1. Los cínicos

Diógenes en el interior de una tinaja rodeado de perros

Jean Léon Gerôme: Diógenes
Imagen en WikimediaDominio público

Sócrates tuvo siete discípulos dignos de mención, si bien muy diferentes: Antístenes, Aristipo, Euclides, Fedón, Platón, Esquines y Jenofonte. Los cuatro primeros crearon escuela, y fue Antístenes el iniciador de la escuela cínica. Para entender a los cínicos, hay que partir de la idea de autarquía de Sócrates, ese camino que lleva a la libertad (y, por tanto, a la felicidad) a través de la autosuficiencia: el hombre no ha de ser esclavo de sus posesiones; no actuará llevado por sus necesidades emocionales y físicas. Los cínicos despreciaban el poder, la riqueza y la fama, principales metas en las vidas de sus coetáneos. Su forma de pensar era inseparable de su forma de vivir.

 Diógenes dentro de una tinaja es observado por varias jóvenes

J.W. Waterhouse: Diógenes
Imagen en WikimediaDominio público

El término cínico significa hoy en día:

cínico, ca.

(Del lat. cynĭcus, y este del gr. κυνικός).

  1. Que muestra cinismo (‖ desvergüenza).
  2. Impúdico, procaz.

Y en griego, ¿qué es κυνικός? 

Se ha dado a este nombre dos explicaciones:  La primera lo hace proceder del lugar donde Antístenes solía enseñar, que era un gimnasio llamado Cinosarges, que se puede traducir como “el perro veloz”. El segundo origen tiene que ver con comportamiento de Antístenes y de Diógenes, que se asemejaba al de los perros (κύνες). Esta denominación se debería a su forma de vida extremadamente austera y a su desprecio de toda convención social. La sociedad y la vida dentro del marco de la sociedad era para ellos coercitiva y alienante, restringía su ideal de libertad. El cínico era libre puesto que estaba carente de necesidades. Era insobornable, puesto que las posesiones materiales o el prestigio le traían sin cuidado. Los cínicos llamaban la atención y escandalizaban por su desvergüenza.

No se consideraban sujetos a ley o territorio alguno, y se autoproclamaban ciudadanos del mundo. Cualquier sitio podía ser su hogar. La vida del cínico ha de ser una vida conforme a la naturaleza, tomando a los animales como ejemplo de autosuficiencia, puesto que los animales tienen pocas necesidades y se adaptan rápidamente al medio. El ideal de vida es la ataraxia, que los mantiene alejados de la angustia y de toda preocupación.

Se denomina ataraxia (del griego ἀταραξία, "ausencia de turbación") a la disposición del ánimo gracias a la cual un sujeto, mediante la disminución de la intensidad de sus pasiones y la fortaleza ante la adversidad, alcanza la felicidad y el equilibrio. La ataraxia es, por tanto, la serenidad del alma, la razón y los sentimientos.

¿Quiénes fueron los cínicos?

Alejandro visita a Diógenes junto a algunos soldados

W. Matthews: Alejandro visita a Diógenes
Imagen en Wikimedia .Dominio público

Antístenes nació en Atenas a mediados del siglo V a.n.e., hijo de ciudadano y esclava, por lo que no llegó a gozar de la ciudadanía ateniense, cosa que por otra parte le traía sin cuidado. Fue discípulo del famoso sofista Gorgias, que como todo sofista cobraba por enseñar, por lo cual se podría deducir que Antístenes gozaba en esos tiempos de una buena posición económica. Pero su verdadero maestro fue Sócrates.

Antístenes estuvo presente en muerte de Sócrates. La serenidad del viejo maestro ante la muerte pudo haber marcado al discípulo y es muy probable que esto influyera en la insistencia posterior de Antístenes en la ataraxia.

Fundó su propia escuela (en el gimnasio llamado Cinosarges). Simplificó su atuendo: le bastaban un manto, un zurrón y un bastón, indumentaria que se convirtió en el uniforme del cínico. Sus únicas posesiones eran aquellas que podía llevar encima.

Jenofonte nos lo retrata en su Banquete hablando de este modo:

“A mi parecer la riqueza no es un bien material que se pueda guardar en casa como si fuera un objeto, sino una disposición del alma. Si no, no se explicaría por qué algunos, aun poseyendo muchos bienes, siguen viviendo con riesgos y fatigas con el único objetivo de acumular más dinero. Ni podría entenderse el comportamiento de ciertos tiranos que sienten tanto deseo de poder y riqueza que cometen delitos cada vez más horrendos. […] Yo, en cambio, aunque pobre en apariencia, tengo tantas de esas posesiones que me cuesta encontrarlas: duermo, como y bebo donde más me place, y tengo la impresión de que todo el mundo me pertenece. Para que los alimentos se vuelvan más deseables, estimulo mi propio apetito: me abstengo de comer y, tras un día de ayuno, cualquier comida que me lleve a la boca me parece de grandísima calidad. Cuando mi cuerpo tiene necesidad de amor, me uno con una mujer fea y así ella, como nadie la desea, me acoge con grandísima alegría. En resumen, amigos, lo importante es no sentir necesidad de nada”. 

