3.2. Los desastres de la guerra
Si en Los Caprichos habíamos visto al Goya más caústico y quizá sarcástico; si en sus grabados, Goya se mostraba crítico con esa sociedad pacata, acrítica y paralizada, en Los Desastres, Goya va a la yugular. Lo que ha visto, lo que ha vivido, es un drama sin precedentes en su vida. La crueldad de los franceses, la injusticia ante esta invasión extranjera no le deja precisamente paralizado y se siente en la obligación de plasmarlo y de hacerlo llegar a la mayor parte posible de la gente. Los 82 grabados que realiza entre 1810 y 1815 muestran la sinrazón, la violencia desmedida, los intentos de reacción de los españoles frente a ello. Si la pintura de estos primeros años del XIX, en general es almibarada e idealizada, Goya muestra la violencia y la muerte con total claridad, sin ambages.
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Obra: Estragos de la guerra. De la serie “Desastres de la guerra”. Tipo: Grabado Localización: Autor: Goya Fecha: 1810 - 1815 Uno de los 82 grabados de la serie “Los desastres de la Guerra” en los que Goya muestra con total crudeza la terrible realidad de la guerra. En este caso aparecen cuerpos mutilados, miembros sueltos, incluso un niño muerto. |
Estragos de la guerra en: Desastres de la guerra. 1810. Imagen en Wikipedia. Dominio público. |
Desde luego Goya no se caracterizó por edulcorar la realidad nunca, pero lo cierto es que en esta serie, el pintor lleva la expresión de la realidad hasta su paroxismo. Toda la serie es clara y cruda. La guerra es un desastre y es terrible y sus consecuencias son nefastas, sobre todo para el hombre de a pie. En este grabado Goya realiza una composición caótica, en la que los cuerpos mutilados se entremezclan con piezas de un mobiliario desvencijado y destrozado y algún que otro miembro desprendido de un cuerpo humano. Incluso aparece el cadáver de un niño en la parte inferior, lo que aumenta aún más si cabe el dramatismo y la sinrazón de la guerra. Algunos autores han querido ver, no sin razón, cierta relación entre esta composición y la que 120 años después desarrollará el otro gran genio de la pintura española: Picasso en su Guernica.
En fechas similares, Goya pinta un cuadro de pequeño tamaño, El entierro de la sardina que tiene relación con cuadros de costumbre pintados por el artista aragonés, pero que tiene, como veremos a continuación, una carga expresiva, satírica y crítica que, en cierto modo, lo alejan de los esquemas idealizados o asépticos de los cuadros de costumbre. Lo cierto es que en Goya, desde hacía años, no había nada aséptico. Todo tenía una intención, un mensaje, una idea que trasladar.
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Obra: El entierro de la sardina Tipo: Pintura Localización: Real Academia de las Bellas Artes de San Fernando Autor: Goya Fecha: 1812 - 1819 Escena de costumbre alejada de los esquemas tradicionales y amables de su primera época con los cartones. Aquí Goya refleja una escena de baile y fiesta con el fin del carnaval en un entorno claro aunque con un poso sombrío reflejado en los rostros ausentes y en las máscaras de sus protagonistas. |
El entierro de la sardina. Imagen en Wikipedia. Dominio público. |
Frente a lo terrible de la guerra y sus desastres, Goya ofrece una escena llena de alegría y baile: la fiesta del entierro de la sardina que da fin a los carnavales. ¿Provocación? Desde luego. El carnaval es una fiesta del pueblo odiada por la Iglesia. Tanto es así que la llegada de Fernando VII y su absolutismo, provocó la prohibición de dicha fiesta. Es más, parece ser que dos de las figuras que bailan en el centro del cuadro eran dos monjas, aunque en la versión definitiva, éstas fueron sustituidas por dos mujeres vestidas de blanco. Goya, por lo tanto, hace un pequeño homenaje a esta fiesta del pueblo en la que ni la política ni la iglesia tenían nada que decir. De nuevo esos trazos gruesos de pintura, los rostros irreconocibles y la expresión intensa de la diversión, pero también del sarcasmo y la sorna. El gran simpecado con la máscara sonriente muestra, también, las ganas de Goya de tocar las narices al estamento eclesiástico, no en vano, un simpecado no es más que uno de los símbolos de la religiosidad popular.

Importante
En los Desastres de la Guerra, Goya se dedica, durante 82 grabados al aguafuerte, a mostrar, sin ambages, la crudeza de la guerra y sus consecuencias. No hay interés por la belleza ni por edulcorar nada. Es la guerra, y punto.
Su actividad crítica no se detiene con esta serie de grabados, e incluso en cuados catalogados a veces de costumbristas, aprovecha para incorporar esas cuestiones críticas con la sociedad, la situación política o económica de su país. Es algo que ya habíamos visto en su etapa de formación, incluso; ahora va algo más allá, siendo quizá más sutil, pero sin dudar en lanzar los mensajes que cree convenientes y necesarios.

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Curiosidad
Ya has visto que la figura de Goya ha dado pie a múltiples obras audiovisuales; pero esto no es nuevo. Allá por 1983, el cineasta Mario Camus (director, entre otras películas de la tremenda Los Santos Inocentes) dirigió una miniserie para Televisión Española de seis episodios dedicados a la Guerra de Independencia vista desde la perspectiva del pintor aragonés; de hecho, la serie tuvo por título Los desastres de la guerra. Aquí te dejamos dos extractos en los que verás algunas escenas que rápidamente vincularás con lo que has estado viendo a lo largo de este apartado y del anterior. Si te fijas, verás que en al cabecera (y en el final de cada episodio) aparecen algunos de estos grabados de Los Desastres de la Guerra.
Los Desastres de la Guerra. Fragmento del episodio 1. Vídeo de José Blas Molina Soriano alojado en Youtube |
Los Desastres de la Guerra. Episodio 2. Vídeo de José Blas Molina Soriano alojado en Youtube |