3.3. La asimetría y la expresividad. El exceso.

El barroco se caracteriza, como hemos visto, por su expresividad: quiere reflejar la existencia tal como es captada por los sentidos. Ahora bien, la expresividad debe lograrse también por medios plásticos. Los recursos más utilizados serán el predominio de los elementos curvilíneos (tanto en pintura como en arquitectura y escultura) lo cual ocasiona en parte la asimetría que caracteriza al barroco, pero ésta viene también determinada por otros factores como el dramatismo, que en pintura y escultura al menos se transmite por la asimetría, pues las figuras adoptarán escorzos que rompen el equilibrio clásico (figuras serpentinatas, es decir, con un movimiento espiral), aunque este hecho no impide que la armonía de las composiciones en las que se busca la teatralidad. Por otra parte, en pintura encontraremos fuertes contrastes de color y de luz, contrastes que se usan para fijar los puntos fundamentales de atención. Pueden compararse los tres David para apreciar los cambios: el de Donatello, el de Miguel Ángel y el de Bernini (una figura con movimiento espiral y gesticulante: todo lo contrario del reposo clásico).

David, Donatello. Imagen en Wikipedia. Licencia CC.	David, Miguel Ángel. Imagen en Wikipedia. Licencia CC.	David, Bernini.  Imagen en Wikipedia. Licencia CC.

Por otra parte, el exceso tiene como finalidad hacer que las obras ganen expresividad. Este principio, opuesto al clasicismo, hará que muchas obras barrocas parezcan sobrecargadas y que, fundamentalmente en el ámbito latino, aparezca un horror vacui que conlleva un exceso de decoración, porque todo debe hablar y llamar la atención. Piénsese, por ejemplo, en las columnas salomónicas: los fustes dejan de ser lisos y se convierten en soporte de una rica decoración. Ocurre lo mismo con los estípites que en ocasiones se sobrecargan en exceso. De la misma manera, el tamaño se usa como recurso (gigantismo a veces) y tiene como finalidad hacer que las obras ganen expresividad. No debemos olvidar que el barroco sentirá atracción incluso hacia lo monstruoso (el jardín de Bomarzo) y que usa el trampantojo como recurso para engañar a los sentidos.