Poseía una amplia cultura y escribió numerosos libros, de los cuales actualmente tan solo se conservan dos breves fragmentos (Sobre Áyax y Sobre Ulises).

Diógenes es el sabio cínico por excelencia, de aspecto descuidado, de ingenio agudo y verbo sarcástico. Nació en Sínope (Asia Menor) entre los años 413 y 400 a.n.e. Su padre era banquero, y cuenta Diógenes Laercio que un buen día decidió consultar al oráculo y recibió como respuesta "invalidar la moneda en curso", respuesta enigmática como todas las de los oráculos. Podía interpretarla de tres formas: falsificar monedas, conculcar las leyes o discutir los valores sociales establecidos. 
Diógenes hizo las tres cosas y fue desterrado de Sínope. “Ellos me condenan a irme y yo les condeno a ellos a quedarse”, fue su irónico comentario.

Viajó entonces a Esparta, Corinto y Atenas: allí encontró a Antístenes, y enseguida se convirtió a las ideas del que iba a ser su maestro, que puso en práctica de una manera radical. Llevó al extremo la libertad de palabra, en su afán de criticar costumbres e instituciones, que solo sirven para limitar la libertad del hombre.

Se deshizo de todo lo que no era indispensable. Cuenta la leyenda que incluso tiró su escudilla cuando vio que un muchacho bebía agua en el hueco de las manos. Se masturbaba en público y, si alguien se lo censuraba, respondía: “¡Ah, si pudiera también aplacar el hambre con un masaje en el estómago!” Conocida es su anécdota con Alejandro Magno, que le ofreció concederle lo que quisiera, a lo que el filósofo contestó simplemente: “apártate a un lado que me quitas el sol”.

Tampoco se llevaba bien con Platón, que lo llamaba “Sócrates enloquecido”. Consideraba sus charlas una pérdida de tiempo, y no soportaba que, siendo filósofo, habitara una casa llena de comodidades y objetos bellos.

Sobre su muerte se cuenta lo siguiente: fue capturado por unos piratas mientras navegaba rumbo a Egina y vendido como esclavo en Creta. Lo compró un tal Seníades y Diógenes fue preceptor de sus hijos hasta su muerte. Se suicidó a la edad de noventa años, conteniendo la respiración.

Escribió algunos libros, que se han perdido, pero todos los indicios hacen suponer que eran de carácter breve y en forma de máximas o sentencias agudas e irónicas: "El sabio no necesita nada de los poderosos, está por encima de las riquezas materiales y de la ambición del poder". "El cínico, por su forma de vida, cuenta con las armas de la autarquía y la ataraxia".

Aparte de Antístenes y de Diógenes, son conocidos cínicos Crates de Tebas y Metrocles e Hiparquia de Maronea.

Crates era un ciudadano de buena posición, que al hacerse cínico repartió toda su fortuna entre sus conciudadanos de Tebas.  Era conocido por el sobrenombre de "el filántropo", así como el de "abrepuertas" porque la gente le llamaba a sus casas para pedirle consejo y charlar con él. Fue discípulo de Diógenes y maestro de Zenón de Citio, el que luego fundara una de las escuelas más importantes de la filosofía antigua, el estoicismo. Escribió bastantes obras de literatura, una mezcla de poemas medio broma y medio serio, y parodias que escondían mensajes éticos. Protagonizó uno de los escándalos más curiosos de la filosofía antigua: su historia de amor con Hiparquia, filósofa cínica como él.

Metrocles e Hiparquia de Maronea eran hermanos. Metrocles tuvo desde muy joven inquietudes filosóficas. Fue discípulo de Teofrasto y luego también de Jenócrates, pero no se sintió satisfecho hasta que encontró a Crates. Fue conocido como experto en la anécdota breve.

Por su mediación, su hermana Hiparquia conoció a Crates.  Debía ser una muchacha muy bella, pero se enamoró perdidamente del viejo Crates era ya viejo, que nunca había sido atractivo, y además no le hacía ningún caso. Ella amenazó con suicidarse, y él accedió a casarse con ella. Mantuvieron una relación cínica, que incluía mantener relaciones sexuales en público.

Conocimiento previo

El síndrome de Diógenes es un trastorno del comportamiento que afecta, por lo general, a personas de avanzada edad que viven solas. Se caracteriza por el total abandono personal y social, así como por el aislamiento voluntario en el propio hogar y la acumulación en él de grandes cantidades de basura y desperdicios domésticos.
En 1960 se realizó el primer estudio científico de dicho patrón de conducta, bautizándolo en 1975 como síndrome de Diógenes. Esta denominación es cuestionable, pues hace referencia a Diógenes de Sinope, filósofo griego que adoptó y promulgó hasta el extremo los ideales de privación e independencia de las necesidades materiales (lo que se conoce como cinismo clásico); por tanto, desde el punto de vista histórico y conceptual, la acumulación de cualquier tipo de cosas es lo contrario a lo preconizado y practicado por el citado filósofo. (Wikipedia)