y aclaraciones sobre qué es y por qué es importante la cultura emprendedora.
Día de la persona emprendedora en Andalucía 2016 Vídeo de AndalucíaEmprende.TV alojado en Youtube. |

Pregunta Verdadero-Falso
Di si las siguientes afirmaciones te parecen correctas o no.
Retroalimentación
Verdadero
Sí, eso es una forma de explicar qué es la iniciativa emprendedora.
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Falso
No es verdad, o no es toda la verdad. Ser emprendedor es una cualidad, o más bien un conjunto de cualidades. Lo lógico es que todo empresario sea emprendedor, pero muchas otras personas que no son empresarias pueden ser emprendedoras.
Retroalimentación
Falso
No es verdad. Un trabajador puede ser (y en principio debería ser) emprendedor, aunque trabaje por cuenta ajena. Los intraemprendedores, es decir, emprendedores que trabajan por cuenta ajena para aportar ideas innovadoras y llevarlas a efecto, son un buen ejemplo. Pero en realidad cualquier trabajador puede mostrar iniciativa emprendedora en el ámbito de su trabajo.
Retroalimentación
Falso
De nuevo, eso solo es parte de la verdad. El objetivo de un emprendedor empresario puede ser que su empresa gane mucho dinero, aunque a menudo no sea ese el objetivo único ni prioritario. Pero, por ejemplo, no es el objetivo de un emprendedor social, como el que gestiona una ONG.
Retroalimentación
Falso
No es verdad. Por supuesto que el carácter personal nos lleva en una o en otra dirección. Pero también modelamos nuestro carácter mediante la formación, como ocurre en los restantes ámbitos de la vida. La formación en la cultura emprendedora nos puede enseñar nuevas formas de afrontar los problemas y habituarnos a desarrollar aspectos de nuestra personalidad que en otras circunstancias no desarrollaríamos.