Importante
Desde sus orígenes, la filosofía trata de distinguirse en su modo de proceder del que caracteriza al conocimiento ordinario. Los griegos plantearon la diferencia entre doxa (δόξα) y episteme (ἐπιστήμη), estableciendo con ello la distinción entre un conocimiento parcial, superficial y engañoso, apoyado en los sentidos, y otro más pleno y profundo, objetivo y sistemático. Son conceptos que se traducen respectivamente como opinión y como ciencia. La palabra ciencia se encontraba en sus comienzos estrechamente vinculada a la filosofía; se definía como un conocimiento sistemático de lo real, basado en principios universales y necesarios. El nacimiento de la filosofía va unido al aprecio de la razón y a la vinculación del verdadero conocimiento a su empleo, con independencia del mayor o menor valor concedido a los sentidos según los casos. Inicialmente, correspondería a la misma filosofía el ejercicio de la ciencia: un conocimiento riguroso y profundo de lo real.
El significado de la palabra ciencia ha ido variando a lo largo de la historia del pensamiento científico. Si en sentido particular esta se refiere actualmente a un saber apoyado en datos verificables y ajustado a una metodología experimental, la palabra aún conserva ese sentido más general referido a un saber amplio, fundamentado y preciso.