3.1. Desarrollados y subdesarrollados

Familia típica de país subdesarrollado. Wikimedia commons bajo CC

Familia de un país desarrollado. Wikimedia commonsbajo CC

En los últimos años la evolución de los países desarrollados y subdesarrollados ha sido muy distinta no sólo a nivel económico sino también demográfico. Ambos grupos de países experimentan situaciones opuestas. El elevado crecimiento de población de los países del Tercer Mundo está dando lugar a una estructura de población predominantemente joven al contrario que en los países desarrollados donde la caída de la natalidad desde hace varias décadas está generando una población envejecida. Las consecuencias están íntimamente ligadas con la actual presión demográfica que se vive en ambos lados de la frontera, en Europa la Mediterránea y en los EE.UU. con México.

Se puede hablar por tanto de poblaciones de crecimiento acelerado (propias de países subdesarrollados o en vías de desarrollo) y poblaciones de crecimiento regresivo (propias de países desarrollados).

Pirámide de población de Angola. Wikipedia bajo CC

Pirámide de población de Francia. Wikipedia bajo CC.

En los países del mundo donde el crecimiento demográfico es elevado se vienen implementando medidas para corregir el crecimiento poblacional. Los gobiernos intentan disminuir el número de nacimiento a través de un mayor acceso de los habitantes a las medidas anticonceptivoso penalización a las que son numerosas. Normalmente son países en vías de desarrollo donde además de la influencia de religiones natalistas la economía es básicamente agraria poco mecanizada donde la existencia de abundante mano de obra familiar garantiza la supervivencia de la comunidad. Mayor número de hijos por tanto se identifica con seguridad y bienestar.

Por el contrario en los países desarrollados  donde la caída demográfica de los últimos 40 años es un hecho alarmante ha llevado a muchos gobiernos a intentar aumentar el número de nacimientos con medidas fiscales (reducción de impuestos), laborales (permiso maternidad, reducción jornada de trabajo...), sociales (educación infantil gratuita, aumento de guarderías...). Es una sociedad de consumo donde criar hijos es una fuente de gastos, donde es precaria la estabilidad laboral, donde la incorporación de la mujer al mercado de trabajo (en un contexto tradicionalmente machista) dificulta la crianza de los hijos en el seno familiar y por último donde hay un elevado acceso a la plaificación familiar en un contexto de escasa influencia religiosa.