3. El esplendor decorativo

Cúpula de la Mezquita de Córdoba
Cúpula de la Mezquita de Córdoba
Imagen de Napoleón Vir en Wikipedia.  Licencia CC

Como te hemos contado en los temas anteriores, los musulmanes permanecieron en la península ibérica más de 700 años. Esto hace que su presencia aun hoy día, esté presente. Quizá la forma más visible de esta presencia sea el arte que, afortunadamente, aún inunda nuestro territorio.

¿Por qué hablamos de esplendor decorativo? Pues porque estamos ante un arte en el que predomina la decoración. El material que usan los musulmanes en sus construcciones suele ser de mala calidad y tosco como la piedra, el ladrillo o el yeso. Pero este material es ocultado con azulejos, cerámicas, yeserías, maderas, etc. de una riqueza decorativa excepcional, como puedes ver en la foto con la que se inicia este punto.

Es importante que sepas en qué consistía tal decoración. Los elementos decorativos más utilizados por los artistas musulmanes son los siguientes:

 

Escritura cúfica: eran letras árabes que transcribían textos del Corán y que decoraban muchas partes de los edificios y obras de arte musulmanas.

Escritura cúfica 
Imagen de A. González Alba en Flickr. Licencia CC

 

 

Lacerías: eran formas geométricas entrelazadas y daban lugar a una decoración geométrica muy característica.

Lacerías en la Alhambra granadina
Imagen de  Werner Lang en Wikimedia. Licencia CC

 

 

Atauriques (o arabescos): eran representaciones de vegetales, hojas, tallos pequeños y delgados, etc.

 

 



Además hay dos elementos muy utilizados por los creadores andalusíes y que son de gran importancia en la cultura y en la vida musulmana: la luz y el agua. Por raro que suene, estos dos elementos naturales se convierten en un recurso más (tanto como la lacería o los versículos del Corán) dentro de la decoración de los edificios musulmanes. ¿Cómo? pues sencillo: con la luz se juega gracias a las celosías, que filtran la entrada de luz según el interés del artista. Además, dependiendo de la hora del día y de la estación del año, la luz entra con más o menos intensidad o en una dirección u otra, lo que varía completamente la visión que los visitantes tienen de cada obra. No tenemos la misma percepción en enero durante el atardecer que en agosto al amanecer.

 

El agua se utiliza o bien en fuentes que hacen el agua correr y que evoca los ríos, tan necesarios para la vida, o bien en estanques, poco profundos, con los que se da vida al espacio que tiene alrededor. El agua tiene un doble efecto: por un lado juega con la luz variando la imagen del edificio según el momento del día. Por otro el agua sirve de reflejo, hace una función de espejo que, como ves en la foto de arriba, multiplica la percepción que tenemos del espacio, es decir, al mirar este edificio tenemos la sensación de que es doble: el real y el que refleja el agua.

 
Patio de los Leones, Alhambra de Granada
Patio de los arrayanes, Alhambra de Granada
Licencia CC
Patio de los Leones, Alhambra de Granada.
Imagen de Bernard bill5 en Wikipedia. Licencia CC

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La clave del arte hispanomusulmán, o al menos una de ellas es su "esplendor ". Éste tenía varios elementos que se dan constantemente: la cúfica, que era versos del escritos sobre los muros de los edificios, las , que eran formas geométricas entrelazadas y los , que eran representaciones vegetales. Pero lo que más llama la atención de la decoración hispanomusulmana es el uso de elementos naturales como la y el . Con ellos jugaba como si se tratase de un elemento más, con el mismo peso que la escritura o los atauriques. El permitía reflejar los edificios que la rodeaban, creando espacios dobles. La , permitía tener visiones distintas según el momento del día.

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